jueves, 31 de enero de 2019

Podemos, una ocasión perdida




La reunión de ayer de Podemos acabó de la manera más convencional cuando las tempestades cruzan el territorio partidario: «Tenemos razón». No parece que se le haga mucho caso a doña Empiria, esto es, los que siempre dicen haber tenido razón atestan los cementerios de la política junto a los que no la tienen. Doña Empiria y doña Correlación de Fuerzas, dos grandes damas, que no son suficientemente escuchadas.

«Tenemos razón». Y sobre esa piedra construirá su razonamiento. Sin embargo, para este caso concreto –el quilombo de Podemos— propongo la siguiente reflexión. Sin lugar a dudas, Íñigo Errejón es el primer responsable de esta crisis. Pero Podemos en su conjunto (y muy personalmente Pablo Iglesias, el Joven) es el responsable de no haberle dado una solución.  Errejón es responsable de las consecuencias de su acción «unilateral» y, tal vez, elitista. Podemos, con Iglesias al frente, es responsable de las consecuencias de no haber dado una solución. No entramos en si han querido o no. El hecho inobjetable es que la salida que ha encontrado el  máximo organismo de dirección es la pontificación auto referencial: «Tenemos razón». Roma locuta causa finita, que en vulgar viene a decir habló Blas, punto redondo. Una salida en falso o una ocasión perdida, se prefiera. Más todavía, ese interesado «tenemos razón» queda referido al exclusivo caso de Errejón, mientras que el caso Ramón Espinar ha dimitido en plena borrasca.

Addenda. Un  viejo romance relata que «en tan grande polvareda / perdimos a don Beltrán». Sin embargo, el autor de esos versos aprovechó su anonimato para no explicarnos de dónde vino la tal polvareda.

miércoles, 30 de enero de 2019

El «paciente» Junqueras y el «cobarde» Puigdemont




Estamos en la enésima trifulca en el independentismo catalán. Los diez cañones por banda del velero bergantín que antes apuntaban contra el enemigo común ahora se disparan entre sí. Es la respuesta a los gritos de «¡unidad, unidad!» de este fin de semana.  Ya se sabe, las consecuencias de tales consignas duran lo que tardan en pronunciarse. Por lo demás, dichas apelaciones son la constatación de que el plato está roto y bien roto.

Las recientes declaraciones de Oriol Junqueras a un rotativo francés han pillado a Carles Puigdemont con los meados en el vientre. Un mazazo en la boca del estómago del hombre de Waterloo. Junqueras, el santo Job del independentismo, ha estallado: «Sócrates, Séneca y Cicerón tuvieron la posibilidad de huir pero no lo hicieron». Lo que es rigurosamente cierto, al menos en el caso de Sócrates, según dijeron Platón y Jenofonte.

Esta enésima trifulca tiene una novedad, cualitativamente más contundente, que las acusaciones que se han cruzado anteriormente. En primer lugar, no es un dardo que genéricamente hace uno u otro partido sino una acusación en el terreno de la ética y la moral. Son los dos jefes de filas los que se ponen en entredicho. Puigdemont huyó cobardemente sin informar a nadie, ni siquiera a su vicepresidente, Junqueras. Puigdemont se encuentra en la intimidad del fuego del hogar mientras el  patriarca Job está a racaudo del juez Campeador. No es, pues, un dardo, es una acusación en toda la regla. De cobardía. Es como si el capitán del Titánic fuera el primero en abandonar el barco. 

Podría haber alguien que dijera que ha empezado ya la operación de capitalizar el martirio. Sea como fuere, el caso es que Junqueras parece que ha escogido el momento de soltar el petardo. Perdón, algo más que un petardo. Lo dicho: en el terreno de la ética y la moral.

Dará mucho que hablar el «J´ acusse…!» de Junqueras.

martes, 29 de enero de 2019

Contra el Gobernador del Banco de España





He perdido la cuenta de las veces que los gobernadores del Banco de España han arremetido contra los incrementos salariales y las subidas de pensiones. Es como si hubiera una competición entre ellos a ver quién es más estrictamente ortodoxo en la aplicación de unas recetas fracasadas que ellos mismos promulgaron. Recuerdo el énfasis militante de aquel Miguel Ángel Fernández Ordóñez (a quien los suyos llamaban MAFO) contra todo incremento salarial ya fuera en los convenios colectivos como en el salario mínimo. Silencio interesado ideológico con relación a los altos emolumentos de los ejecutivos, empezando por el suyo propio. MAFO seguía la máxima del viejo refranero patrio: «La caridad bien entendida empieza por uno mismo». Empieza y para más señas  acaba en uno mismo. En suma, se está en contra de toda subida, excepto la que le corresponde a él y a su cofradía. El actual gobernador sigue las viejas tradiciones mafianas. Y, ahora, pone la proa contra la subida de pensiones y el salario mínimo. Pablo Hernández de Cos se llama el caballero.  El MAFO Chico. Ambos, expertos profetas del pasado; los dos, inexpertos zahoríes del presente. 

Ni siquiera la prudencia guía los pasos del gobernador. En pleno debate presupuestario este Pablo arremete contra la política del Gobierno. Formalmente el Banco de España es independiente del gobierno, pero don Pablo aparece como aliado implícito de la oposición. Cosas chocantes.  

lunes, 28 de enero de 2019

Pablo Iglesias y Puigdemont vidas paralelas



¿Son Pablo Iglesias el Joven y Carles Puigdemont dos líderes fallidos? Así lo cree José Antonio Zarzalejos en su artículo de ayer en El Periódico (1). No daré una respuesta definitiva porque el reputado periodista no define qué entiende por ello. Ahora bien, sí parece oportuno que, tomando como pretexto el mencionado artículo digamos algo sobre el liderazgo –fallido o no--  de estas dos «vidas paralelas».  De entrada, me parece conveniente hablar someramente de una diferencia substancial entre Puigdemont e Iglesias. El proyecto del primero ha fracasado por el momento, mientras que el del segundo está por ver, todavía está por ver. 

Primero. El hombre de Waterloo partió de una quimera: la fortaleza del movimiento unitario independentista ganaría la batalla –incluso marcó los plazos--  dado el respaldo que adquiriría la internacionalización del conflicto frente a la debilidad del Estado. El resultado es evidente: la fortaleza unitaria se fue desfigurando y, bien pronto, apareció en escena no sólo la división sino el enfrentamiento político en el seno del independentismo. Tampoco ha habido internacionalización del conflicto. Más todavía, el hombre de Waterloo ha visto cómo, en sus propias carnes y en las de sus correligionarios, la debilidad del Estado era una ensoñación. El recurso itinerante para mantener el fuego sagrado ha sido la continua metempsicosis (o sea, la reencarnación del alma después de la muerte a otro ser vivo o a otro cuerpo inanimado en función de los méritos alcanzados en la existencia anterior), cuya última  expresión concluyó ayer en la fundación de la Crida Nacional  per la República, expresión de la derecha independentista, según Esquerra Republicana de Cataluña. Que no sólo se ha negado a formar parte de este nuevo partido sino que lo combate abiertamente.

De ahí que, aunque por el momento no pueda contestar lo que afirma Zarzalejos --«Puigdemont es un líder fallido»--  lo más relevante es que el proyecto Waterloo sí es realmente fallido.

Segundo. En cambio no se puede decir con tanta rotundidad  que haya fracasado el proyecto de Podemos.  Puede parecer chocante que lo diga en unos momentos de extrema dificultad, pero todavía –es un todavía que va a contrarreloj--  hay posibilidades de salir de esa zahúrda. Por lo que decir que Iglesias es un «líder fallido» me parece excesivamente contundente.

Así pues, recuerden a Shakespeare: «Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios». (Julio César, Acto I, escena III). Con lo que Podemos y Pablo Iglesias debería saber y corregir sus vicios.

Tercero. De lo anterior infiero que los gritos de «¡unidad, unidad!» que se dan a favor de Waterloo y de Podemos (hechas y salvadas las diferencias)  solamente son conjuros inútiles contra el mal de ojo. Ese grito, en tales circunstancias, es la continuidad de la división por otros medios.


sábado, 26 de enero de 2019

Pablo Iglesias, haz caso de Ulises




Tiene su mérito ser marinero de agua dulce. Para ello se necesita pericia, ojo de buen cubero y sentido de las proporciones. O sea, no es cosa fácil. Ahora bien, sus complicaciones (que también las hay)  no tienen punto de comparación con las de navegar a mar abierta. Sin embargo, la crisis de Podemos no es la de una navegación  de agua dulce, ni siquiera de bajura. De entrada, podríamos decir que es el resultado de las salidas en falso que se han dado a las anteriores crisis. Con una diferencia notable y visible: el cuadro político general ahora es más grave, con lo que le da a esta crisis unas proporciones más amplias y complicadas que las de antaño. Lo que está ocurriendo en Podemos se da en el contexto de la situación de Cataluña, el Brexit y, ahora, el problemón de Venezuela.

Este quilombo tiene su origen, como los anteriores, en el vértice de la organización. Su novedad, no obstante, es que aparece en el contexto de otros conflictos territoriales. Llueve, por consiguiente, sobre mojado. Mientras tanto, Pablo Iglesias el Joven se encuentra en Babia.  Chocante: el velero bergantín está en mar abierta, mientras su capitán está en el puerto. ¿Tiene sentido que en esta galerna el capitán esté silente? ¿O es una faceta desconocida en él de sobrevenido tancredismo?

No es fácil encontrar una solución en este nudo de Podemos. Pero difícil no equivale a imposible. Todavía puede haber una salida. Siempre y cuando no se busque la perfecta sino la posible. Siempre y cuando se parta de la voluntad política de buscar un acuerdo entre las partes y, para ello, se pongan los mecanismos políticos que conduzcan a ello. Por lo que, de momento, hay que salir de Babia. (Espavila, Favila, que viene el oso, aunque hay quienes afirman que aquello fue un asesinato político).

Pablo Iglesias el Joven debería recordar el famoso cántico XXVI de la Divina Comedia.  La nave donde viajaba el ´astucísimo´ Ulises se topó con un enorme temporal que acollonó a la marinería. Entonces, Ulises truena jupiterinamente y arenga a los suyos: «Considerad –dijo--  vuestra ascendencia; /  para la vida animal no habéis nacido, /  sino para adquirir virtud y ciencia» (No digo cómo acabó aquello, el curioso lector que quiera saberlo que acuda a la Divina).

Addenda para no tener en cuenta ahora mismo, sino más adelante. Mi amigo Daniel Martín, maestro albañil y sindicalista con punto de vista fundamentado, sostiene que la forma organizativa de Podemos (una enorme red de taifatos) es una fuente de conflictos. Me lo pensaré. En todo caso, mientras tanto, sólo estoy en condiciones de decirme por lo bajini que si se opta por dicha forma –a saber, un conjunto de retales--  es conveniente ser un sastre de altura, no de agua dulce.  

viernes, 25 de enero de 2019

Cataluña: en nombre de la unidad nace otro partido.





Éramos pocos y pario abuela, se decía en tiempos peores que éstos. Lo que ahora viene a cuento porque mañana se funda el enésimo partido en Cataluña. Que, como es natural, se hace en nombre de la unidad. De la unidad que, en su nombre, se han hecho todas las rupturas que en el mundo han sido. Sus apóstoles, por lo general, no pocas veces han sido los artífices de la dispersión. Es la desagregación que se disfraza de unidad para no infundir sospechas.

El hombre de Waterloo, con el mando a distancia, pone en marcha la salida de la Crida Nacional per la República. Es la enésima versión post convergente, cuyo nacimiento lleva el marchamo de la confusión. Sus promotores la han inscrito como asociación en el registro de la Generalitat y como partido en el Ministerio del Interior. El presidente fundador será Carles Puigdemont; el Hermano Mayor de la cofradía será Jordi Sánchez. El primero, lejos del mundanal ruido; el segundo, en la cárcel de Lledoners, absurdamente  detenido a estas alturas.

La Crida se pensó –no podía ser de otra manera, según los tropos de la política tradicional--  en aras de la unidad del movimiento independentista. Una martingala torticera, pues desde el principio, sus talabarteros sabían que Esquerra Republicana de Catalunya no formaría parte de la pipirrana. E, igualmente, una parte cualitativamente selecta del PDECAT veía con desconcierto dicha operación. En todo caso, la Crida es la constatación evidente del fracaso  de los sujetos políticos que diseñaron, a trancas y barrancas, el procés.  Una tropa variopinta que va desde convergentes de derechas y neoliberales hasta excursionistas que, de lo más moderado, tuvieron altas responsabilidades en el socialismo catalán, que siempre consideraron a Pablo Iglesias El Viejo, como un patán. En suma, gentes diversas y dispersas que, intentado estar seguros en todas las partes, no son fuente en ninguna, parafraseando al viejo tiburón de Sir Winston.   

Como diría la lotera, doña Manolita: «Mañana, mañana sale».   


jueves, 24 de enero de 2019

Navajadas traperas en el independentismo




Desde hace ya demasiado tiempo la gastronomía independentista se ha convertido en un gigantesco bodrio. Su master chef, el hombre de Waterloo, compite consigo mismo y sus circunstancias en esas fritangas. Ahora se ha superado primorosamente llevando a la Mesa del Parlament  al Tribunal Constitucional. Puigdemont acusa a la Mesa de haber vulnerado sus derechos.  El dardo envenenado se dirige contra Roger Torrent, presidente del Parlament en particular y Esquerra Republicana de Catalunya en general.  Puigdemont y Esquerra son íntimos enemigos.  Primera conclusión provisional: si es estrafalario que el ex president ventile sus diferencias con ERC en el Constitucional al que desafió e insultó, aún lo es más que demande al Parlament que lo invistió.

Podríamos decir, en todo caso, que este enfrentamiento –nada menos que en el Tribunal Constitucional--  es el choque más áspero de cuantos se han dado, y no han sido pocos, en el interior del independentismo. Es, por así decirlo, la consagración de la división interna. Es un contencioso que se dirime no negociando, sino en un aparato del Estado tan importante como el Tribunal Constitucional, que siempre fue el blanco de las iras del hombre de Waterloo. Es un incremento cualitativo de la división del independentismo político.

Ahora bien, ¿la división, que no es nueva, es la causa de la crisis del independentismo como dicen algunos analistas? Tengo para mí que es el fracaso –más bien el conjunto de fracasos-- lo que ha ido propiciando la crisis. Tanto tiempo esperando la anunciada llegada de Godot, quien ni siquiera hizo acto de presencia. No obstante, me permito intercalar otra pregunta: ¿es Puigdemont el principal problema político que tiene Cataluña? Ni hablar del peluquín. A mi juicio lo más relevante de esta crisis es la actitud paralítica de Esquerra con relación al hombre de Waterloo. Con lo que los de Junqueras se encuentran en una posición que recuerda al asno de Buridán. De Esquerra, decimos, que no se enteró del mensaje del Rey Lear: «cuando los ciegos guían a los locos».

Addenda.--  Leemos en la prensa que un temperado Lluis Foix se hace cruces ante las declaraciones de Puigdemont a la revista  Komsomólskaya Pravda elogiando «a la Rusia de Putin». Normal, digo para mis adentros. Por algún sitio tendrá que rebañar apoyos. Aunque es posible que las tribulaciones del caballero le hayan hecho olvidar cómo se las gasta el Zar con los chechenos. 


martes, 22 de enero de 2019

Después de Errejón, ¿qué? La sugerencia de Agustín Moreno



Ya lo saben ustedes: Íñigo Errejón ha renunciado a su acta de diputado. Lo que nos retrotrae al viejo romance de frontera: «en tan grande polvareda / perdimos a don Beltrán». Porque eso es, ciertamente, una gran polvareda en puertas de una ristra de elecciones que están a la vuelta de la esquina. De momento, las consecuencias de toda esta reciente historia son el desconcierto y la consternación en las filas de las izquierdas madrileñas. En primer lugar, en el archipiélago de Podemos y sus alrededores, y también más allá. La pregunta inevitable es, pues, ¿ahora qué? No es un ahora abstracto o intemporal, sino el momento concreto del ahora mismo. Este instante es una situación límite. Así lo entiende, también, Agustín Moreno, veterano sindicalista, forjado en mil vicisitudes democráticas. 
 Refiere Agustín sobre el problema que nos ocupa: «en las situaciones límites se pone a prueba la grandeza de la política y de sus dirigentes: la izquierda debe de ser un ejemplo de Política con mayúsculas en toda circunstancia» (1). Y lúcidamente propone que los litigantes hablen y se pongan de acuerdo.
Este problema tiene, en mi opinión, solución. De hecho, los problemas encuentran solución siempre que, con voluntad política, se formulen para ello. Que no sea fácil no debe confundirse con que sea imposible. Si no se quiere salir del atolladero el anticipado parte facultativo de la comadrona sería: saldréis derrotados y, lo que es peor, estratégicamente divididos. El último que apague la luz. 

1)    

lunes, 21 de enero de 2019

Casado, servidor de dos patrones


Con exagerada fanfarria se ha celebrado la Convención del Partido Popular. Todo se ha resumido en recetas y consignas que, desde el púlpito de las arengas, se han lanzado a granel como ideas de necesaria obediencia y obligado cumplimiento. Solo prosopopeya estridente. La batahola disfrazada de debate para no infundir sospechas.

Habló Mariano Rajoy: atención a los dogmatismos y sectarismos, vino a decir. Predicó José María Aznar: Santiago y cierra España, afilando los cuchillos.  Fuertes ovaciones a ambos, aunque dicen los meticulosos que los aplausos con más decibelios y duración fueron para el hombre de Pontevedra. Primera conclusión provisional: la convención fue como la rosa de Alejandría, a saber, rajoyana de noche, aznariana de día. De ahí que Casado hiciera de Arlequín. De aquel Arlequín que Carlo Goldoni dibujara como el «servidor de dos señores».

Y de esa guisa Casado, zurciendo los retales de uno y otro patrón, afirmó que su partido es de «centro y moderado» y, a continuación, clamar por imponer el artículo 155 a Cataluña con o sin todas las de la ley.

De centro y moderado, menos mal que tenemos a María Moliner que nos defiende de las palabras de Casado. 



sábado, 19 de enero de 2019

Podemos: no es una crisis solamente madrileña


La situación de Podemos se agrava. El grupo dirigente echa más leña al fuego («de algo tiene que vivir Errejón hasta mayo», según  afirmó toscamente Echenique)  que prendió Íñigo. En el fondo, sigue vigente para algunos la vieja e inútil enseñanza de que el partido crece depurándose. Se olvida que los cementerios están repletos de las consecuencias de las depuraciones.

La crisis de Podemos no es sólo –ni principalmente--  una crisis madrileña. Larvada en el grupo dirigente del partido atraviesa su política general en toda España; por eso sus consecuencias son espeluznantes. Por ello inquieta que sus dirigentes hayan escogido la opción más drástica y tradicional: la expulsión de Errejón. Cierto, de un Errejón cuyo comportamiento, todo hay que decirlo, no ha sido modélico. De donde puede sacarse una primera conclusión provisional: este partido nuevo, imaginativo en tantas cosas, opta por una medida vieja, la expulsión del heresiarca.

Cruzo los dedos y me pregunto en qué va a afectar tamaño follón a la izquierda catalana, que es hermana siamesa de Podemos. Porque, a decir verdad, no hay cordones sanitarios que las separen. Más todavía, qué va a significar la situación de Podemos en la política general catalana. Razón de más para que Ada Colau y los suyos intervengan con una propuesta sensata de reorientación del problema. Malo sería que se optara por «mejor no meneallo».

viernes, 18 de enero de 2019

Pablo e Íñigo al borde del precipicio




1.-- Yo viví en primera persona los momentos más difíciles del comunismo español ya en plena democracia. Todo aquello se concretó en la profunda división del PSUC, que llevó a su desaparición, y a la marginalidad más absoluta al PCE. Las consecuencias de aquella auto derrota todavía la estamos pagando en Cataluña y toda España. Primera consideración: mientras estábamos aparentando un debate pensábamos que lo que nos importaba era el partido. Pero, acudamos al matiz: lo que en realidad se ventilaba era qué grupo en liza se hacía con el control del partido. Segunda consideración: no sólo nadie se hizo con el control, sino que no quedó piedra sobre piedra. Tercera consideración: lo que no hicieron los bárbaros lo hicimos nosotros mismos.  

2.--  Tengo para mí que Iglesias y Errejón recuerdan a aquel conductor que, con más grados de alcohol en el cuerpo que los debidos, no es capaz de percibir las consecuencias de llevar el volante en ese estado. De ahí que ambos dirigentes políticos –con responsabilidades asimétricas en esta fenomenal crisis— no ven hacia dónde conduce este problemón. A saber, a una derrota de proporciones mayúsculas de las izquierdas, de todas ellas; a la relación entre eso y las condiciones de vida y trabajo de la población laboriosa; a la desfiguración de la democracia… Pablo e Íñigo saben estas cosas, pero aplicadas a otros, no a ellos mismos. Ellos son, ahora, los conductores indispuestos que, de no remediarse, podría estrellarse estrepitosamente. Si esto se produjera, poco importaría quién tuvo más responsabilidades en esta gran crisis. Dentro de cien años, todos calvos. El consuelo de ser mayor o menor responsable estaría en una breve nota a pié de página. Aunque posiblemente dicha nota añadiría que quien no sabe cuidar su casa está imposibilitado para gestionar el barrio.

3.— Hay que solucionar  este descomunal quilombo. En Madrid –o fuera de Madrid--  debe haber alguien (o algunos) con capacidad y auctoritas para que las aguas, ahora salidas de madre, vuelvan a sus cauces. ¿Ingenuidad? ¡Bah! Mejor llamarlo sentido de la responsabilidad de quien vivió viejas catástrofes. Ahora, con lo de Andalucía ya tenemos bastante.  

Elijan, pues, entre el precipicio o seguir en el valle.


jueves, 17 de enero de 2019

Pablo Iglesias y Errejón: arreglad el entuerto




La noticia del tremendo desencuentro entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón me ha dejado estupefacto. De hecho sólo conozco lo que dicen los medios sobre el particular. Sin embargo, ello me basta para percibir lo negativo de todo eso. Sólo faltaría que, después de Andalucía, la izquierda se quedara a dos velas en Madrid.

Pregunto: ¿no hay nadie con la suficiente auctoritas capaz de mediar en ese conflicto y evitar la ruptura? O el arreglo o el despeñadero.

Atentamente, José Luis López Bulla

miércoles, 16 de enero de 2019

El comisario Villarejo, Ministro de Defensa del BBVA




El comisario Villarejo es un personaje que los granadinos antiguos lo hubiéramos catalogado dentro de la gente del bronce: la cofradía de los pendencieros. A primera vista se diría que es un subproducto de los tiempos que corren. No obstante, se debería caer en la cuenta de que su actividad es parte esencial de las tradicionales relaciones entre las catacumbas del Estado y los poderes financieros. En todo caso, manteniéndose el asunto han cambiado las formas.

Por ejemplo, en la Florencia bajo medieval haciendo esquina con el primer Renacimiento hubo un desaguisado de luchas civiles –armadas hasta los dientes--  entre las distintas familias financieras por el control de la potente República, cuyo producto interior bruto era superior al de Francia e Inglaterra. Las familias multimillonarias de los Pazzi y los Médicis organizaron sangrientas revueltas para hacerse con los dineros, especialmente del Papado, y de toda la industria del ladrillo. Luchas, además, por representar –según dijo Dante--  a la «nueva gente y rápidas ganancias». Los Médicis se llevaron el gato al agua, un inmenso botín con el lema «Por Dios y los beneficios». El comisario Villarejo, hombre tosco y barriobajero, hubiera tenido poco porvenir en aquellas contiendas.

Sin embargo, el comisario ha tenido sus buenos momentos en los tiempos que corrían hace tres décadas. Una potente entidad financiera, el BBVA, de la aristocracia del parné--  le encarga un espectacular espionaje de personalidades de la vida económica, mediática y política españolas. La sombra de Mario Conde es alargada. En el fondo, se trata de hacerse con la mayor parte del control del mercado financiero. Francisco González, Pazzi redivivo, quiere saber qué tejemanejes se traen, a su vez, el Banco de Santander y Sacyr. En concreto, es una parte de la operación que quiere liderar la reestructuración de los sectores financieros.

El método ya no es –como en aquella sangrienta y gloriosa Florencia--  sino mediante la industria de los dossiers secretos. Los condotieros mercenarios han sido substituidos por miembros de la baja nobleza de Estado. Al frente de ellos está un comisario carajillero. Nuevos tiempos, nuevos personajes.  

martes, 15 de enero de 2019

Segundas Jornadas Cataluña – Andalucía




En Pineda de Marx se come francamente bien. Ayer volvimos a comprobarlo los historiadores Josep Maria Fradera y Javier Tébar con quienes compartí mesa y mantel. Tébar nos informó del estado en que se encuentra la preparación de las Segundas Jornadas Cataluña – Andalucía, que se celebrarán en Barcelona a principios de Abril. Las primeras tuvieron lugar en Sevilla (en pleno otoño) en el amable marco de la Cartuja, organizadas a pelo por el profesor Javier Aristu, padre de la idea.
Primer plato: caracoles en salsa
El mismo Aristu explicó en su día los objetivos del encuentro sevillano: «Tratamos de reunir en torno a una mesa a un conjunto de profesionales y expertos que desarrollan su actividad en Andalucía y Cataluña, relacionados con diversas facetas de la cultura, el trabajo y la reflexión intelectual a fin de debatir y discutir sobre la realidad actual de ambas sociedades y las perspectivas futuras que se abren 
Debo decir que dicho encuentro cubrió las perspectivas que los organizadores se propusieron. El elenco de participantes fue importante, en concreto una parte de la flor y la nata de la intelectualidad andaluza y catalana, acompañados por sindicalistas: unos con mando en plaza, otros eméritos.  La discusión, en algunos momentos apasionada, siempre fue respetuosa y –lo más importante—buscando afanosamente el consenso.
Segundo plato: alubias con almejas
Javier Tébar toma el relevo de la organización y conducción de las jornadas en Barcelona. Con una novedad: la ampliación de los asuntos a debatir, a saber, Europa. Pues, como apuntó Aristu en Sevilla: «Hoy se trata de encontrar nuevas vías de contacto y diálogo a través de la cultura y de los intercambios intelectuales y sociales.»
Los postres: helados caseros
Me juego lo que sea a que la reunión barcelonesa nos deparará una ampliación de las enseñanzas sevillanas. A saber, en un tiempo difícil, donde el diálogo político y de los grupos dirigentes casi ha desaparecido, el encuentro de voces de la cultura y de la reflexión teórica e intelectual puede abrir vías de encuentro y de clarificación a fin de promover un eje catalán-andaluz que contribuya a la construcción de un modelo de Estado más adecuado en un contexto europeo y globalizado. Así pues, estoy deseando que llegue el mes de Abril.

La sobremesa
Los tres –Fradera, Tébar y un servidor--  fuimos conscientes de la novedad que el encuentro barcelonés representa con relación al sevillano: de un lado, el nuevo cuadro político andaluz, de otro, el juicio de los dirigentes catalanes que, en esos momentos, estará a todo meter.

(En la foto está el grupo que se reunió en Sevilla)

lunes, 14 de enero de 2019

Doble moral y doble contabilidad.




Lo vi en las llamadas redes sociales. Pero no me lo creí. Pensaba que era una murmuración sin fundamento, una manera inútil de atacar al partido ultra desde eso que posmodernamente llaman fakes news, que siempre dijimos mentiras. Como no lo vi en la prensa pensé que era un mendaz Radio Macuto. Pero esta mañana Pepa Bueno recoge la noticia en la SER. En efecto, un grupo de potentados iraníes financió la campaña de las pasadas europeas de Alejo Vidal—Quadras en las listas del partido ultra. No era una fake, es una verdad como una catedral, aunque en este caso podría decirse como una mezquita.

Vidal—Quadras, caballero cruzado, macizo de la raza, baluarte de los valores hispanos e hidalgo de solaz conocido, recibió 800.000 euros del Infiel. Vidal—Quadras, campeador tonante contra todos los nacionalismos, menos con el suyo propio, subsidiado por la Media Luna.

Vidal—Quadras, morisco o mudéjar. O ambas cosas simultáneamente. Lo sabe bien este caballero, físico de partículas, que pueden estar contemporáneamente en dos sitios distintos en un mismo instante. Mientras tanto, su partido –el ultra--  despliega su lengua bífida y denuncia la financiación de Podemos por parte de Maduro.

Doble moral y doble contabilidad.



domingo, 13 de enero de 2019

El cordón sanitario a los ultras




Hay periódicos que han criticado los pactos de familia entre la derecha y la ultra derecha españolas. Que incluso han hablado de la necesidad de un cordón sanitario para aislar a los ultras. Son planteamientos que de manera natural se llevan a cabo en Europa. Es una forma absolutamente legítima de defender la democracia y un estilo congruente con ello. Mi pregunta es, pues, ¿ese comportamiento es aplicable sólo a la política? No. Debería recorrer todo el humus de la vida democrática. Por ejemplo, los medios de comunicación deberían tener unos códigos propios –una auto regulación ad hoc--  sobre ese particular, compatible con la libertad de información y expresión, que son las dos joyas de la corona de la democracia.

La cosa viene a cuento por la página que El País ha dedicado a cierto personaje extremeño que se propone liderar al partido ultra en la región. Es alguien, además, sin personalidad relevante en la vida política española que, de la noche a la mañana, ha pasado –como diría Lope de Vega-- «de las musas al teatro». No contribuiré a difundir su nombre. Tengo para mí que esta ayuda publicitaria –involuntaria, por supuesto—es un disparate. O una ingenuidad por parte del rotativo.

Por otra parte, en el mismo diario aparece una interesante entrevista a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Leo atentamente y me viene otra sorpresa. Afirma la titular del ramo que «Estos presupuestos son el mejor antídoto contra el populismo de Vox». Y me pongo a considerar: ¿no tenía Montero otro argumento más conveniente? ¿por qué debe darle ese contenido publicitario tan favorable al partido ultra? ¿No tiene la dama asesores que corrijan sus improvisaciones? Cada vez que se cita su nombre se le ayuda a encumbrarse. Y se le costea parte de la agitación y propaganda.

… Y me viene a la memoria un personaje siniestro, autor de mil fechorías, que aparece en la novela Los novios, de Alessandro Manzoni. El autor le llama el Innombrable. Por lo menos era una manera de castigarle llamándole de esa manera.   


sábado, 12 de enero de 2019

Coscubiela, Urtasun y Pisarello: un triángulo escaleno




Ya han empezado los primeros movimientos de las fuerzas políticas para confeccionar los carteles del próximo curso electoral. Lógico, porque estas cosas no deben dejarse para última hora. Por ejemplo, En Comú Podem anunció oficiosamente que Gerardo Pisarello será la cabecera de las elecciones europeas, que también están a la vuelta de la esquina. Pisarello, todavía teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, deja las aguas del Besós por las del río ILL. Lo cierto es que me ha sorprendido, porque en mi opinión los Comunes han contado, hasta la presente, con un eurodiputado prestigioso y eficaz. Estoy hablando de Ernest Urtasun, un joven político, de la carrera diplomática y economista. Que conoce el paño de primera mano.   Es alguien al que no le han contado qué es Europa. Primero estuvo de peón de brega y, posteriormente, como eurodiputado. Con reconocida eficiencia.

No soy quién para meterme en camisa de once varas. De hecho, hago este y otros comentarios por prescripción facultativa. Con lo que –debe quedar claro--  no pido explicaciones por la decisión de los Comunes de cambiar a Urtasun por Pisarello. Simplemente expreso mi sorpresa, que es doble: qué motivos aducen los Comunes para sacar a Pisarello de Barcelona y qué se pretende con la substitución. Pisarello es un brillante jurisconsulto, cuyas muchas virtudes en este terreno no guardan relación con el resto de sus aptitudes. En todo caso, no recordamos que entre sus intereses –académicos y políticos--  haya figurado la cuestión europea. De ahí que me haya sorprendido, especialmente porque no ha habido explicación sobre el particular. No se explica que los atributos que se le atribuyen a Pisarello puedan relevar a las virtudes que tiene Urtasun.

Me permito una sugerencia: En Comú Podem debería corregir su pulsión al despilfarro. Antes fue Joan Coscubiela quien la sufrió en plena y brillante madurez política; ahora es Ernest Urtasun. Curiosamente, ambos vienen de la misma denominación de origen.



viernes, 11 de enero de 2019

Carta abierta a los Comunes




Está encima del tapete la discusión simultánea  de los Presupuestos del Estado en Madrid y los de la Generalitat de Catalunya en Barcelona. Son, como es sabido, las cuentas que posibilitarán la puesta en marcha de las políticas concretas. Es, dispensen el símil, la hierba que necesita la vaca para dar y repartir leche. Es una discusión que no requiere melindres sino planteamientos concretos.

Con independencia de los deseos de Pedro Sánchez, lo cierto es que –al menos todavía--  no salen con claridad los números para su aprobación en el Parlamento. Los independentistas van del caño al coro y del coro al caño y Podemos, que ha batallado lo suyo por su aprobación, está ahora jugando al  escondite y exigiendo un huevo duro más, haciendo abstracción del nuevo cuadro político que se dibuja tras el terremoto andaluz. Con lo que los vaivenes de doña Correlación de Fuerzas no parece que le sean amables al gobierno socialista.

En Barcelona –ya lo hemos dicho, simultáneamente--  el govern de Torra intenta camelarse a los Comunes para conseguir la aprobación de las cuentas financieras. Lo que, obviamente, parece lógico. Yo haría lo mismo.

Ahora bien, esta reflexión parte de la siguiente consideración: los presupuestos de la Generalitat –se diga lo que se diga— no son una variable independiente de los Presupuestos Generales del Estado. No lo son, lo diga Agamenón y su porquero. Quien no lo quiera ver o está en Babia o confunde el tocino con la velocidad. Alguien tendría que decirlo. Por lo que, en esa lógica, planteamos lo siguiente: lo idóneo sería que ERC y PDECAT aprobaran en Madrid las cuentas del Estado y los Comunes hicieran lo propio en Barcelona. En esa dirección se han pronunciado con claridad las organizaciones sindicales y patronales catalanas.

Pero, como en determinada política, todo hay que revestirlo de pavo real diremos que el apoyo de los Comunes a las cuentas financieras catalanas debería darse como pacto de la aprobación de los presupuestos del Estado. No se exige que los pactos sean militantemente entusiastas, sino simplemente pactos. Con o sin resignación, pero pactos.

A mi juicio sería poco serio que en Madrid no se llegara a un consenso –resignado o no--  mientras los Comunes firman en Barcelona. Ir con el lirio en la mano sólo es cosa de ingenuos.

Ya saben: do ut des. Que vale lo mismo que decir «yo te doy, tú me das».

jueves, 10 de enero de 2019

Vox, Torra y las CUP


El largo, e insoportable, tiempo que lleva el independentismo está cambiando el metabolismo político en Cataluña. No sólo, ni principalmente en las formas, sino sobre todo en el fondo. Por supuesto, no es sólo un problema catalán, es el signo de los tiempos. El último ejemplo de lo que comentamos son las últimas declaraciones de Quim Torra, el Enviado del hombre de Waterloo en la Tierra.

Pero, antes, parece oportuno señalar que, en principio, haríamos bien en notar las dificultades que tenemos, desde hace tiempo, para analizar el carácter orgánico de lo que representan ambos personajes, Puigdemont y Torra.  Por lo general se habla de ellos como si fueran unos políticos convencionales, sujetos a una serie de códigos, también convencionales. Pero no lo son. Si me apuran ustedes yo diría que Vox también forma parte de ese elenco.  Son la espuma de esta época, que –en muchos aspectos--  representa una cesura con lo anterior. Una espuma que ya está recorriendo una buena parte del mundo. Por ejemplo, la radicalmente nueva situación de Andalucía forma parte de esa mutación. Que no se supo ver, mitad por rutina y mitad por distracción. En resumidas cuentas, los líderes políticos de esa espuma no son unos trafalmejas sino la expresión de los tiempos que corren.

Hablábamos de las últimas declaraciones de Torra. «Habrá crisis de gobierno en Cataluña si, contra mi criterio, Esquerra Republicana y el PDECAT tramitan los presupuestos generales del Estado», ha sentenciado jupiterinamente. Es el reconocimiento de la grieta. Es una orden que taxativamente viene desde el caserón de Waterloo. Es una amenaza en toda regla. Es la voz que viene del arengario gubernamental. Por lo que no admite discusión. Vox ducis causa finita.

La orden imperativa anula la autonomía de los partidos políticos y se entromete amenazante en el quehacer de los grupos parlamentarios. La democracia representativa anulada desde arriba. El líder máximo ya no responde ante nadie. Esta es, tras las palabras de Torra, la desfiguración de la política catalana. Que, por lo demás, viene acompañada de la aparición de la servidumbre voluntaria de miles de personas.


Nota bene.--  Vicenç Villatoro, que no es santo de mi devoción, afirma hoy en La Vanguardia una cosa que posiblemente le granjeará el odio infinito de la oclocracia independentista: «Las CUP y Vox disparan desde lugares distintos a la misma diana, la democracia liberal». 

No sólo ellos bailan con lobos.  



miércoles, 9 de enero de 2019

Tras lo de Andalucía. A modo de consejos




Tras los vientos que vienen de Andalucía, MRT --viejo amigo de tiempos peores que estos-- me pide una serie de consejos.  Se los doy por aquello de no rehuir el desafío. Son los siguientes:

1.   Dedica a pensar el tiempo que pasas llorando: cabeza fría y pies firmes en el suelo

2.   Lo que pudo haber sido y no fue solamente es un bolero.

3.   No insistas en mantener lo que te ha llevado al descalabro.

4.   Aunque el mito está de moda no caigas en él.

5.   Enamora a esa vieja dama, doña Correlación de Fuerzas: está al lado de la piedra de toque.   



Si no le gustan, sólo cambiaré el orden de los mismos. Vale