“Quieres
que te agradezca que me estorbas”, le espeta Fausto a Mefistófeles. Los dos
están sólos en el Bosque y Caverna. Es lo que parece decirle ERC a los post
post post convergentes del caserón de Waterloo. ¿Solo parece o es
realmente? El comportamiento zigzaguente –más bien epilépticamente caprichoso
de los de Junqueras-- no nos permite una
respuesta clara ni unívoca. O, también podría ser que la brújula de este
partido está seriamente desnortada. En todo caso, los datos –los que tenemos a
estas alturas-- indican que ERC no
quiere que se forme el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
En
artículos anteriores hemos hablado de los inconvenientes que tiene el grupo
dirigente republicano. Su competencia, inmediata y mediata, con Waterloo; la enfermiza relación con sus propias bases, muy en especial con las Juventudes;
y la lucha sorda entre los dos candidatos a ocupar el puesto de Junqueras, es
decir, Pere Aragonès (su abuelo colocaba el acento hacia Oriente) y Torrent,
presidente del Parlament. Todas estas cuestiones le ponen a ERC muy cuesta
arriba tomar una decisión que resuelva positivamente la investidura.
Pero hay
otra cuarta razón: la formación de un gobierno de coalición PSOE – Unidas
Podemos sería beneficiosa para los Comunes. Y esto ya no le hace tanta gracia a
ninguna de las corrientes de ERC. De ahí que los de Junqueras hayan añadido un
elemento a su exigencia de negociación: “Que Quim Torra presida esa mesa, que
no es ´de partidos´ sino entre
gobiernos. En la jerga de la
Andalucía baja se diría que es una posición jartible. Es una posición
estrambóticamente contraproducente para ERC. Lo es porque a quien beneficia más
(yo diría exclusivamente) es a la orden monástica
de Waterloo. ERC tendría un papel ancilar, de valet de chambre. De ahí
que parezca que Junqueras agradezca a Waterloo las molestias pasadas y
presentes. O, no cabe descartarlo, que ERC siga fiel, hogaño, a sus errores de
antaño.
Con todo,
los Comunes tienen una baza para intentar desbloquear la posición de ERC:
amenazarles con su posición contraria a los Presupuestos que ha elaborado
Aragonès, cuyo acento en tiempos no lejanos miraba hacia Sicilia. O do ut des. O se acabó el bróquil.
Dos apostillas.--- Enric Juliana no da puntada sin hilo. Lleva
ya algunos meses insinuando la sombra de Weimar sobre nuestras cabezas. Mi
primera reacción es no coincidente. Pero, ¿quién sabe?. No estaría mal que
Junqueras le diera vueltas a la cabeza.
Las bases
socialistas apoyaron abrumadoramente el protocolo PSOE – Unidas Podemos para la
investidura y el pacto de legislatura. Derrota espectacular de las vacas
sagradas del Partido socialista. Como se diría en Parapanda “los viejos galápagos
nunca mueren”.
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