El
fracaso del procés –no ha conseguido
lo que se proponía, aunque ha impedido una salida al conflicto catalán, que es
en realidad un conflicto de Estado-- ha
comportado la división de sus fuerzas políticas del independentismo catalán. Ahora,
además, aparece un cierto divorcio entre ellas y un sector del movimiento que,
hasta la presente, le seguía, aunque forzadamente a pies juntillas o con los
pies juntos, que también vale como expresión. Un giro, que viene del palacete
de Waterloo --«la independencia de Cataluña es cuestión de veinte o treinta
años»-- que está echando agua al vino
del independentismo.
Los
CDR, apoyados a
machamartillo por los cupaires, han
protagonizado en los últimos días la visibilidad de esa ruptura, que ya no se
disimula: el rifirrafe entre Torra y el mandamás de los acampados en la plaza
de Sant Jaume, los incidentes entre los Mossos y los que intentaron ocupar la
sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y el enfrentamiento entre
la policía autonómica y los CDR en la manifestación de ayer en Barcelona.
Surgen ya no pocas voces llamando botifler
al mismísimo Torra desde el subsuelo del independentismo. Como se sabe
«botifler» es la invectiva más dura que se puede lanzar en Cataluña contra
alguien que no comparte la Vulgata independentista. En concreto, Torra ha
perdido la sagrada inmunidad que le caracterizaba. No es un pronto, es la
constatación de que el giro del hombre de Waterloo ha hecho mella en el
carácter pétreo de un sector no irrelevante de ese subsuelo.
Se
ampliará la confusión tras la creación del nuevo partido, Crida Nacional per la República,
cuyo nacimiento será el 6 de diciembre próximo. Una nueva organización política que saldrá a la luz, fruto de la actual
confusión política del independentismo, con los restos de los post convergentes
y los amigos, conocidos y saludados del hombre de Waterloo. Sin Esquerra Republicana de Catalunya,
que ha rechazado entrar en dicho comistrajo. De
entrada, Esquerra ha decidido que Oriol Junqueras,
the quiet man, sea su cabeza de
cartel en las próximas elecciones europeas. Y está por ver si el versátil Ernest Maragall lidera la lista municipal de
Barcelona.