No
me hago muchas ilusiones de que ERC
se avenga a razones en lo atinente a facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Este partido es muy singular. Su
portavoz, Gabriel Rufián
--mitad Escila, mitad Caribdis— estuvo varios meses recriminando a Podemos su
renuencia a apoyar a Pedro Sánchez como presidente del gobierno. Ahora, cuando Pablo Iglesias da el do de pecho, los de Junqueras cogen la calavera y recitan el famoso «Ser o no ser».
Esquerra sigue siendo un partido caga dudas. Caga dubtes, en catalán.
ERC
sabe que la operación del llamado Tsunami democràtic se ha montado contra ella. La movilización
por los presos es pura excusa. El chambao de
Waterloo
quiere acorralar a los de Junqueras sobre la base de la movilización
incendiaria. Por lo que Esquerra debería ir en dirección contraria. A saber,
haciendo política frente a los que sólo quieren «montar pollos», según la
académica expresión institucional de Puigdemont. La más mínima renuncia de los republicanos a hacer
política es una concesión, tan estúpida como gratuita, a una bronca sin ningún
rédito. Algunas personalidades de ese partido lo han dejado meridianamente
claro: Juan Tardá, por ejemplo, no ha tenido empacho de exigirlo, y Rufián –con
ser Rufián-- ha intentado aproximarse a
ello. Los dos han sufrido en sus propias carnes la saliva carajillera de los
cdr.
Pero
esa lucidez sobrevenida de Tardá y Rufián, de un lado, queda neutralizada por
un pánico escénico a pasar el Rubicón de romper con la derecha independentista;
y, de otro lado, las diversas banderías que pueblan ERC impiden que se abra camino
el proyecto de ruptura con la violencia.
La
ausencia de un grupo dirigente con autoridad impide, además, que los distintos
retales del partido conformen un traje. La auctoritas
de Junqueras no corrige estas enormes limitaciones. Decir que Junqueras bendice
todas las tendencias de su partido sería excesivo. Pero no lo es la afirmación
de que no aparece como el primer dirigente, el que marca la pauta. Ni siquiera
es el director de la orquesta. Es la Reina madre.
Propuesta de reflexión para ERC
Este
partido está abocado a optar por la política o a sumarse a la desesperación. Si
escoge la bronca será un partido derrotado, camino de la irrelevancia. Si se
mantiene en la duda permanente, la gente se encaminará a la certeza (quiero decir, a las apariencias
de certeza) que ofrece la derecha independentista, aliada del tropel neopopulista que, como nuevo
fantasma, recorre Europa y sus alrededores.
ERC
no tiene otra salida que la de hacer política contra viento y marea. Con una
nueva conducta: denuncia sin paliativos de la violencia real y la metafórica;
desenmascaramiento de la derecha independentista; no impedir la formación del
gobierno Sánchez – Iglesias; y abrir un proceso de negociación con la idea de
desbloquear el conflicto catalán. O sea, un golpe fuerte encima de la mesa.
Un
golpe fuerte encima de la mesa, decimos. Si los dirigentes de ERC hubieran leído
a Maquiavelo –o lo hubiesen hecho despaciosamente-- se habrían percatado de una de sus
enseñanzas: el buen político es el que es capaz de captar la ocasión antes que
los demás, consiguiendo anticiparse y tomar la iniciativa. «Captar la ocasión»,
esta es la clave. Si no lo hacen se asemejarían más a un jardín de infancia que
a una formación política.
Digamos
las cosas sin requilorios: no parece que haya otra ocasión tan propicia como la
actual para desbloquear –o iniciar el desbloqueo-- del conflicto catalán. Si se torpedea la
formación de la coalición Sánchez – Iglesias el conflicto catalán, tal como se
encuentra en la actualidad, se hará más crónico, definitivamente crónico. Lo
que en buena medida situará a los de Junqueras como suicidas políticos.
Ábrase,
pues, el diálogo entre ERC y el mandatario de los que trabajan por formar
gobierno. Sobre todo, negóciese en base
a lo que se puede negociar: a lo que da de sí ese maquiaveliano «captar la
ocasión». En resumidas cuentas, Realpolitik. Que es justamente lo contrario de
lo que propone la derecha independentista: «montar pollos». En ese error ha caído estúpidamente hace días ERC llamando a mantener la movilización, siguiéndole la corriente a la derecha independentista.
(Esto,
chispa más o menos, es lo que les dije a los ilustres comensales que figuran en
el retrato de arriba ayer mismo).
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