Algunas
casas suelen empezarse por el tejado. Es lo normal en la gran mayoría de los
partidos políticos. De esta manera el maestro de obras no tiene que preocuparse
de esas nimiedades que son la resistencia de materiales y otras quisicosas por
el estilo. Empezar la casa por el tejado indicaría que no hay que preocuparse
de los planos y sus artificios. Empezar la política por el tejado vendría a
significar la irrelevancia del proyecto. Lo únicamente exigible es el tran
tran, la rutina de una administrativa gestión de lo que va apareciendo.
Empezar
la casa por el tejado es lo que se ha hecho en las aparentes negociaciones para
la investidura del presidente del gobierno. Y también es lo que, durante estos
días, han hecho los alarifes Casado y Rivera. A falta de planos, con un total
desinterés por la resistencia de materiales, las crisis internas (así en el
Partido Popular como en Ciudadanos) se abordan sin debate y se
´solucionan´ con el método chusquero de
“Ahí está la puerta”. Se diría que, en todo caso, es el poder chusquero que
tiene hondas tradiciones suevas, vándalas y alanas.
No
es un problema de la derecha. Es de toda la política. Incluso de la que
apareció, hace pocos años, disfrazada de nueva
para no infundir sospechas.
P/s. Este blog reanuda su singladura después de
una semana de holganza. Mi excusa: he estado estos días internado en el
Hospital de Mataró. El doctor Pere Clos me ha extirpado un tumor que, sin mi
permiso, se había instalado en la margen derecha del colon. Poco a poco iré
recuperando el ritmo. De momento, ustedes simulen y disimulen.