Ya
aparecieron los francotiradores contra el pacto de gobierno y legislatura.
Viene de algunas vacas sagradas. El presidente castellano—manchego y don Felipe González sacan de
los armarios espingardas y adargas. El primero lo hace con una profunda
animadversión y desconfianza; el segundo, distorsionando la verdad hasta hacerla
coincidir con la mentira: es la magia truculenta de la palabra.
El
castellano—manchego se pone trascendente y parafraseando a Pasionaria pontifica que «es preferible gobernar de
pie a hacerlo de rodillas». La frase en primera derivada da por sentado que
Sánchez gobernará de hinojos, esto es, bajo el dictado de Pablo Iglesias y de
Esquerra Republicana de Catalunya. Cultura política de socarral. El caballero
manchego desconfía del matiz que existe entre facilitar el gobierno y apoyarle
o formar implícitamente parte de dicho gobierno. De manera que se opone con
las aspas de su particular molino de viento a que ERC facilite la formación del gobierno. Con
todo, el caballero manchego afirma, para que nadie se confunda, que «está de
acuerdo con hablar con todo el mundo, también con ERC». Pero sólo hablar. Cultura
política de mostrador de taberna. En política no se habla por hablar; para eso
están las tertulias. En política se habla para convenir o disentir. Y con
cierta frecuencia se habla para hacer filibusterismo.
La
magia verbal –y, a veces, conceptual--
de don Felipe González viene de antañazo. Ladinamente utiliza su potente
verbo para oblicuamente pegarle un cogotazo al que discrepa. No quiere
arrastrar la impopularidad que representaría ponerse de frente contra el
acuerdo de gobierno. Por lo que tira de mandanga: se ha preferido hablar de
sillones antes de hacer el programa. El cardenal Mazarino cuidando los bonsáis.
Decimos
que es totalmente incierto lo que afirma González porque lo primero fue el
Verbo, esto es, la Declaración de intenciones firmada por Sánchez e Iglesias.
Que es probable que el de Sevilla no comparta. Pero, como diría Kipling, eso es
ya otra historia.
Sin
duda, Felipe González saldrá en los libros de historia. Sus salidas de pata de banco
sólo figurarán en breves notas a pie de página. Serán irrelevantes pero ahora –lo
que se dice ahora mismo— tienen la intención de joder la marrana. Aunque, a
decir verdad, cada vez menos.
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