viernes, 31 de julio de 2020

La oposición de la CEOE a la Igualdad social


La patronal, que fue arrastrando los pies a la mesa de negociaciones, está incómoda en ese menester. Cierto es que la dirección de la CEOE está siempre oscilando entre la responsabilidad de Escila y el desinterés de Caribdis. Ahora, da la impresión que se les ha atragantado la Mesa de Igualdad social. Esta batalla la tienen perdida, pero se resisten de manera testimonial. Porque no pueden enfrentarse permanentemente al signo de los tiempos. Dos son los elementos que han motivado el ataque de alferecía: uno, la equiparación salarial; otro, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. 

Hay matices entre esos dos elementos. La equiparación salarial es técnicamente  un problema de costes. Pero debemos decir a continuación que cada vez más, aunque de manera insuficiente, hay empresas que aplican la equiparación y, según ellas mismas afirman, les va viento en popa. Es más, sabemos a ciencia cierta que dicha equiparación  ha comportado mayor competitividad de la empresa. Dicho en prosa: a más derechos sociales se corresponde más eficiencia. 

El otro problema –esto es, la plena igualdad en el ecocentro de trabajo, esto es, la isonomía social--  es más duro de tragar por el empresariado. Porque, hay que decirlo sin pelos en la lengua y sin subterfugios, es una cuestión de poder. Del poder de unos sujetos que hasta ahora no lo han ejercido o lo han hecho de manera esporádica: las mujeres. Para el empresariado es un poder de consecuencias  desconocidas. 

Digamos, pues, que la contraparte había elaborado un manual de instrucciones tras dos siglos y pico de enfrentamientos con uno u otro diapasón. Los comportamientos del conflicto social eran, por lo general, previsibles. Ahora las mujeres reclaman –digamos la verdad: con el sindicato hombre a remolque— la total equiparación. No sólo frente a la contraparte, sino también al sindicato—hombre. Es una reclamación –¡oído, cocina!—que no sólo se refiere a las cuestiones categoriales y al conjunto de la condición asalariada, sino también al gobierno del conflicto social. Lo que provoca apoplejía en el empresariado y una cierta resignación en sectores cada vez más minoritarios del sindicalismo. 

Conclusión, ahora no provisional: se alcanzará la plena igualdad social en el ecocentro de trabajo cuando la patronal entienda que es un despilfarro económico esa mutilación de derechos.  

Nota.---  Este es un homenaje a Nati Camacho, fundadora de CC.OO. Todavía me estremezco cuando, clandestinamente, pasamos la frontera estando ella embarazadísima.

jueves, 30 de julio de 2020

Sugerencia desinteresada a los amigos

Recomiendo a los amigos, conocidos y saludados que aprovechen por lo menos el mes de Agosto para descansar: la rentrée será áspera, dura. Y, comoquiera que los rebrotes del bicho no perdonan, procuren no salir alegremente de casa. Es un consejo especialmente útil para ciertas edades que –según dicen tertulianos de alto cacheé monetario--  están más expuestas al riesgo. Ventilador o, en su defecto, abanico. Búcaro de agua fresquita, que en la Vega de Granada llaman pipo. Y lecturas. Hay alta literatura que es muy seductora. Yo estoy con los Episodios Nacionales.  Don Benito Pérez Galdós era un icono en mi casa santaferina cuando yo era niño chico. A mí me dejaban leerlo con la condición de no preguntar a mis mayores qué significaba tal o cual palabra. «Para eso está el diccionario que tienes en la estantería, y no digo más».  

 

Ese «no digo más» tenía su explicación. En la tumba de mi abuelo Pepe López Vázquez estaba escrito «muerto de forma aleve». Me apunté la palabra y al llegar a casa miro el diccionario y me enteré que al abuelo le pegaron cuatro tiros por la espalda que lo dejaron frito. En aquella época había maridos un tantico tiquis miquis.

Los intríngulis de la moción de censura

 

30 julio 2020

 

La ultraderecha ha presentado una Moción de censura en diferido. Lo ha hecho justificada por un discurso donde se ha mezclado la China comunista, que «ha creado y esparcido el coronavirus», los independentismos y otros comistrajos similares. Solo le faltó denunciar la infidelidad de la izquierda al sepulcro del Cid. La reacción de la portavoz parlamentaria socialista Adriana Lastra ha sido brillante y contundente. «Es una moción contra el Partido Popular», ha dicho. Poco recorrido parece tener esta iniciativa que –dicen sus autores--  se presentará en septiembre. En efecto, poco se puede esperar de ello. Sin embargo, conviene escudriñar qué hay detrás de tan aparentemente insólita acción parlamentaria. Lo que viene a continuación es mera conjetura y, como ya se verá, no coincide con lo que se ha publicado y tertuliado hasta ahora.

 

La moción de censura no va contra el gobierno de coalición por la sencilla razón de que a los de Abascal no les interesa, de momento, que salte Pedro Sánchez. La alternativa a esa caída no sería Vox sino Pablo Casado. En esa coyuntura la ultraderecha estaría ´de oyente´. Que la moción se haga para incomodar a Casado es de cajón, pero tampoco es lo determinante. El interés es otro: que se hable por los codos de Vox y que permanentemente esté en las ondas radiofónicas y en las pantallas televisivas. Lo que quieren los inspiradores reales de esta iniciativa es una mayor acumulación de fuerzas de la ultraderecha para que esta sea efectivamente determinante, no mera influyente. Así pues, les era necesaria una iniciativa de este calado, sabedores de que en otoño el clima político –agravamiento de la situación económica, bronca por el reparto de los fondos europeos, posible reaparición de la kale borroka catalana y otras pajarracas—no les permitiría tener el protagonismo que creen merecer. Ahora bien, si en el ejercicio de esa iniciativa van a poner a Pedro Sánchez como una aljofifa y a la derechita cobarde como un pingo, ¡miel sobre hojuelas! Pero –según mi conjetura--  el objetivo es que se hable de ellos ad nauseam.

 

Si lo que digo es aproximadamente verosímil las conclusiones que se desprenden serían: «parar, templar y mandar», según dejó enseñado don José María de Cossío para otros menesteres.


miércoles, 29 de julio de 2020

Novedades en la pugna entre Waterloo y Bonachón Junqueras


1.--

Torra construyó en los primeros momentos de la pandemia un discurso que se vertebraba con los siguientes ejes: 1) Cataluña puede hacer frente «mejor que España» al virus; 2) el confinamiento es un atentado a las libertades individuales y colectivas; 3) si fuéramos un Estado independiente no habría tantas muertes. Hubo quienes sacaron una segunda derivada de este discurso llegando a conclusiones terriblemente falaces: unos propalando «Espanya ens mata»; otros, como la ex consejera Ponsati tuitean macabramente "De Madrid al Cielo", estando tal vez o bien en poder de la ginebra o en completa insania mental. 

 

Cuando se procede la devolución de las competencias en materia de sanidad se descubre, también en este escenario, que Torra y sus franquicias departamentales no han aprendido nada de la gestión de la pandemia y, si siquiera, se han preparado para cuando llegase el momento de ejercer sus responsabilidades. 

 

Vale la pena recordar que tan sonoro descontrol es compartido por los dos partidos que gobiernan (dispensen, es una manera de hablar) en Cataluña. Tanto monta, monta tanto, Waterloo como Junqueras. 

 

Descontrol que se reconoce implícitamente con el contrato –sin concurso y por vía de urgencia— de la Generalitat con una filial de Ferrovial, que externaliza los servicios: 17,6 millones de euros.

 

      Ha caído otro andrajo teórico: ´lo cercano´, por el mero hecho de ser –sólo y solamente-- cercano es la solución más eficaz contra todas las ineficientes variantes del centralismo. Mientras tanto, dejaremos ad calendas graecas que se demuestre la eficacia de la hipotética república catalana.

 

2.---

 

Primera conclusión provisional: seguirá el desgobierno, continuará la pandemia convertida en campo de Agramante y no habrá, en medio de esa zahúrda, quien ponga orden.

 

Addenda.--- Esto ya es pura conjetura: la competición, a partir de ahora entre Waterloo y Bonachón Junqueras, se dará en el terreno de la exaltación, de quién se desliza más al despeñadero. Waterloo ha conseguido poner nervioso a Bonachón.

 



martes, 28 de julio de 2020

Con la Iglesia ha topado Waterloo




El diligente Quim Torra ha vuelto a anunciar que «tomará medidas» si no remite la grave situación del covid-19 en Cataluña. Desde luego, hemos de convenir que hasta la presente no se ha hecho demasiado caso a los llamamientos que ha hecho el caballero. Ahora, este Torra ha prometido lo que, tan vulgar como inútilmente, anuncian otros colegas, a saber, que no le temblará el pulso.  Tales palabras se las han pasado los desobedientes por la cruz de los pantalones: la fe en el Botellón es, en estos momentos, más potente y transgresora que cualquier franquicia del independentismo; más todavía, no se vislumbran sectas o escisiones en esta religión del Botellón.  

Tengo la impresión que el personal ha tomado nota del clima de desobediencia de las autoridades autonómicas catalanas tanto al presidente del gobierno español como a las del conjunto de los aparatos del Estado. Si Torra tiene una relación con el Estado patológicamente desobediente ¿por qué los aspirantes a contraer el virus van a hacerle caso al tan repetido Torra? Por otra parte, podría darse el siguiente caso: si se percibe que las autoridades son incapaces de controlar la pandemia, por incompetencia principalmente, la crisis de confianza en su capacidad de gestión le lleva a no considerar incluso las recomendaciones más prudentes.

En toda esta historia ha aparecido, además, dos novedades: de un lado, un conflicto entre la jerarquía de la Iglesia catalana, liderada por el cardenal Omella, y el govern de Cataluña; y, de otro lado, el envío de la consejera de Salud al ángulo oscuro del rincón. El primero es formalmente un conflicto soterrado entre política y religión; el segundo es político, químicamente puro, a la luz del día.  

El primero. Entre 1946 y 2015, sin necesidad de probar la titularidad, la Iglesia católica puso a su nombre en Cataluña 3.722 inmuebles. La Generalitat publicó ayer un mapa interactivo en el cual se pueden consultar esos bienes y anunció la puesta en marcha de una oficina de mediación para dirimir conflictos de propiedad entre los obispados, Ayuntamientos o incluso particulares.

Hasta la presente esta situación, perfectamente conocida, no mereció atención de ningún gobierno catalán. Mejor no meneallo, se dijo desde Jordi Pujol hasta este Torra. Pero el conflicto ha estallado –todavía por lo bajinis--  estos días. Precisamente en el libro del hombre de Waterloo, recientemente publicado, se hace un ajuste de cuentas a la cúpula de la iglesia catalana en la sotana del cardenal.

Se le acusa de haber estado mediando para solucionar el embrollo que organizó Puigdemont con la declaración unilateral de independencia. «Omella no se portó como un hombre de fe, sino como un hombre de Estado». Léase, se portó como un anticatalán. A partir del libro la orden es clara: «barra libre». Omella es tratado como Bernardo Gui, el temible inquisidor cátaro. 

Guerra de movimientos: Omella organiza un funeral por las víctimas del covid-19. El Departament de Salut lo prohíbe de hecho. Pero se hace. El fiel Torra asume el barra libre y arremete contra el cardenal haciéndole responsable de «la represión que sufre Cataluña». Con lo fácil que hubiera sido que Torra le dijera al cardenal: «Oiga, devuelva esas inmatriculaciones a su dueño». En concreto, se ha organizado un comistrajo de rapiña eclesiástica, política, religión, pandemia y otros ingredientes tóxicos. Primera conclusión provisional: el secretario florentino hubiera dicho que la política puede desvincularse de la religión, pero no al revés. Segunda conclusión también provisional: Waterloo y Torra acabarán negociando una soportable cohabitación. Omella no es un cualquiera; es el hombre del papa de Roma.

La segunda novedad es el cese elíptico de Alba Vergés, titular del Departament de Salut por el lote de ERC. Tensión, porque ya no se trata de un conflicto de temas políticos sino del reparto de poderes. La humillación está servida. El consumo de sapos de ERC es infinito.

P/S.---  Las cenizas de Paco Frutos ya están en Calella.

lunes, 27 de julio de 2020

Lo prioritario: ¿la industria o el turismo?




Lo prioritario siempre expresa una jerarquía, a saber, que una opción está antes que otra, ya sea en tiempo o en orden. Es la preferencia. No es, por tanto, una cosa u otra. Sino qué va primero. Algo engorroso para los políticos, porque el hecho de optar o preferir siempre comporta agravios para los perjudicados y escasos parabienes de los que se sienten beneficiados. De ahí que los políticos, por lo general, no dejen claro en sus programas qué es lo prioritario y, en un mismo discurso, lo preferente quede envuelto en una nebulosa o camuflado entre mil prioridades. Cuando casi todo es prioritario nada es preferente.

No es irrelevante esa reflexión. Porque la política es la técnica de optar y darle jerarquía a la opción. Lo mismo rige para lo que se ha dado en llamar «política industrial». Lo novedoso ahora de ese asunto es que a quienes la hemos reivindicado –cuatro y el cabo, a qué engañarnos--  se están sumando quienes estaban distraídos o los que no la propugnaban o incluso desdeñaban.

Voces de vara alta académica propugnan que la prioridad de la recuperación –es decir, de la inversión de los fondos europeos--  debe orientarse al sector turístico. Pero hay también voces no menos autorizadas del archipiélago académico que apuestan porque la prioridad sea la política industrial. Naturalmente los protagonistas de cada sector consideraran prioritario lo propio. Es cosa natural. Cada feligrés considera que la suya es la única religión verdadera. El «qué hay de lo mío» no sólo es una exigencia sino también la consideración de que lo mío es lo preferente.

Este blog, que es un blog de tendencia, considera que la industria es lo prioritario. No lo decimos contraponiendo lo otro a lo uno, sino estableciendo la jerarquía. La misma jerarquía que, sobre chispa más o menos, estableció en sus axiomas el matemático Giuseppe Peano sobre los números naturales. Daremos, naturalmente, las razones que nos llevan a preferir la industria, sabiendo que «preferir» no es desdeñar la opción que no es la escogida preferentemente.

La principal razón es la inestabilidad del sector turístico, siempre expuesto a vicisitudes diversas: conflictos bélicos, catástrofes climáticas, altercados diplomáticos de unos países con otros o, como ahora, crisis sanitarias. Digamos que es un sector líquido. Y vulnerable. Por supuesto, nuestra preferencia por la industria no nos lleva a la reivindicación del subsector chatarrero. Para eso están los quinquis que pueden hacer negocios rentables.

Estamos con Manuel Gómez Acosta cuando insiste en que: «El escenario post-covid es una oportunidad única para reindustrializar España y transformar su modelo productivo, basado en una economía de baja productividad condenada al déficit público crónico  Para conseguirlo, España tiene que avanzar en su inserción en la cadena de valor europea, asegurando de entrada que sus empresas solventes salgan lo más indemnes posible de esta crisis, para lo que el Gobierno debe aprovechar la posibilidad hoy existente de dar subsidios e incluso de entrar de forma temporal en su capital social. 
» Los países europeos con mayor peso industrial en sus economías deberán probablemente replantearse el poder fabricar en sus territorios nacionales, en un marco de coordinación europea, productos y componentes para las industrias y tecnologías que se consideren estratégicas (salud, farmacéutica, computación cuántica, material de transporte, energía...), reduciendo su dependencia de los mercados asiáticos. Lo anterior exigiría una apuesta comunitaria por un incremento significativo de la inversión en I+D e innovación en esas áreas estratégicas».

Post scriptum.---  Paco Rodríguez de Lecea glosa la figura de PACO FRUTOS, clica aquí. La foto de arriba deja constancia de dicha crónica.


domingo, 26 de julio de 2020

Tantos programas como tantos campanarios


Escribe: José Luis López Bulla

(Homenaje a Paco de can Mias)

Tengo encima de la mesa los documentos que concretan los ´pactos´ que se han acordado en las diversas comunidades autónomas con la idea –se dice— de afrontar la crisis que está provocando la pandemia. Procuraré ser lo menos diplomático posible a la hora de analizarlos en esta ocasión.

Primero.--- La primera impresión que ofrece tan extensa literatura es su inconcreción. Cosa chocante porque pactar requiere concretar, lo que equivale a escribir en prosa. Son, por lo general, documentos de buenas intenciones. Ahora bien, esa literatura tan bonachona encierra un problema no irrelevante: al no concretarse nada, los sujetos firmantes –incluidos los llamados agentes sociales--  dejan en manos de los respectivos gobiernos autonómicos la concreción en números de lo acordado.

2.---  No menor problema es el que se deriva de la ausencia de compatibilidades entre lo acordado en unas y otras comunidades autónomas. Por ejemplo -- no es el único, aunque  sí el más relevante--  el problema fiscal: no parece conveniente que, tampoco y, sobre todo, en este terreno— cada campanario repique a su gusto. No es buena cosa, por decirlo caritativamente.

Tengo esta impresión: este suculento material se ha hecho, tal vez con las mejores intenciones, pero quizá con la idea de que cada presidente autonómico exhiba musculatura en la próxima reunión de la Conferencia de Presidentes. A ver quién es ahora el que sintetiza todo ese material esturreado. Y por lo que se refiere al sindicalismo: ¿qué papel tienen las confederaciones visto lo visto? ¿Sacar la suma aritmética de lo que pide cada territorio? ¿tirarlo todo a la papelera a la espera de que haya un sastre que confeccione un traje que no sea el zurcido de diecisiete retales? Vale. 

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Tiene la palabra Javier Aristu


Como siempre, Pepeluis, acertado y claro. Yo sintetizo mi modesta opinión en estos puntos:

1.   El programa acordado en Europa es de una ambición (perdón por la hipérbole) histórica que, creo, desborda y supera a nuestros gobiernos autonómicos. La mayoría de estos puede pensar que lo que les llega es "agua de mayo" para saciar a sus clientelares huestes. Pero no tienen instrumentos de gobernanza para "administrar " el paquete de ayudas.
2.   Por el contrario, creo que en el aparato del Estado (ministerios y agencias estatales) hay materia gris y capacidad para acometer esa tarea. El Estado español, su aparato técnico-burocratico, tras su experiencia europea de 30 años y su adaptación a los nuevos tiempos y crisis, sí podría jugar un papel decisivo a la hora de "orientar por dónde tirar" y que tipo de planes necesitamos. Pienso en políticas medioambientales, de tecnologías de la información, energía, y de ciertos sectores industriales que tendrán que reconvertir sus planes (automóvil parece estar señalado de forma nítida). En cierto modo, el acuerdo alcanzado en Bruselas va a regenerar el protagonismo estatal, de los estados. Y en España eso significará que será  a costa de las dinámicas nacionalistas, autonómicas o periféricas. 
3.   Una autonomía puede gobernar un sistema sanitario de una forma o de otra (a las pruebas de la pandemia me remito) pero es difícil pensar en Cataluña, por ejemplo, dirigiendo la reconversión energética hacia un modelo sostenible, o la reconversión del automóvil, o el 5G. 
4.   Vamos a ver impactos curiosos en sistemas como el educativo: ¿Qué prima más,  la digitalización del sistema formativo o la enseñanza del esperanto? Ahí si podremos encontrarnos con confluencias/divergencias entre los dos vectores, estado y autonomía nacionalista.
5.   En definitiva: veo que hay oportunidades para replantear o resituar un  proyecto de estado democrático (España) en un  contexto europeo, proyecto que debe ser repensado desde la izquierda...pero que no creo que ésta reúna hoy las condiciones para hacerlo. No existe la izquierda española como proyecto orgánico. Tarea por hacer.


Tiene la palabra Isidor Boix



Querido José Luis, ya sabes que me dejo provocar fácilmente, y tu mensaje es efectivo. Te adjunto algunas ideas que me han provocado el texto. Y con ellas harás lo que quieras, en definitiva es tu texto.

1.- En realidad NO SON "pactos". Sí lo son en la medida que los han pactado, pero no en el sentido histórico de "acuerdo", es decir con concesiones mutuas a partir de intereses contradictorios en todo o en parte. Si todos se consideran satisfechos en todo, sin asumir concesiones, me temo que salvo la satisfacción de verse juntos en la firma (y a veces esto no es poco), de nada sirven.

2.- La disputa de los fondos (es curioso, o tiene poco sentio, que sea lo único en disputa cuando sus economías, las de las CCAA, están bastante interrelacionadas. Las empresas intercentros, por ejemplo, están de hecho, entre matriz y proveedores, bastante distribuidas en el espacio ESPAÑOL) es incompatible a partir de los criterios de base que cada una defiende (los que les interesa más), olvidando que las CCAA son parte, y representación en su ámbito, del ESTADO. Deberían por ello entender que los intereses particulares de cada una tienen sentido, y posibilidades, si parten de un interés común, solidario, del conjunto. Que el interés común es el que garantiza, y tutela, el interés de parte. 

3.- En cuanto a las "mejores intenciones", una duda. ¿Sirven de algo las intenciones de los gobernantes inútiles?

Y aún una consideración de conjunto sobre las "autonomías". Para los que tenemos un concepto, cultural, sentimiento, ... antiindependentista, supongo que la solidaridad del conjunto de la ciudadanía, española, con la que combatimos el franquismo, con la que hemos construido la democracia española, con la que nos sentimos también solidarios si recordamos nuestra propia historia, de común mestizaje, los intereses particulares de clan, de región, de localidad, ..., nos parecen siempre secundarios, y en ocasiones espúreos. De hecho quizás conviene recordar de vez en cuando la vocación de solidaridad universal de la humanidad progresista.

Bueno amigo, tu haces lo que te sugiere tu guión, el sentido del mensaje que pretendes con el texto, pero, ya que lo pides, el camarada Camps no se priva de expresar alguna opinión al respecto.

Un abrazo,

Isidor




Puigdemont ya tiene su juguete





El hombre de Waterloo ya tiene su juguete y ha pasado de estar realquilado a ser el casero del inmueble. O sea, Puigdemont ha construido el  partido a su imagen y semejanza, gobernado con mando a distancia desde tierras relativamente lejanas. Como es preceptivo, el partido sale de la pila bautismal con un nombre de unidad: Junts dice llamarse. Su objetivo inmediato –se ha proclamado— es conseguir la unidad del independentismo. El nuevo partido sigue las viejas tradiciones de la politiquería: afirma que quieres la unidad, pero antes rompe todo lo que se cruce en tu camino. Puigdemont ha seguido  disciplinadamente ese manual.

Las primeras reacciones han venido de Oriol Junqueras, peso pesado, que le ha lanzado un potente uppercut a la barbilla de Waterloo: «es un partido de centro—derecha». Era la deportiva respuesta a un gancho de un welter juntista que, disfrutando de su permiso carcelario, había manifestado que «nosotros no somos profetas del derrotismo». O sea, Esquerra Republicana de Catalunya es un partido--calzonazos. Con lo que, conviene dejarlo claro, se siguen las pautas del viejo aforismo del «devoraos los unos a los otros». Aquel infatigable constructor de terminachos hubiera dicho «los hunos y los hotros».

En pocas y pobres palabras: el acto fundacional de Junts parece presidido por la confrontación con Esquerra y no tanto como un combate contra España. Es la lucha por la hegemonía dentro del independentismo, que obliga a la depuración ideológica. Un matiz: en el improbable caso de que el independentismo sea una ideología. Y para ello es imprescindible el «control» político, ´ideológico´ y del territorio.  En resumen, controlar todas las instituciones, medios de comunicación y centros de decisión. Preferentemente los que demuestren su neutralidad. Un control que tiene que estar en manos de los puros, de los políticamente cátaros. Con los «profetas del derrotismo» Cataluña, el pueblo elegido, nunca echará a andar. Siempre estará en el mismo espacio—tiempo.  

Addenda.--- Según parece hay quienes desde Madrid están echando una mano a estos juntistas de Waterloo. Son los éforos que han rescatado el lema de «Fiat justitia et pereat mundus». En la Vega de Granada lo traduciríamos así: «Hágase justicia, aunque el mundo se vaya a tomar por culo». Ya se sabe: traduttore traditore.

sábado, 25 de julio de 2020

Cataluña: una extraña zahúrda en luz de gas




Cataluña se ha convertido en una cosa rarísima. Su política, por ejemplo, es una prueba de ello. No es maledicencia por mi parte, sino la constatación de un hecho muy chocante: el principal conflicto en Cataluña, desde hace unos meses, no se libra entre el gobierno y la oposición y, ni siquiera, entre «Cataluña y Madrit»; el principal conflicto se libra entre las fuerzas políticas independentistas que conforman por lotes la composición del gobierno. Es un conflicto entre aparentes compañeros y, por ello, adversarios a calzón quitado. Es el conflicto entre el hombre de Waterloo y Oriol Junqueras, siempre «bona persona».

Cosa rarísima, decimos. Porque, por otra parte, se está dando en el dramático tiempo de la pandemia. Con lo que podríamos establecer la siguiente ley: a más gravedad de la situación –sanitaria y económica--  mayor irresponsabilidad del gobierno, dividido en lotes. Digamos que el conflicto en el interior del gobierno y las particulares islas de cada lote es una variable independiente de la crisis sanitaria y económica.

Veamos, por un lado está el rebrote violento en Lleida y el cinturón metropolitano de Barcelona, que ha llevado al gobierno francés a recomendar enfáticamente --«vivamente», ha dicho el primer ministro--  que sus compatriotas no viajen a Cataluña. Cataluña, pues, en coplas. Por otro lado, cada día aparecen noticias que mantienen una luz de gas inquietante en el terreno de la economía: sólo el 2,6 % de los negocios catalanes  ha recuperado el nivel de facturación previo a la aparición de coronavirus. A su lado, como se ha dicho, la zahúrda pública entre los lotes del gobierno, que se agravará con la aparición del libro de Puigdemont que ha puesto como un pingo a Junqueras y la batalla sorda –de momento subterránea--  entre ellos mismos por el control de los Mossos de l´Esquadra. Es una batalla hilarante que ha llevado a la inefable ex consellera Ponsati –la que dijo que «íbamos de farol»--   a afirmar que «los Mossos son una fuerza de ocupación». A su vez, un milagrosamente reaparecido Carod—Rovira, ahora de excursión en la farándula de Waterloo,  llama al control político e ideológico de los Mossos, insinuando que está plagado de efectivos del cuerpo al que perteneció su (benemérito) padre. Más luz de gas.

Addenda.--- El acelerado camino a la decadencia tiene estas cosas tan raras. Algo insólito: hasta la gente ida de la cabeza tiene igualdad de oportunidades, siempre que sea independentista, de formar parte del gobierno. En el gobierno de la lottizzazione.

viernes, 24 de julio de 2020

Oiga, Torra: convoque elecciones



Con dos noticias tuvo que desayunarse hoy el diligente Quim Torra;  son de esas cosas desagradables que le recuerdan al pintoresco presidente de la Generalitat que es un personaje –lo diremos sine ira et studio--  ineficiente, y ahí lo dejamos de momento. La primera viene del BBVA y la segunda procede del Cercle d´ Economia. O sea, del mundo de la empresa.

1.--- El servicio de estudios del BBVA empeora la previsión del producto interior bruto catalán: caerá un 12 % en este año y la recuperación del próximo año sólo será un 7,4 %.  Con un alarmante incremento del desempleo. Lo más peliagudo es que estas previsiones se hicieron antes de los recientes rebrotes de Lleida y diversas áreas del cinturón metropolitano. Son datos inquietantes que no parecen afectar al gobierno catalán. A ninguno de los dos lotes. Porque la actitud política de, por ejemplo, ese Torra es mantener la bronca, la inestabilidad, abriendo la posibilidad de convocar un nuevo referéndum.

2.--- El Cercle d´ Economia de tanto en tanto emite una declaración opinando sobre los temas «de coyuntura».  También en esta ocasión. Palabras duras y exigentes, expuestas con elegancia,  en lo atinente a Cataluña (1). «Durante los últimos años Catalunya ha perdido tiempo y ambición», es el áspero diagnóstico. Es digno de destacar la elíptica petición de elecciones autonómicas. Más elegancia todavía: «El gobierno de la Generalitat que salga elegido en las próximas elecciones al Parlament de Catalunya debe priorizar la recuperación social y económica…».

Con lo que llegamos a la siguiente conclusión: el Cercle tampoco confía en que este gobierno de Torra, con su cenacho lleno de incontinencias, sea reformable y, sobre todo, da a entender que es incapaz de hacer algo, por pequeño que sea, de utilidad.  Lo único que puede hacer es empeorar todavía más. A cosica hecha. 

Los taifas y los fondos europeos




Ayer mismo en este blog hablábamos de la relación entre la (clica aquí) distribución de los fondos de reconstrucción y autonomías.  Insistimos en ello porque el asunto no es baladí. Estas reflexiones son, pues, la continuación de los que decíamos ayer. 

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, no podía estarse callado. Su andalucismo sobrevenido le obligaba a ello. También opina sobre el reparto de la túnica sagrada; el resto de los presidentes de las autonomías ha pedido tanda para ponerse delante de los medios. Habrá empellones por ejercer esa virtud tan nuestra de colarse en la fila.  De momento, Moreno ha dejado dicho, con voluntad de ser dogma de fe, dos cosas: 1) «El gobierno de España tiene que ser equitativo en ese reparto», el subrayado es mío; 2) «Andalucía no va a aceptar que se le dé un céntimo de menos». Estas declaraciones las puede ver el exigente lector en el suelto de La Vanguardia de hoy Las autonomías toman ya posiciones para acceder a los fondos europeos. 

Vamos a llamarle la atención al presidente andaluz y de paso, gratis et amore, enseñarle algunas cosillas que ignora o bien aparenta no saberlas. Pero antes le quiero recordar que nosotros vamos a hablar de «distribución» de los fondos, no de «reparto». Llámenme pejiguera, pero no es exactamente lo mismo. Recapacite, Moreno, y verá que no es equivalente. 

Vamos al grano sin protocolo: la distribución de los fondos no puede ser «equitativa», tampoco lo contrario; aquí no se está hablando de derechos. El concepto de equidad no casa en esta ocasión, aunque haya quien quiera instalarse en ello. La cuestión es la siguiente: los fondos tienen un finalismo, a saber, la reconstrucción. Por lo que esa distribución debe tener inexorablemente, como mínimo, las siguientes variables: qué se debe reconstruir concretamente y qué prioridades tiene lo que se debe rehacer.  Y comoquiera que la devastación no ha sido equitativa la distribución tampoco lo puede ser. Que estas consideraciones choquen con el populismo es ya harina de otro costal. 

Por otra parte, entiendo que Moreno, andalucista sobrevenido y de barra de mostrador, afirme que Andalucía no aceptará un céntimo de menos. Declaraciones de manual. El populismo es, en estas cuestiones del parné, previsible. Como previsible es el hilo regional—populista de la mayoría de las autoridades autonómicas. Sería el manual del buen taifa. 

Naturalmente, Pedro Sánchez hará mangas y capirotes para gestionar esa complicada situación. En todo caso, le recordamos que la Unión Europea no le pedirá explicaciones a ningún taifa por la mala gestión de los fondos. Más todavía, el resultado global de dicha financiación –si falla— será cosa de Pedro Sánchez, no del índice onomástico de los presidentes autonómicos que así las cosas se han convertido en jefes de cáfilas. 


jueves, 23 de julio de 2020

Distribución de los fondos de reconstrucción y autonomías




Todavía no ha llegado un chavo de Europa y ya están algunos a la greña por el reparto de la túnica sagrada. Por ejemplo, poco tiempo le ha faltado al diligente Quim Torra para reclamar «lo suyo» y lo que le quiere quitar a los demás. Tras lo cual, el activo García—Page increpa al catalán: «Solo piensas en lo tuyo». Que es una verdad tan maciza como que también el castellano-manchego sólo piensa en lo suyo. La España de las autonomías, dicho con Baroja, es ansí. Esta pugna es el anticipo de la zahúrda que vendrá después. Aquí, en estos aspectos, no habrá «cambio de rasante». Y por lo que respecta a Cataluña,  en puertas de elecciones, la pugna entre los eternamente irascibles  de Waterloo y los necesitados de ser considerados como una «bona persona» (léase Junqueras) será a ver quién pone más alto el listón del pagaré.

Es preciso ponerse de acuerdo en los criterios de la distribución de los fondos. He dicho «distribuir» y no «repartir» porque, aunque las fronteras de uno y otro término son muy difusas, me parece que políticamente distribuir es más ajustado que repartir. Al menos en esta ocasión.

Criterios. Que eviten, en lo posible, que la zahúrda sea lo menos corralera posible. Considero imprescindible que la distribución se haga en base a la situación real que la pandemia ha provocado en cada comunidad autónoma, porque el objetivo de estos fondos es finalista y tiene como objetivo la reconstrucción de lo destruido por la pandemia. Al grano: aquí no hay derechos históricos que llevarse a la boca. Esto, como diría Kipling, «es otra historia». Y sabiendo cómo nos las gastamos algunos diré que la distribución debe ser sobre la base de planes objetivos, de la misma manera que los Estados nacionales deberán hacer lo propio con el parné que reciben. Esto no es el maná.

Cuidaíco con lo que hacemos. No sea que, en estos asuntos tan delicados, nos llamen la atención los de Bruselas. No olviden que los frugales   –mal o bien llamados, ¿qué más da a estos efectos?--  nos vigilan.  


miércoles, 22 de julio de 2020

Decisión inquietante de los Comunes


El Parlament de Catalunya ha desarrollado en la mañana de ayer una hiperactividad reprobadora de diversas personalidades de la vida política española. Entre ellas las del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez (1). El motivo ha sido el famoso artículo 155. La reprobación ha tenido 69 votos a favor, 56 contrarios (Ciudadanos, PSC y Partido Popular), el resto han sido abstenciones. No, no le ha traicionado la vista: los Comunes no han votado en contra, se han abstenido.  

No logro entender las razones de esta abstención; ni siquiera la tradicional equivocidad de este partido lo podría explicar, toda vez que forma parte del Gobierno español. Por lo que no casa políticamente esa abstención que castiga a su presidente. Más todavía, esa postura pone en crisis la credibilidad de Pablo Iglesias como dirigente de Unidas Podemos. Pero, atención al matiz, ¿con qué autoridad se va a presentar ahora el ministro Manuel Castells, que fue propuesto al cargo por el lote que –según dijeron por lo bajinis— le correspondía a los Comunes? ¿Cómo se va a presentar Castells, oriundo de los Comunes, ante Sánchez, su presidente reprobado?

No habrá crisis, afortunadamente. Pero la acumulación de este tipo de gestos podría ser inquietante. Disimulen, pues, hasta donde les sea posible. Pero el vaso –después de los resultados poco agraciados de Galicia y Euskadi--  no pinta bien incluso para los Comunes. Todavía no han aprendido que matar al padre antes de tiempo les puede salir caro y, sobre todo, desventajoso. 


Cuatro breverías de coyuntura, naturalmente gratis et amore



1.--- Los norteamericanos de vara alta, los rusos de ingesta generosa de aguardiente y los chinos de nuevo parné –es decir el triángulo escaleno con ínfulas globales—están, como la Zarzamora, «llora que llora por los rincones»: tras no pocas fatigas y sobresaltos la Unión Europea supo arreglarse a sí misma. El triángulo escaleno tiene las cosas complicadas para devorar las carnes europeas. El politólogo Robert Kagan, neocom pata negra, debe estar perplejo de que Venus, o sea, Europa, plante cara a Marte, los Estados Unidos.  

2.--- Sí, ha sido un triunfo de los intereses mutuos. Es lógico que en España se celebre jubilosamente. Pero debemos convenir que a partir de unos días hay que meterse en harina. O sea, pasar del repique de campanas a la laboriosidad de las propuestas que se deben elaborar para obtener la parte millonaria que corresponde a créditos. Hoy en El Periódico aparecen las propuestas de reconocidos economistas: cada cual dice la suya con muy pocas coincidencias. Es normal, el mundo académico tiene sus querencias y tendencias. Me aventuro a pronosticar que, desde ese archipiélago, poca claridad se podrá sacar.

De manera que, escuchando a todos con mente abierta, el sindicalismo confederal está obligado a proponer un orden jerárquico de prioridades. Sobre todo rechazando mi ardor juvenil que llamó la atención de mi padre adoptivo: «Niño, mil prioridades equivalen a ninguna». Tres cuartos de lo mismo es deseable al gobierno español.

3.--- Enric Juliana ha publicado hoy en La Vanguardia un escrito que tiene todas las trazas de ser el artículo del mes. Se titula Cambio de rasante. A efectos de lo que me interesa recalcar transcribo lo que dice el de Badalona: «Es el momento de reubicarse. A algunos les costará. Es el momento de hablar de política industrial. A muchos otros también les costará». Esta idea podría significar, tal vez, un cierto cambio de rasante, vale decir, de la prolongada siesta de la cuestión industrial a su deseable renacimiento. En ese sentido se han pronunciado en días anteriores, y aquí lo hemos dejado anotado, Miquel Puig como Jordi Juan.  

Es el momento, pues, de hablar de política industrial. Es la hora de concretar, no de perifollos con formato de pactos. Los millones que vienen de Europa, por una u otra vía, son concretos; su fisicidad no casa con los juegos florales disfrazados de programas. La industria es prosa tal como descubrió el burgués gentilhombre.

4.--- Francesc—Marc Álvaro escribe hoy en La Vanguardia acerca de la continuada trasmutación de la vieja Convergéncia democrática de Catalunya. Nosotros a ese listín casi interminable de cambios le hemos llamado, para ahorrar espacio y mareo al lector, los post post post convergentes. La tesis de Álvaro es que tan repetida transformación  se debe a la necesidad de «mantener el control de las estructuras internas». Posiblemente. No obstante, mi hipótesis es menos piadosa. A mi juicio tanta romería se debe al fracaso del planteamiento político de cada partido bajo la órbita de Puigdemont.

martes, 21 de julio de 2020

El manneken pis se mea en Pablo Casado




Escribe el Abate Coglione

En pleno fragor de las negociaciones en Bruselas cuando las cosas se iban poniendo feas a todo meter, el joven Pablo Casado decide echarle un cable a meneer Rutte, el holandés arisco con los países del Sur. Casado exhibe su patriotismo de bolsa escrotal. Reincidencia, pues, de la derecha en el diseño de una política exterior basada en: lo que internacionalmente beneficie a España con mandato de izquierdas es perjudicial para la derecha en general y muy particularmente para el Partido Popular.  En ese sentido, este Casado sabe que tiene aliados imperfectos (los aliados imperfectos crean también oscilaciones en las correlaciones de fuerza) en las fuerzas del independentismo más exacerbado. Enric Juliana, con una aproximación a la malafoyá granaína, llama a ese consorcio «el partido holandés». Le aclaro al maestro Juliana que la malafoyá es la peculiaridad que tiene el sarcasmo en la Vega de Granada.

Casado, mientras se estaban produciendo las negociaciones en Bruselas, lanza una andanada contra Pedro Sánchez. La intención es doble: de un lado, intenta debilitar a Sánchez en el escenario europeo y, de otro lado, pretende que los gobernantes frugales le impongan condiciones más duras que frenen las políticas progresistas del gobierno de coalición. A Casado le han dicho que un acuerdo medianamente aceptable en Bruselas consolida a Pedro Sánchez en España. Por lo que Casado intenta, a través de su grupo parlamentario europeo, que Angela Merkel no ampare los planteamientos de España.  Fracaso de Casado casaseno. Y nerviosismo en las filas del Partido Popular: toda su retahíla de propuestas económicas   –que tiene como estrella la bajada de impuestos--  es desautorizada por el Banco de España y el Fondo Monetario Internacional.

Primera conclusión provisional: Casado viaja en tartana al centro político haciendo tantas curvas como si estuviera ahíto de blanco pasto. Pero el centro político es un punto asintótico para Casado casaseno. Mientras tanto, el manneken pis se cisca en Casado.

Lo que deja escrito un servidor,  diplomado en Vaguedades, para información al beaterio y orientación al beaterío. Noten la diferencia que índica la tilde en la i. Sobre los contenidos del acuerdo dejaremos que lo haga el capataz de este blog, que es experto en generalidades.