viernes, 31 de octubre de 2014

¿La independencia de Cataluña?: El día después



Manuel Gómez Acosta, Ingeniero Industrial. Miembro de Federalistes d’Esquerres


El presente escrito es un alegato contra la Independencia de Catalunya desde posiciones inequívocamente democráticas y de izquierdas. Democráticas porque considera que la opinión de los catalanes es un elemento plenamente necesario,  aunque no suficiente,  para la solución del conflicto  desde la legalidad y con plenas garantías democráticas. De izquierdas porque considera que la independencia tendría costes irreparables, sociales y económicos, que repercutirían sobre los trabajadores catalanes y el resto de los trabajadores españoles.
Pero con la misma rotundidad que afirmo mi posicionamiento en contra de la secesión, la reflexión no está construida desde el unitarismo  casposo de los viejos guardianes de la unidad de la Patria, sino desde posiciones nítidamente de izquierda progresista que considera que la unidad de los trabajadores españoles no debe romperse. Reivindico el viejo principio moral   de la solidaridad territorial entre todos los pueblos de España.


El artículo, denuncia el carácter taumatúrgico del llamado “dret a decidir”, escudo mágico e invencible, bálsamo milagroso que protege de la intemperie, deja fuera a los que discrepan,  asigna el carnet de “patriota” a quien lo defiende y acusa de anti demócrata a quien lo matiza.

Reivindico la necesidad de votar con plenas garantías democráticas, superando las limitaciones de un referéndum, en donde  no existen garantías para quienes discrepan puedan explicitarlo.

Reivindico al mismo tiempo la gran oportunidad de aprovechar el momento histórico en el que estamos viviendo, para la recomposición de todas las fuerzas de izquierda de las Españas en la búsqueda de un  gran pacto que nos permita rescatar el Estado del marasmo en el que está inmerso,  la reconstrucción y   modernización de  sus obsoletas estructuras,   y la reforma  del marco constitucional en la dirección federal. Es decir,  devolver el Estado a sus legítimos propietarios, los ciudadanos

JUNTOS, ciudadanos y trabajadores de Catalunya y del resto de España, PODEMOS
  

El “dret a decidir” y el 9N

¿Es el  “dret a decidir”, una exigencia democrática de la sociedad catalana para conocer lo que los catalanes deseamos y queremos? ¿Es solo una brillante estrategia, que permite dejar en la intemperie a quien la discute, acusar al “enemigo común” de antidemocrático y cohesionar al independentismo? ¿Es al mismo tiempo una estrategia de posicionamiento de las fuerzas soberanistas en su hoja de ruta hacia el reparto del poder autonómico?

La no realización del 9N “fetén” es una buena noticia para el independentismo. Del “Madrid nos roba” al  “Madrid no nos deja votar”, permite mantener activada la tensión secesionista y da el protagonismo a las fuerzas más reacias a cualquier tipo de negociación. 

Votar en democracia significa hacerlo no solamente desde la legalidad, sino con todas las garantías democráticas. Como apuntaba el profesor Joaquim Brugué, catedrático de Ciencia Política de la UAB, tras dimitir de la “Junta electoral del 9 N” «en las condiciones actuales no se dan las garantías para que su desarrollo sea plenamente transparente y democrático»: inexistencia de un organismo independiente de control del proceso y de resolución de las posibles reclamaciones, carencia de un censo de votantes,  ausencia total de neutralidad de las instituciones convocantes, sin maquinaria legal avalada por los secretarios municipales, sin seguimiento contrastado…

No es verdad que a los catalanes no se nos deja votar, los catalanes votaremos con plenas garantías democráticas, en los próximos meses y a lo largo del 2015. Municipales para elegir nuestros gobiernos locales y alcaldes representativos, en las legislativas para que nuestros representantes defienden los intereses de los ciudadanos de Catalunya en el Congreso de los Diputados y autonómicas cuando el President Mas las convoque para elegir el nuevo  Parlament de Catalunya,  que evaluará cual es la fuerza democrática, de las diferentes propuestas que explicitaran la relación de Catalunya con el resto de España: declaración unilateral de independencia, negociación de ésta con el Estado, negociación de una propuesta de reforma federal constitucional, continuismo….

El dia despues

El día después, será el final de una estrategia manipuladora y simplista, a partir de ese día, el que podamos votar o no, dependerá del President Mas.

El 9 N volverá a ser otra de las fechas del universo mágico del independentismo. El independentismo realizara su cuarta demostración de fuerza desde el 2012. En mi opinión sería un gravísimo error por parte de Gobierno de Rajoy impedirlo: su prohibición activaría el radicalismo.

El 10 N, el independentismo “perderá el escudo heroico de una frase imbatible”, se verá sometido al juego democrático de las elecciones y a la evaluación por los ciudadanos de las diferentes opciones. Será la hora de la Política de las mayorías y minorías, frente a la astuta y sagaz estrategia del “dret a decidir”. Será la hora de la verdad para todos.

En el campo del nacionalismo se abrirá una lucha fratricida por el poder, entre CiU y ERC, lo que el nacionalismo ha querido evitar a toda costa, la pretendida unidad no es sino miedo a la discrepancia y a las propuestas diferentes..."el morí Cambó frente al Visca Macià"

En el campo de las fuerzas de la izquierda, el escenario deberá clarificarse. La CUP debe decidir si sigue apuntalando a los ultra liberales de la derecha nacionalista o apuesta por la unidad con el resto de los trabajadores españoles, ICV si su mayoría federalista sigue secuestrada por su derecha soberanista, el PSC tendrá que decidir que quiere ser de mayor,  un partido socialista o una formación catalanista de corte liberal y por fin los sindicatos no tendrán más remedio, una vez desaparecido el paraguas del “dret a decidir”, que enfrentarse a la realidad de la reforma laboral , a la desindustrialización de Catalunya, al aumento de la desigualdad, a la privatización de la sanidad pública, al deterioro de las condiciones de trabajo, será un momento difícil para unos sindicatos que no tendrán más remedio que apuntarse a la defensa de los intereses de la clase si no quieren desaparecer.


Los trabajadores de Catalunya ante las incertidumbres del proceso

¿Tenemos derecho los ciudadanos de Catalunya a preguntarnos si la independencia es un buen negocio, o sin embargo introducir esta reflexión nos apunta inmediatamente al bando “españolista” del miedo?

¿Es para la izquierda, una obligación plantearse en qué medida la independencia mejora las condiciones de vida de los trabajadores...?

Ha llegado el momento de que  la izquierda catalana y del resto de España aborde el tema de la independencia en su vertiente económica y social. La izquierda catalana tiene que decir con toda claridad si renuncia a construir un proyecto de reforma del estado Español con el conjunto de los trabajadores de los pueblos de España  y si apuesta por el abandono de la unidad de la clase trabajadora española

Los grupos de presión económica que dan su apoyo a las burguesías nacionales  han dado sus argumentos, en el lado “almogàver”, el colectivo Wilson encabezado por el economista ultra-liberal Sala i Martin;  en el otro,  el más representativo el publicado  por el Instituto de Estudios Económicos dirigido por Jose Luis Feito, de la misma tendencia ideológica.

¿Desde la izquierda qué argumentos se han aportado al debate económico? ¿Acaso las repercusiones económicas de la secesión no afectaran gravemente a los trabajadores catalanes y al resto de los trabajadores españoles? Ante la incertidumbre del proceso, ¿es de izquierda argumentar como hace ERC, que la independencia es un problema de dignidad y que los costes económicos habrá que asumirlos sean los que sean, o tratar de minimizarlos , para recuperar la libertad? ¿Qué libertad, la de unos ciudadanos  obligando a otros ciudadanos a ser extranjeros en su propia tierra?

Costes económicos, sociales, políticos e institucionales

¿Analizar las repercusiones de la secesión sobre la balanza comercial, la inversión extranjera, la deuda pública y el déficit y sus consecuencias sobre el empleo, las pensiones y la seguridad social, es algo  intrascendente para los trabajadores catalanes?

Ha llegado el momento de ofrecer argumentos, contrastar análisis y refutar pronósticos. Ha llegado el momento de preguntarnos si la secesión es un buen negocio para Catalunya.  ¿Preguntar, cómo hace la ANC  en su “encuesta” a domicilio, a qué queremos dedicar los 8.000/16.000 M€ anuales que España nos roba , es un acto de demagogia o un elemento de reflexión? ¿Repartir como hace la ANC salvoconductos entre los comercios “amigos”, ayuda al necesario dialogo entre las partes  o es algo más: un elemento de coacción intolerable en cualquier país democrático”

Sin ánimo de abrumar al lector con una montaña de datos que pueden ser considerados como poco objetivos, apuntemos brevemente algunos elementos para la reflexión.

Desde el punto de vista de la balanza comercial  hay que tener en cuenta que el resto de España representa para Catalunya el 45% de su comercio. Catalunya vende bienes por 44.000M€ al resto de España, siendo Aragón con 11.500M€  nuestro principal socio comercial, por encima de Alemania y Francia. La balanza comercial de Catalunya es de superávit con el resto de España y representa el 9,7% del PIB catalán.  Por el contrario es deficitaria con el resto del mundo

La secesión podría implicar lo que se conoce como “efecto frontera” es decir una reducción de los flujos comerciales con nuestros principales clientes, el resto de España ¿Podemos afirmar que no es importante ni significativo poner en riesgo las relaciones comerciales con nuestros principales clientes?

La inversión extranjera en Catalunya creció un 31,5%  en 2013,  hasta 3.511 millones de euros,  contrasta con una caída de Madrid del -7,1%, que pese a todo lidero la inversión extranjera ese año con 8.365M€. Según anunciaba el Financial Times los inversores no se “creían” el proceso soberanista iniciado en Catalunya.

El problema surge en el 2014, en los primeros seis meses del año, la inversión extranjera en Catalunya ha caído un 59% al pasar de 1.268 M€ en 2013 a solo 523 M€ en el actual ejercicio. Por áreas de actividad  la caída de la inversión ha afectado entre otras a las industrias manufactureras que han recibido en el primer semestre del 2014 un 77% menos de inversión extranjera que en 2013. Hay que tener en cuenta que los periodos de maduración de las inversiones extranjeras se mueven entre los 6 y los 18 meses,  hasta que deciden llevarlas a cabo, lo que supone que en estos momentos los inversores están a la espera de la evolución de los acontecimientos

Desde finales del 2010 cuando CiU tomó posesión del Govern de Catalunya hasta finales del 2013 la Comunidad de Madrid ha recibido 40.506 M€ de inversión extranjera,  frente a los 10.891 M€ de Catalunya

La actual deuda de la Generalitat asciende a más de 60.000M€, deuda que tendría que asumir en solitario para hacer frente a sus compromisos de devolución en caso de secesión. A ello habría que añadir los casi  200.000 M€, que le corresponden de la deuda española. Esta deuda pública de una Catalunya independiente supondría un 118% de su PIB, lo que  implicaría una carga financiera inasumible que se agravaría con las dificultades de acceso a los mercados, las dudas sobre la utilización del euro  y al coste de financiación con prima de riesgo muy alta.

En cuanto al déficit se estima que este en el caso de una Generalitat independiente alcanzaría los 20.000M€, como resultado de asumir las nuevas competencias que corresponderían al nuevo Estado, cantidad superior a los posible ingresos derivados compensatorios del déficit fiscal de Catalunya con el Estado. Déficit fiscal que se mantendría en el caso de permanecer en Europa al tener un PIB superior a la media europea, Catalunya sería un contribuyente neto

Otra de las consecuencias a asumir, sería el alto riesgo al que se sometería a nuestro sistema financiero. El conjunto de entidades bancarias tiene en Catalunya depósitos por valor de 195.000M€,  frente a  unos 292.000M€  de créditos concedidos. Este “funding gap” que es como se conoce este desfase, que en la actualidad se financia con depósitos del resto de España y el BCE,  hace al sistema bancario en Catalunya especialmente vulnerable ante los problemas de liquidez a los que habría que hacer frente en los primeros meses/años de la independencia.

Empleo y Seguridad Social. En los primeros años del nacimiento del nuevo Estado el sistema público de pensiones aumentaría su déficit como consecuencia de la caída de los cotizantes a la Seguridad Social derivada del incremento el desempleo provocado por la caída de la inversión extranjera, las incertidumbres de la devolución de la deuda, la financiación del déficit y los riesgos financieros asumidos. Se me dirá que todo esto será coyuntural que solo afectara a los primeros años del nacimiento del Estado Nuevo. ¿Puede la izquierda catalana ser insensible a unos hechos que pueden afectar gravemente a las condiciones de vida y empleo de los trabajadores?

¿Los riesgos institucionales de permanecer durante años o para siempre, fuera de los organismos internacionales como NN.UU, UNICEF, PNUD, OIT,  la UE,….quien los asume? ¿Quién asume  la ruptura de la cohesión social, la fractura de la sociedad catalana, el enfrentamiento civil entre unos catalanes que imponen a otros catalanes el tipo de pasaporte que deben llevar y el País al que deben pertenecer? ¿A quién beneficia la independencia? ¿Estamos seguros que los trabajadores saldremos beneficiados de este proceso?

¿Debe renunciar la izquierda catalana a la transformación del Estado Español y a construir una alternativa democrática, progresista y transformadora de la realidad social? ¿Debemos irnos y dejar abandonados a su suerte al resto de los trabajadores españoles  o por el contrario construir y recomponer  juntos un nuevo bloque de progreso?

A lo largo de la Historia a los trabajadores nos ha ido mucho mejor cuando hemos caminado juntos “codo con codo”, el separarnos nos hace más débiles, más vulnerables. Dividirnos ha sido siempre un objetivo de la clase dirigente, ¿se lo pondremos tan fácil?

¿España es nuestro enemigo?, como se nos quiere hacer creer desde el soberanismo liderado por la derecha catalana y sus acólitos , o ¿ nuestros enemigos son los recortes, las políticas de ajuste, la reforma del mercado laboral aplaudida por CiU, con el silencio de ERC,....?

¿Y si el dogma de fe de que la independencia nos hará libres, más ricos, más felices, sólo fuera eso, un dogma de fe...?

La independencia puede que no sea mala para una determinada Catalunya,  pero dudo que sea buena para sus ciudadanos, pero estoy seguro que es enormemente negativa para los trabajadores catalanes y del resto de España.


Mejor juntos


A los catalanes no nos ha ido tan mal cuando hemos caminado juntos con nuestros hermanos el resto de los españoles a lo largo de la Historia. Catalunya disfrutó durante siglos de un mercado cautivo, desde 1820 hasta el  Plan de Estabilización de 1959,  el proteccionismo catalán se impuso en España. A partir de  1714,  el desarme arancelario con el resto de los territorios ibéricos supuso para Catalunya uno de los momentos de mayor auge económico de su Historia

Juntos, catalanes y el resto de los españoles, combatimos al fascismo cuando Europa miraba para el otro lado. En la defensa de Madrid, los milicianos madrileños luchaban también por las libertades nacionales catalanas. Muchos catalanes y españoles perdimos la guerra civil, en el bando vencedor se alineaban la oligarquía financiera vasca, los terratenientes andaluces y la burguesía industrial catalana, fuerzas económicas que construyeron un Estado depredador, útil para la defensa de su interés de clase.

Catalunya es elegida  desde el punto de vista industrial,  como la base económica industrial del capitalismo español, por su mayor capacidad productiva, mano de obra barata proveniente de otras zonas deprimidas, lo que garantizaba una mayor competitividad, con una envidiable situación logística. Se instalan en Catalunya fábricas de automoción, química, refinerías, se desarrolla el sector eléctrico y gasístico, el capitalismo español necesitaba de Catalunya y encuentra su mejor aliado en la patronal catalana. Madrid se reserva la base económica del sistema financiero y de los servicios, así como el control político.

Llegó la democracia y la Constitución de 1978 trajo a Catalunya el periodo de más crecimiento económico y desarrollo productivo de toda su Historia. Catalunya crece y su renta per cápita supera a la media europea. Catalunya hace de motor de la economía española y aprovecha las sinergias del proceso y el tamaño del mercado doméstico para liderar el desarrollo económico español.

Barcelona consigue los Juegos Olímpicos del 92 y con ello una de las mayores inversiones públicas del Estado Español a lo largo de la Historia. El Plan Delta del Llobregat impulsado con gobiernos socialistas, ayuda a convertir Barcelona es el primer “hub” logístico del Mediterráneo: una terminal  aeroportuaria la T1 que recibe casi 30 millones de pasajeros/año , un puerto de contenedores que lidera las operaciones en el Mare Nostrum,   una terminal de cruceros que recibe anualmente a más de 2 millones y medio de visitantes. Unas infraestructuras de movilidad de referencia en toda Europa, una red regional de alta velocidad que une sus cuatro capitales de provincia algo inusual e inédito en las Áreas Metropolitanas europeas.  Es cierto que el comportamiento de los Gobierno conservadores en Madrid,  en relación al corredor MED ha sido cicatero y en ocasiones poco decidido en su defensa en Europa, pero no es menos cierto la incapacidad  de los Governs de la Generalitat en conseguir acuerdos que permitan avanzar en la obtención de las inversiones necesarias .El Gobierno en Madrid no ayuda y la Generalitat convierte su incapacidad en victimismo, alimento para la secesión.

Barcelona, sede del ordenador “Mare Nostrum”, el supercomputador más potente en España y uno de los más potentes de Europa , sede de la agencia europea de la energía de fusión ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), sede de la organización “Unión para el Mediterráneo”…todo ello logrado a propuesta de los Gobiernos españoles de turno…

Propuestas desde la izquierda para activar el dialogo, la necesidad de cambios profundos en el Estado y en la sociedad española.


La izquierda está obligada a hacer pedagogía sobre los desencuentros,  a construir puentes para el dialogo y  propuestas para el encuentro. A desmontar la manipulación derivada de la frustración de la sentencia del TC sobre el Estatut de Catalunya, ¿estamos seguros que fue un acto consentido de humillación contra Catalunya? Algún día la izquierda catalana PSC e ICV tendrán que explicar por qué apostaron de forma tan irracional al  linchamiento de la Constitución, sin hacer ninguna propuesta para superar el desencuentro. ¿Tal vez miedo a su propio linchamiento?

La  izquierda debería asumir el protagonismo de la reconstrucción de una España atractiva para todos sus ciudadanos, respetuosa en el reconocimiento nacional de todos los pueblos del Estado. El problema de la España de hoy, no es solo el que se quieran ir muchos catalanes, sino su incapacidad para hacernos sentir a sus ciudadanos participes de un proyecto compartido

El gran reto de la izquierda, debería ser  reconstruir un Estado social capaz de garantizar los servicios públicos de calidad,  combatir la brecha de la desigualdad, regenerar la democracia, desactivar la corrupción generalizada, construir el futuro…todo eso lo debemos hacer juntos. España no podrá hacerlo sin Catalunya ni Catalunya sin España.

Regeneración política, construir nuevas formas  de hacer Política, un nuevo código expositivo  capaz de transmitir  a la población mensajes claros,  lejos de los “criptogramas” emitidos por  los actuales políticos profesionales, espontaneidad frente a las  fidelidades corporativas de grupo, lealtad solo con los ciudadanos.

La izquierda en España, sobre todo la “nueva izquierda”,  intenta organizar la movilización de los ciudadanos contra la corrupción, contra la privatización de los servicios públicos, contra la desigualdad , en defensa de la sanidad pública, se evitan el cierre de hospitales, se combate por la enseñanza pública de calidad … En  Catalunya, por el contrario, las grandes movilizaciones son fundamentalmente de carácter identitario, siendo relegadas las reivindicaciones de carácter social a un segundo plano.

Quizás sea algo más que una anécdota las desafortunadas declaraciones de la líder de Omnium Cultural intentando justificar los casos de corrupción en Catalunya con la persecución de los aparatos del Estado contra el independentismo. Esa es la principal consecuencia de que sea el nacionalismo quien lidera las movilizaciones

La solución federal

No pretendo a estas alturas de mi exposición hacer una documentada reflexión federal, no es el momento ni soy un especialista en la materia. Solo apuntaré de forma sucinta y comparada, aun a riesgo de superficialidad, algunos elementos definidores de los dos procesos


        Lo “federal” como solución integradora frente a la incertidumbre y los costes de la fractura secesionista.
        La heterogénea complejidad federal frente a la simplicidad del dogma de fe independentista.
        La razón democrática frente la pasión identitaria.
        La necesidad de la negociación y la búsqueda del acuerdo, poniendo en valor lo que tenemos en común, frente al discurso totalitario de que la “mayoría se impone”.
        La legalidad democrática y la “legitimidad popular”, compatibles entre sí.  
        La gestión de la compleja realidad frente al “capricho” de la quimera.
        La cooperación reticular frente a la bilateralidad egoísta.
        La solidaridad entre ciudadanos libres frente el egoísmo de los territorios.
        La integración de la singularidad frente a la exacerbación de lo “diferencial”.

 A modo de conclusión :

Desde la Plaça de Sant Jaume se hace “política” en la “nube”,  publicitando la “sagacidad”, la “astucia”, el regate en corto…, y se desprecia el marco legal. Desde la Moncloa, se utiliza el marco legal y la Constitución como arma arrojadiza para evitar hacer Política. La Política debe ser capaz de convertir el conflicto en oportunidad  y debería permitir  iniciar un proceso de reformas que permitan modernizar y actualizar nuestro marco democrático, haciendo que los catalanes y el resto de los españoles nos sentimos cómodos en la España Federal.

Radio ParapandaMUTACIÓN Y REINVENCIÓN

jueves, 30 de octubre de 2014

¿QUÉ VÍNCULOS EXISTEN ENTRE EL PARTIDO POPULAR Y LAS TRAMAS FASCISTAS?



Un pelotón de bravucones –la mirada torva y sucia y el hocico levantado--  durante la sesión de ayer, desde la tribuna del Parlament de Catalunya, gritaron desaforadamente y  alzaron el brazo según la manera fascista. A la par gritaron con voz de cazalla de garrafón el mítico «¡Viva España!», aunque no quedó constancia si se referían a la de las bayonetas o a la de las violetas imperiales.   

Sepa el lector distraído que, para asistir a una sesión parlamentaria, es preciso ser invitado expresamente por un grupo parlamentario. De manera que algún grupo debió extender la certificación de la asistencia del mencionado pelotón. Fuentes solventes del mayor crédito informan que fue el Partido Popular quien convidó a estos tipos. La cosa es gravísima por la naturaleza de los hechos y por el lugar donde se dieron.

De entrada, no hace falta que diga que sobre estos energúmenos debe caer todo el peso de la Ley.  Simultáneamente debe publicitarse quiénes son y a qué banda pertenecen. No puede haber contemplaciones ante un acto tan incalificable como éste. Pero, lógicamente, hay algo más…

Si se demuestra que fue el Partido Popular quién dio las credenciales –al parecer lo tiene crudo para negar la evidencia--  es rigurosamente necesario que se clarifiquen los siguientes hechos: ¿qué representante de dicho partido cursó las invitaciones? ¿con qué objetivos y cuáles fueron las condiciones? Sea quien fuere el responsable directo de todo ello, la cosa no exculparía a la presidenta del partido, la redicha Alicia Sánchez Camacho, máxima dirigente de tal organización, presidenta de su grupo parlamentario y senadora. Tal es el latifundio de su quehacer, al que salvo mejor descripción  llamaremos laticargo, adobado --¡faltaría más!-- con su consiguiente latisueldo. Naturalmente, la doña debería dimitir inmediatamente. Y su partido tendría que ser más comedido a la hora de hablar impúdicamente de «regeneración democrática».

No quiero dejarme en el tintero algo relevante: ¿qué relación existe entre determinados dirigentes del Partido Popular y las tramas fascistas?         


miércoles, 29 de octubre de 2014

LA SOMBRA DE LA TRANSICIÓN NO ES TAN ALARGADA: una opinión a contracorriente




(Borrador para amistades)


Tres eran tres las hijas de Elena, y tres son las componentes de la gran crisis que estamos atravesando: la económica, la de Estado y la moral. Tres, son tres y ninguna es buena.

1.--   Estamos ante una crisis económica de gigantescas proporciones. Que se sitúa en el paradigma, radicalmente nuevo, de los procesos de reestructuración de los aparatos productivos y de servicios. Con rasgos de brocha gorda, diremos que el capitalismo industrial ha sido derrotado, no sabemos si definitivamente, y en su lugar se ha instalado el negocio de los mercados financieros en el contexto de la globalización. Durante la posguerra europea, los mercados financieros estaban poco desarrollados y las expectativas se fraguaban a través de negociaciones colectivas: las empresas se comprometían con los sindicatos con el fin de fijar contratos plurianuales de salarios. Al hacer esto, las empresas podían anticipar los ingresos futuros, por tanto las ventas esperadas. Esta forma de mediación social permitía hacer funcionar la economía conectando los salarios con la productividad y ha marcado el gran periodo de crecimiento de la posguerra. El carácter de esta y otras novedades no han sido vistas y, por lo tanto, no han concitado un nuevo y radical planteamiento de los actores políticos y sociales. Diremos sin perifollos que las derechas económicas se han aprovechado de ello, mientras que las izquierdas (la de matriz socialdemócrata y la soi disant alternativa) se han visto bloqueadas: la primera, buscando a trompicones su propio Bad Godesberg, ha ido dando tumbos por la vida sin ofrecer un proyecto de reformas en el nuevo cuadro de la reestructuración y de la globalización; la segunda, abrazando un maximalismo abstracto sin conexión con los cambios que se iban produciendo.  

2.--  Simultáneamente vivimos en una crisis de Estado: que se ha ido deslizando de un aproximado Estado social a un coto de los privados, concretándose en una vuelta atrás en derechos y controles, protecciones sociales y tutelas universales. Estamos, de no remediarse, ante el estrangulamiento del «ciclo largo» de conquistas que van desde la segunda posguerra hasta el inicio de la crisis económica. Al grano: la ruptura de las reglas del juego del pacto welfariano no fueron una consecuencia de las transformaciones tecnológicas sino de decisiones políticas, teorizadas ad nauseam por los poderes y sus respectivas franquicias.  Que finalmente han hecho del Estado, parafraseando a Tomasso Campanella, en La ciudad del sol, un «depredador público».  

Y, tal vez, como en esa tesitura no podía ser de otra manera, la emergencia de lo que pudorosamente se ha dado en llamar crisis territorial del Estado. Se trata de una emergencia que adquiere connotaciones tan grotescas como lo manifestado recientemente por un dirigente de la CUP de Cataluña: «Algo pasa en Cataluña si neoliberales y anticapitalistas estamos de acuerdo», una frase que, como las ecuaciones diofánticas, tiene numerosas interpretaciones.  

Es, además, una crisis de los controles democráticos, intencionalmente organizada, para desmochar la (siempre desigual) vigilancia democrática con la idea de fortalecer las prerrogativas de los poderes ejecutivos y de los aparatos de la tecnocracia, que ha establecido una “alianza” para desprestigiar las Humanidades y exaltar, subvirtiendo el libro de Nuccio Ordine, la inutilidad de lo útil. Hasta llegar al lamento del Petrarca: «Pobre y desnuda vas, filosofía / dice la turba atenta al vil negocio».   

Así las cosas, se ha acelerado el proceso de termidorización de la democracia.

3.--  Y crisis de moral. Parafraseando a Richard Sennet, podríamos hablar de la «corrosión de la democracia». Lo que recientemente hemos definido como una «almáciga de la corrupción» estaba cantada. No sólo por su extensión sino por la impunidad con que se ha tratado por parte de la política y de los aparatos institucionales de control.  Paréntesis: en todo caso, sería injusto no reconocer que no poca cosa está cambiando  en ese sentido: el elenco de mandatarios, de políticos de ringorrango encarcelados, imputados e investigados por la Justicia no es cualitativamente irrelevante.

4.--  Hay una opinión muy extendida: afirma que todos los males de esta crisis de civilización son el resultado (o casi) de la Transición española. Tamaña simplicidad ha ido ganando adeptos. De esta manera, exculpan la responsabilidad del neoliberalismo y la  de los grupos dirigentes políticos: unos por ser los paniaguados de los capitales volátiles de las finanzas, de los que se puede decir, con el Shylock de Shakespeare, aquello de «¡Ah, qué buen exterior  tiene la falsía!»; otros por sus escasas luces. No obstante, lo chocante del caso, no pocas de las conquistas sociales que ahora echamos en falta fueron conseguidas durante la Transición. 

No, definitivamente: la sombra de la Transición no es tan alargada.

5.--  ¿Hay motivos para el pesimismo? Convengamos que, a pesar de todo, hay motivos para el pesimismo al por menor. Pero no para el de gran tonelaje. Existe un rechazo considerable al  «depredador público» y a las organizaciones que lo fomentan; hay una potente ojeriza a quienes políticamente representan que nada se mueva, o que sólo se mueva gattopardescamente  una pizca la cosa; y, afortunadamente –con mayor o menor ingenuidad, parece que son muchos los que exclaman que «torres más altas han caído». Porque este chamizo es ya una estantigua: una procesión de fantasmas.    

Radio Parapanda. Gregorio Morán y Javier Pérez Andújarhttps://www.youtube.com/watch?v=ndytT6CCBn4&feature=youtube_gdata, y ENTRE EL SUSTO Y EL DISGUSTO

lunes, 27 de octubre de 2014

¿UN PACTO CONTRA LA CORRUPCIÓN? Anda ya…



Mariano Rajoy  siempre tuvo un extraño sentido de la cantidad. Esta característica la mantiene tesoneramente. Lo del Prestige lo despachó con parsimonia afirmando que sólo eran «unos hilillos»; en su única entrevista a la televisión norteamericana vino a cecir, poco más o menos, que la corrupción en España era una cosa irrelevante; ahora en Murcia se descuelga, contumaz, en que dicha corrupción es algo de cuatro y el cabo. Paréntesis: mientras lo afirmaba, la Guardia civil (que ya no es, lorquianamente  hablando, caminera) se aprestaba a detener al que fuera número dos de la señora condesa consorte de Bornos, la desparpajada Esperanza Aguirre. Así pues, el chocante sentido de la proporción del monclovita, que desprecia las convenciones de las Matemáticas más elementales, debió incluso sorprender a sus parciales en Murcia, sabedores en su fuero interno que su organización es una almáciga de podredumbre.

Si Rajoy tuviera razón, ¿a santo de qué proponen un pacto contra la corrupción? Digámoslo con claridad: lo que se pretende con dicho pacto no es otra cosa que un borrón y cuenta nueva; o, como dejó cantado Pepe Marchena: que la mancha de la mora con otra verde se quita.

Soy del parecer que quienes han estado implicados en la corrupción –o la han amparado, callado o relativizado, o todo ello a la vez--  están deslegitimados para proceder a un pacto contra la corrupción, digno de ese nombre. Sólo podrían tener una aproximada autoridad si: 1) sacaran a la luz todas sus vergüenzas, 2) cuantificaran el expolio cometido, 3) publicaran los nombres de los corruptos y los expulsaran de la vida pública; y 4) pidieran perdón por el atraco a mano armada. Disculpen ustedes si me dejo otras condiciones.

Por otra parte, ¿tiene sentido un pacto contra la corrupción sin un proyecto serio de regeneración democrática, cuyas variables fueran compatibles entre sí? ¿Y quién sería el sastre que enhebraría todos los retales de la regeneración democrática? Absténganse las diversas almácigas.


Radio Parapanda.  YA NO HAY EMPLEO DE POR VIDA


    

domingo, 26 de octubre de 2014

«LA JUSTICIA ESPAÑOLA PERSIGUE A PUJOL PORQUE SE HA HECHO INDEPENDENTISA»



Leído en los medios: «La presidenta de Omnium, Muriel Casals, cree que la justicia española "persigue" a Jordi Pujol porque se ha hecho independentista. En Catalunya Radio, Casals asegura que "la justicia española se pone a perseguir a alguien, en la medida que ese alguien, que ha sido un referente para el país,  abraza la causa independentista”»

Tras el famoso comunicado del patriarca Pujol a mediados del verano hubo una conmoción general en Cataluña. L´avi Pujol aparecía como un vulgar defraudador que, desde décadas, no sólo había ocultado su patrimonio a Hacienda sino que ni siquiera había tenido tiempo de regularizar su parné. El bochorno fue mayúsculo y la sensación de una cierta orfandad se paseó por las calles y plazas. El mazazo fue tan intenso que, desde el principio, el presidente Artur Mas tuvo que salir a echar agua al vino. Mas no creyó que «Jordi Pujol fuera un corrupto», al tiempo que recibió un inestimable regalo del mismísimo Felipe González en la misma dirección, aunque sibilinamente dejó la puerta abierta como dando a entender que, en realidad, el patriarca echaba una mano a su prole. Astutamente estaba metiendo por medio a Albert Camus cuando dejó dicho que «entre su madre y la ley, se quedaba con su madre». Naturalmente la diferencia entre Pujol y Camus es bien notoria: el primero es una personalidad política de primer orden con altas responsabilidades, mientras que el segundo es un particular.

Artur Mas, al afirmar que Pujol no era un corrupto, estaba lanzando un mensaje a sus franquicias para que no le dejaran sólo. Y, primero de manera sutil, y ahora de manera desparpajada se abrió el camino para echarle (algo más que) un cable al anciano patriarca. Ahora se está en la fase de la absolución de Pujol y se escarba en las razones de su inocencia: la Justicia española persigue al independentismo catalán, no a Jordi Pujol. Así las cosas, el fraude del patriarca queda, por así decirlo, amnistiado.

La cosa tiene su miga, la presidenta del Omnium acaba de dar munición gratuita (y, por lo tanto, sin iva) a Bárcenas y sus hermanos: la Justicia española acorrala en barcenazgo porque sus miembros son patriotas españoles, nacionalistas pata negra, no porque hayan construido una gigantesca hermandad de socorros privados al margen de la ley, la ética y la estética. ¿Qué yo desbarro? Anda ya: son las consecuencias del razonamiento abstracto de la Lógica y sus convenciones. 

Más todavía, ese razonamiento lógico lleva a una conclusión en el que no ha deparado la dama: en nombre del independentismo se puede ser un corrupto, quebrándose la relación entre los medios y los fines. Lo que se concreta en un colosal insulto a los miles de independentistas catalanes que creen en dicha causa, pagando escrupulosamente a Hacienda y teniendo los bolsillos y las manos tan blancas como una patena. Que un servidor no sea nacionalista ni independentista no empece lo dicho anteriormente.   

Ahora bien, la obscena opinión de la dama se inscribe en los movimientos no siempre visibles del interior del proceso independentista. De un lado, el del terreno competitivo entre las franquicias de Convergencia y Esquerra, que pugnan entre sí por la hegemonía de dicho proceso; de otro lado, entre las anteriores fuerzas y los movimientos sociales al margen de las formaciones políticas, algunos de los cuales han presentado querellas contra el clan del patriarca.

 

Radio Parapanda.   ANTES DE LAS ELECCIONES y REVERTIR LAS REFORMAS QUE HAN DEGRADADO EL VALOR DEL TRABAJO Y LA DEMOCRACIA



sábado, 25 de octubre de 2014

SINDICATO: EL DEBATE SOBRE LA PRESENCIA DEL SINDICATO EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN



A raíz del escándalo de las tarjetas opacas de Bankia la dirección del sindicato discutirá si se va a mantener  o no su presencia de este en los consejos de administración de determinadas empresas (1). He dicho «presencia» porque me parece que hablar de «participación» es desnaturalizar esta palabra y su concepto.

Ahora bien, entiendo que a la hora de discutir la presencia sindical en los consejos de administración, aunque no se pueda dejar de referirse al escándalo, el debate no puede quedar atrapado en ese asunto. En mi opinión, la discusión debe relacionarse esencialmente con el carácter del sindicato. En todo caso, con independencia del resultado de la discusión (participar o no, y en qué condiciones), se ha cerrado una fase de nuestra presencia en esos lugares. Me interesa recordar que mi posición al respecto la dejé escrita en  A propósito de Bankia.


Entiendo que el debate no se puede hacer en abstracto. Para ello es imprescindible una verificación pormenorizado de cómo nos han ido las cosas en cada consejo de administración. Así, y sólo así,  se podrá hacer un balance cabal. Sin trampas en el solitario. La pregunta es: ¿qué se ha conseguido? De donde se desprendería qué hemos sacado en limpio para los trabajadores y sus familias. La novedad, ahora, es que Toxo, se ha declarado contrario a dicha presencia. Y, respondiendo a las anteriores preguntas, ha afirmado que «nos ha costado más que beneficiado». Ahora bien, vale la pena concretar: ¿qué nos ha costado y qué nos ha beneficiado?    

Por lo demás, una cosa es clara: también en nuestro caso los mecanismos de control de nuestros representantes (al menos en el caso de Bankia) han sido prácticamente inexistentes. O, lo que es lo mismo: quienes estaban en esos ámbitos representando al sindicato iban, por así decirlo, como Pedro por su casa. Más todavía, ¿se planificó alguna vez desde los órganos dirigentes cuál era el papel de nuestros representantes y qué propuestas debían llevar?

Finalmente: entiendo que la dirección del sindicato ha actuado con rapidez, eficacia y, en relación a las propuestas de expulsiones de sindicalistas, lo ha hecho con rigor estatutario. En ese caso podemos decir que, a efectos internos, se ha cerrado esa crisis. Sin embargo, en el imaginario colectivo siempre quedará la huella de una situación que ha salpicado el carácter y la imagen del sindicalismo. Durante mucho tiempo tendremos que convivir con ello. Ese es un mal que han hecho los implicados. Todo por, metafóricamente hablando, por un plato de lentejas.  En todo caso, sépase que tenemos los suficientes anticuerpos para seguir adelante por el recto camino.  




miércoles, 15 de octubre de 2014

¿HA MUERTO EL INDEPENDENTISMO CATALÁN?



1.--  Tras la última martingala de Artur Mas –convertir el café de la consulta en pura achicoria--  la Sánchez Camacho, ubícua dirigente del PP catalán, ha declarado bombásticamente que «se ha acabado el independentismo en Cataluña». Es una visión administrativista desde los pies a la cabeza. Muestra, además, la incompetencia en el análisis político y temeridad de perspectiva: es un ideologismo puro y basto. Pero en el fondo es la consecuencia lógica de un partido cuya biografía en Cataluña ha ido acumulando errores de bulto desde sus primeros andares. Aunque, a decir verdad, ni siquiera el relamido López Rodó hubiera hecho tantos disparates.

De una cosa podemos estar seguros: el independentismo catalán sigue vivo y coleando; diríase  que  ha venido para quedarse, y como aquel Mac Mahon puede decir «Je suis, j´y reste». Cuestión diferente es en qué proporción y con qué diapasón política y sociológica. Que a un servidor no le plaza es lo de menos.

Lo más seguro es que la Sánchez Camacho sepa o intuya que no está en lo cierto, que lo dicho es agitación y propaganda pro domo sua; que sus palabras son solamente un spot publicitario de cine de barrio al estilo de «Omo lava más blanco». En definitva, esta señora es la expresión de la política enlatada de twuitter, vacua de contenidos y llena de cacorretórica. Pero, tal vez, es el resultado de la exasperación del muy precario consenso de su partido en Cataluña desde que Dios lo echó al mundo. Así las cosas, no es exagerado decir que dicho partido es perfectamente prescindible en Cataluña: sus planteamientos, por ejemplo en política económica, ya están, desde siempre, cubiertos por la derecha nacionalista catalana.

La Sánchez Camacho y sus parciales ni siquiera sacaron conclusiones –tampoco las fuerzas políticas de izquierda--  cuando Artur Mas, en la oposición, se echó en cuerpo y alma al dogma neoliberal en su famosa conferencia en la London School of Economics en tiempos del tripartito. Ni tampoco cuando Mas, ya presidente, argumentó la necesidad de privatizaciones y recortes poniendo al frente de los negociados a un conjunto de depredadores de los bienes públicos, más tempranamente que lo hiciera Mariano Rajoy. En todo caso, alguien debió advertir a la doña que se abría una fase de profunda indistinción en las políticas económicas y sociales y que, por lo tanto, era conveniente abrir un espacio de significación propia, especialmente en lo identitario. Se dio una situación que podríamos caracterizar de espina bífida: no diferencia en lo económico (más bien una cierta pugna sobre quien la tenía más larga) y exasperación en el terreno de los grandes símbolos.  

2.--  En este mismo blog se ha dicho en diversas ocasiones que eran tres las condiciones para que el proceso independentista tuviera una fuerte visibilidad: a) que el Gobierno catalán lo asumiera o aparentara que lo hacía; b) un considerable consenso de las fuerzas políticas catalanas; y c) un potente movimiento de masas --necesario y aproximadamente suficiente--  que empujara en la dirección del independentismo. En gran medida esas condiciones se han ido dando, favorecidas por la actitud cuartelaria del Partido popular y sus franquicias. Lo que ha conducido a una serie de movilizaciones que aparecen explícita y visiblemente organizadas, mientras que sus contrarios son un conjunto de tapas variadas que conforman un indigesto comistrajo.  Ahora bien, tras la martingala, las tres condiciones empieza a agrietarse.     


3.— Manel García Biel, con su estilo directo y sin remilgos, ha calificado la última mandanga como Artur Mas o el fraude a la consulta. Que nadie piense que García Biel es un català emprenyat. Es, ante todo, una persona que no tiene pelos en la lengua. Y habrá que convenir que tiene razón. Es un fraude porque prometió la consulta, no una consulta de tres al cuarto. Otras personas menos ásperas que Manel –pongamos que hablo de Josep Ramoneda, poco sospechoso de irascible—afirma que Mas ha entrado en un simulacro. Comoquiera que a un ochentón como un servidor se le exige temple, me limitaré a decir que la mandanga de Mas es un meandro que todavía no es definitivo. No está descartado que, en los próximos días, pueda sacarse otro conejo de la barretina.

No obstante, vale la pena decir que el meandro arturiano no es una victoria política del Partido Popular sino el resultado de decisiones administrativas. Pero la mandanga de Mas sí es una derrota política. Pero, de eso a considerar que «el independentismo catalán ha muerto» va un largo trecho: el estajanovismo de Mariano y sus hermanos es una garantía añadida para que siga creciendo o se estabilice.  

4.--  Mientras tanto, el mapa de la desgracia en Cataluña nos ha traído otra sinrazón, según Cáritas: Cataluña tiene 450.000 pisos vacíos, mientras que hay 230.000 familias sin vivienda. Mientras ocurre todo esto (y muchas más patologías), ¿a mí qué leche me importa la independencia, con o sin consulta, con o sin ese oxímoron de las elecciones plebiscitarias?

Apostilla.   Lo que de verdad me preocupa es el significado y los motivos de la foto de arriba, la situación de Katiana.