1.--
«Puigdemont es un vivales». Lo ha dicho Laura López, cabeza de cartel de En Comú Podem por la provincia
de Girona. Es politóloga. A continuación Jaume Asens,
primero de la lista por Barcelona, ha fulminado la heterodoxia de doña Laura
diciendo que sus declaraciones son «desafortunadas». Seamos claros: es probable
que la desautorización menos áspera que se haya hecho de Puigdemont
(posiblemente Lisa) sea esta de vivales.
Aclaramos que ninguna de las acepciones que la Docta atribuye a vivales puede
ser considerada como insulto. Sin embargo, Asens (rábula de profesión) ha
entendido que eso era una descalificación caballuna. De ahí su recreación del
viejo centralismo—democrático llamando al orden de la candidata gerundense.
Pero
yo entiendo, sin embargo, que la fulminante reacción de Asens se debe a dos observaciones
que Laura López indica en la entrevista al Diari de Girona: «Esa gente [los
independentistas] se saltó las leyes» y «Hace mucho que el movimiento
independentista parece una homilía». Aquí está la clave de la inverecundia de
Asens. Porque es en estas dos donde el abogado se siente agredido.
Chungo
este caballero.
2.-- Quim Torra dice
que nada tiene que ver con el Equipo de Respuesta
Táctica que comentábamos ayer. Se ha entendido como un desmentido. Sin
embargo, parece sorprendentemente chungo que lo haya hecho por escrito, en un
comunicado que tiene, como es natural, tintes administrativos.
No
quisiera provocar a ningún alma cándida, vivales o no vivales, diciendo que me
parece manifiesta la cobardía del
vicario de Waterloo al no comparecer físicamente –o «personalmente en persona»,
que diría el inefable Catarella-- ante los medios. Novedad: en dicho comunicado
el vicario (tal vez, Gandalf) no califica a
los detenidos como «patriotas». Debió pensar que no vayamos a pollas que el
agua está muy fría. Pero sí aprovecha la ocasión para insinuar que los
detenidos pudieran haber sufrido malos tratos por parte de la policía.
Naturalmente sin pruebas.
3.-- Los dirigentes estudiantiles que organizaron
la huelga subvencionada hacen acopio de senectud política, no reconociendo que han pinchado en hueso. No ha sido huelga
general, en todo caso huelga cabo primero. Ahora bien, tales dirigentes han
demostrado una fantástica picardía. Ello insinúa que algunos de ellos apuntan
maneras. Cosa que me recuerda el caso de un joven izquierdista, en mis tiempos
mozos, que en venticuatro horas pasó de ser un quemacontenedores a ser un «revisionista».
¿Dónde
está la picardía de los dirigentes estudiantiles? En que se han aprovechado de
un clima de solidaridad con los condenados por la famosa sentencia para
convocar una huelga, sedicentemente solidaria con ellos. En realidad lo que
querían era la flexibilización de las evaluaciones de los exámenes. Cuando sean
mayores perpetuarán el viejo olor a chotuno de la política que ellos han
denunciado ahora. Con la temerosa aquiescencia de un profesorado, que (según
parece) se le extraviaron las esperanzas
de no haber tenido aquí su propio Sesenta y Ocho.
Un
profesorado chungo.
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