sábado, 16 de noviembre de 2019

Sugerencias a ERC: la Realpolitik



No me hago muchas ilusiones de que ERC se avenga a razones en lo atinente a facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Este partido es muy singular. Su portavoz, Gabriel Rufián --mitad Escila, mitad Caribdis— estuvo varios meses recriminando a Podemos su renuencia a apoyar a Pedro Sánchez como presidente del gobierno. Ahora, cuando Pablo Iglesias da el do de pecho, los de Junqueras cogen la  calavera y recitan el famoso «Ser o no ser». Esquerra sigue siendo un partido caga dudas. Caga dubtes, en catalán.

ERC sabe que la operación del llamado Tsunami democràtic se ha montado contra ella. La movilización por los presos es pura excusa. El chambao de  Waterloo quiere acorralar a los de Junqueras sobre la base de la movilización incendiaria. Por lo que Esquerra debería ir en dirección contraria. A saber, haciendo política frente a los que sólo quieren «montar pollos», según la académica expresión institucional de Puigdemont. La más mínima renuncia de los republicanos a hacer política es una concesión, tan estúpida como gratuita, a una bronca sin ningún rédito. Algunas personalidades de ese partido lo han dejado meridianamente claro: Juan Tardá, por ejemplo, no ha tenido empacho de exigirlo, y Rufián –con ser Rufián--  ha intentado aproximarse a ello. Los dos han sufrido en sus propias carnes la saliva carajillera de los cdr.

Pero esa lucidez sobrevenida de Tardá y Rufián, de un lado, queda neutralizada por un pánico escénico a pasar el Rubicón de romper con la derecha independentista; y, de otro lado, las diversas banderías que pueblan ERC impiden que se abra camino el proyecto de ruptura con la violencia.

La ausencia de un grupo dirigente con autoridad impide, además, que los distintos retales del partido conformen un traje. La auctoritas de Junqueras no corrige estas enormes limitaciones. Decir que Junqueras bendice todas las tendencias de su partido sería excesivo. Pero no lo es la afirmación de que no aparece como el primer dirigente, el que marca la pauta. Ni siquiera es el director de la orquesta. Es la Reina madre.

Propuesta de reflexión para ERC

Este partido está abocado a optar por la política o a sumarse a la desesperación. Si escoge la bronca será un partido derrotado, camino de la irrelevancia. Si se mantiene en la duda permanente, la gente se encaminará a la certeza (quiero decir, a las apariencias de certeza) que ofrece la derecha independentista, aliada  del tropel neopopulista que, como nuevo fantasma, recorre Europa y sus alrededores.

ERC no tiene otra salida que la de hacer política contra viento y marea. Con una nueva conducta: denuncia sin paliativos de la violencia real y la metafórica; desenmascaramiento de la derecha independentista; no impedir la formación del gobierno Sánchez – Iglesias; y abrir un proceso de negociación con la idea de desbloquear el conflicto catalán. O sea, un golpe fuerte encima de la mesa.

Un golpe fuerte encima de la mesa, decimos. Si los dirigentes de ERC hubieran leído a Maquiavelo –o lo hubiesen hecho despaciosamente--  se habrían percatado de una de sus enseñanzas: el buen político es el que es capaz de captar la ocasión antes que los demás, consiguiendo anticiparse y tomar la iniciativa. «Captar la ocasión», esta es la clave. Si no lo hacen se asemejarían más a un jardín de infancia que a una formación política.

Digamos las cosas sin requilorios: no parece que haya otra ocasión tan propicia como la actual para desbloquear –o iniciar el desbloqueo--  del conflicto catalán. Si se torpedea la formación de la coalición Sánchez – Iglesias el conflicto catalán, tal como se encuentra en la actualidad, se hará más crónico, definitivamente crónico. Lo que en buena medida situará a los de Junqueras como suicidas políticos.

Ábrase, pues, el diálogo entre ERC y el mandatario de los que trabajan por formar gobierno. Sobre todo,  negóciese en base a lo que se puede negociar: a lo que da de sí ese maquiaveliano «captar la ocasión». En resumidas cuentas, Realpolitik. Que es justamente lo contrario de lo que propone la derecha independentista: «montar pollos». En ese error ha caído estúpidamente hace días ERC llamando a mantener la movilización, siguiéndole la corriente a la derecha independentista.  

(Esto, chispa más o menos, es lo que les dije a los ilustres comensales que figuran en el retrato de arriba ayer mismo).  

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