viernes, 29 de abril de 2022

Pegasus


Según parece Feijóo no es capaz de romper el cordón umbilical de aquel Casado que saltó por los aires hace pocas semanas. Todo indica que es realmente difícil saltar del trampolín, desde el terraplanismo hacia esa piscina de la moderación centrista. O tal vez la explicación puede ser otra: Feijóo no sabe, no puede o no quiere decidir  centristamente. La larga mirada de la Ayuso es inquietante.

La cosa viene a cuento por una información que da hoy El País. El diputado Jaime de Olano defendió, ayer, la postura del grupo parlamentario popular «de rechazo a las medidas del gobierno contra la crisis sin saber cuál sería el voto final». Nadie le dijo al logógrafo de Olano si la cosa iba de abstención de votar en contra. De Rajoy a Feijóo y de éste al otro: del caño al coro y del coro al caño.

Por su parte, ERC no quiere perder la ocasión de ser el partido más confuso de Occidente. No es la primera vez que coincide voluntariosamente con las derechas de la taberna y la caverna. A lo largo de su biografía política, fuesen cuales fueren sus portavoces, han usado la coincidencia con las derechas bien como motivo de chantaje al gobierno de turno (incluidos, por tanto, los progresistas) o bien por pura coincidencia con dichas derechas. El pintoresco Rufián ha heredado esos códigos y lo hace con mucho gusto. Más todavía, PP, Vox y ERC no sólo coinciden en el voto, sino que lo hacen bajo la justificación de un problema que  nada tiene que ver con lo que se dilucida.  

Ciertamente, el caso Pegasus es, si se confirman lo que hasta ahora sólo son  rumores, algo de extrema gravedad. Si se confirman, digo. Pero, con ser grave, si se confirma, el voto contrario al menos de ERC, a quien penaliza fundamentalmente es a los destinatarios de las medidas del Real decreto ley. Con lo que Rufián y sus socaliñeros no han entendido a Platón que afirmaba que el objeto de la medicina no son los médicos sino la salud pública de la ciudadanía.

Jacques Attali habló en su día de las llamadas «zonas grises» de la democracia. Los servicios de inteligencia podrían estar en esas zonas. Cuando los controles enflaquecen y los códigos de los controlados se desgastan aparecen sin duda, al margen o bordeando extremadamente la ley, esos comportamientos ademocráticos y antidemocráticos. ¿Estamos ahora en esa situación? Yolanda Díaz ha dado en el clavo: lo primero es la investigación, ver sus conclusiones y, si corresponde, que el peso de la ley caiga inmisericorde contra los responsables.

Escena final: el PP no se abstuvo, votó in extremis en contra. Si hubiera mantenido la abstención la absurda negociación de ampliar los miembros de la Comisión de secretos oficiales no se habría producido. Consecuencias: la CUP tiene ahora su plaza en dicho organismo. ¿Quién en las cancillerías de los países más significativos nos va a tener en cuenta a la hora de pasar confidencias de Estado? Lo pagaremos caro.     

martes, 26 de abril de 2022

Pongamos que hablo de Yolanda Díaz


 

Están pasando cosas en el mundo que obligan a Yolanda a darnos, como mínimo, un anticipo de su proyecto. No es conveniente que nuestro personaje siga procastinando.  Tanta tardanza podría llevar a la depreciación de dicho proyecto y, por consiguiente, a la pérdida de una posible oportunidad. Sí, están pasando cosas, cosas muy significativas e importantes.

Sin ánimo de ser exhaustivo: la cruel guerra de Putin contra Ucrania; por tercera vez Le Pen ha conseguido estar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, alcanzando ahora la importantísima cota de casi el 42 por ciento del electorado; la entrada de Vox en el parlamento de Castilla—León; la convocatoria de elecciones en Andalucía que pilla a las izquierdas con los meado en el vientre; las apreturas del gobierno de Pedro Sánchez; la inflación que parece desbocada… Mientras que en Hong Kong miles y miles de contenedores hacen en la siesta en el puerto, taponando los circuitos de distribución.

No estoy diciendo que Yolanda pueda resolver tan descomunal quilombo. Simplemente me limito a bosquejar en qué mundo estamos aquí y ahora. Y más concretamente: ese contexto poco halagüeño necesita cuantas señales de mejoría, por modestas que aparentemente sean de menester. Pero, además y por si fuera poco, estamos en otro momento en que las izquierdas parecen tener anorexia: la hecatombe de la izquierda tradicional en Francia, la patológica división entre los hijastros de Putin y el resto de la izquierda; la dimisión del candidato de la sedicente izquierda alternativa andaluza, el reputado profesor José Antonio Pérez Tapias, agobiado porque en las redes sociales los hijastros de Putin le pusieron como un pingo, porque defiendo el derecho de Ucrania a defenderse con sus armas y las que le lleguen solidariamente.

Cierto, si Yolanda presenta su proyecto –o, al menos, da un anticipo— no se arreglaría el mundo. Pero un modesto hálito de esperanza –una novedad positiva—aclararía algo. Con todo, si el proyecto se retrasara ad calendas graecas cundiría la sospecha de que el proyecto de Yolanda es ella misma.   

miércoles, 20 de abril de 2022

Consumatus est


 

Si el flamante presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, hubiera hecho lo que hacen sus correligionarios europeos más distinguidos, Vox no estaría en la Junta de Castilla – León. Pero Feijóo es de otra pasta; de hecho, los populares tienen una biografía muy diferente a la de los partidos de la derecha europea ilustrada.

La gran paradoja es que este caballero, Feijóo, ha permitido que un partido de colodrillo menguadamente democrático siente sus posaderas en el gobierno castellano—leonés. Digo paradoja porque se nos había presentado como el hombre de la renovación del partido de aquel Casado, ya lejano. Patarata. Se no vendió un dirigente, que se decía centrista. Patarata. Más todavía, Feijóo permite el disparate en puertas del ballotage francés. Un aliento indisimulado para Le Pen.

Feijóo como Jano bifronte: su mano derecha no sabe lo que hace la izquierda; abre el camino para que, por vez primera, la ultraderecha entre en un gobierno autonómico y, simultáneamente, no se presenta en la toma de posesión de su faraute. La cosa es grave. Pero –oído cocina--  más grave es que, según el CIS, el 56 por ciento del electorado del PP ve con buenos ojos el pacto con los de Vox. Ahí, ahí está el detalle.

domingo, 17 de abril de 2022

Los puntos sobre las íes: Galdós y Bauman


 

Primer tranco

 

Entendimos en su día qué nos quería decir Zygmnut Bauman cuando insistió en su formulación de «sociedad líquida». Sería desconsiderado para el lector explicar dicho concepto, así es que lo damos por sabido por nuestros amigos, conocidos y saludados. A partir del primer libro del sociólogo polaco—británico un buen número escritores usaron y abusaron de lo líquido.

 

Segundo tranco

 

Leo a don Benito Pérez Galdós. La caverna impidió con escritos y manifestaciones que el autor canario recibiera el Premio Nobel de Literatura. «Ciego yo, tuerto tú» afirma uno de los refranes más surrealistas de las tierras de secano.

Ahora estoy con La desheredada. Según don Leopoldo Alas, Clarín, es la novela más cervantina de don Benito. Y según todos los críticos es la primera novela realista española. Galdós químicamente puro; a quien no perdonan las cacoquimias derechas patrias. Pues bien, en la página 170 (Alianza Editorial, 1967) el autor nos dice que un personaje de la novela tiene «principios líquidos»: o sea, los que tienen una maravillosa adaptación a cualquier recipiente. Vive Dios que conocemos a unos cuantos salidos del arroyo o de presunta alta cuna.

 

Tercer tranco

Desde luego  los principios líquidos galdosianos no son exactamente lo mismo que la propuesta de Bauman, pero si entiendo que de dichos principios se camina tout court hacia la sociedad líquida.

¿Conocía el sociólogo la novela La deseheredada? No lo sabemos. Pero si no la conociera sería tan imperdonable como que Pablo Casado no hubiera abierto La cartuja de Parma.  

 

Cuarto tranco

 

Sepan ustedes que en esto de las ciencias y de las talabarterías varias hay mucho copión. Mucho descaro que a veces es inaudito. Por ejemplo, la celebérrima habanera de pan de higo que es la ópera Carmen (del desaprensivo Bizet) es una copia total de una comedia musical llamada El arreglito, del maestro Sebastián Iradier.  No he dicho plagio, ni imitación; e copia, copia integral. Véanlo y juzguen:
EL ARREGLITO. Habanera de SEBASTIÁN YRADIER  

 

Pues sí, el maestro Yradier se quedó sin la fama de Bizet, que nunca reconoció su copia-y-pega. Yradier se vengó componiendo la bellísima canción La paloma. Esa que, si viniera a tu ventana, hay que tratarla con cariño que es mi persona.

miércoles, 13 de abril de 2022

El FMI desautoriza a Feijóo


 

El Partido Popular es un trebejo político que quiere ser de derechas. Pero, en realidad, sus prácticas, le llevan más allá; le conducen velis nolis a las cercanías de la ultraderecha. El PP quiere ser homologado a sus cofrades europeos, como mínimo a los que conforman el euro grupo parlamentario. Los hechos, sin embargo, le llevan a una dirección opuesta. Su problema, a mi entender, es: no tienen un proyecto definido; un déficit, que viene de atrás de liderazgo; y una obsesión patológica con su hermanastro, Vox.  Para mayor inri, vuelven a salir a la superficie los problemas de la corrupción.

El PP –sin y con Feijóo, considerado, quién sabe por qué, el bálsamo de Fierabrás— cree haber encontrado un filón con su exigencia de la bajada «inmediata» de los impuestos.  Disparate mastodóntico precisamente en esta coyuntura. O no saben tamaña imprudencia o solamente es un berbiquí para ir erosionando al gobierno progresista. Con todo, si no lo saben han debido recibir el recado del Fondo Monetario Internacional  advirtiendo del peligro de competir para bajar los impuestos. Que es, más o menos, lo que sostienen los países europeos de mayor enjundia. Ahora bien, todos sabemos que se trata de una pegatina de papel de estraza que sólo se utiliza para después –véase Rajoy— no cumplirla.

Por lo demás, los andrajos políticos del PP le han llevado a encontrar una excusa para no renovar el Consejo General del Poder Judicial: si no hay bajada de impuestos, no se negocia la renovación del Consejo. Y digo yo: ¿qué tiene que ver el culo con las témporas? Hasta los toros de Guisando han mugido ante dicho disparate.

martes, 12 de abril de 2022

Feijóo: una de cal y cien de arena


 

 

La democracia es un sistema débil, siempre necesitado de ser defendido. No solo de ahora, sino de siempre: las guerras médicas y las del Peloponeso son un anticipo de los asaltos y abordajes, directos e indirectos, al sistema democrático.  Hoy uno de los instrumentos de defensa de la democracia es el «cordón sanitario». Por supuesto, no es el principal, pero es el que tenemos en danza en estos momentos. Por ejemplo, en la Francia de los eternos ballotages. Pero no vamos a hablar de nuestros vecinos, sino de nuestros inquilinos.

Feijóo es el principal responsable de que Vox vaya a formar parte del gobierno de Castilla – León, la tierra de Alvargonzález. Si manda en el partido, permitiendo el pacto para repartirse el pasto con Vox, está poniendo en marcha un laboratorio, pernicioso ahora en la región, y en lo que pueda venir en toda España; si no manda en el partido, estamos ante un Casado con la ambigua sonrisa de Rajoy. Es Casado con rostro humano. Pero es, además, el máximo responsable de las palabras de su vicario en Castilla – León: «el gobierno PP – Vox mejora la calidad democrática», dijo bombásticamente ese Mañueco. Más todavía, este Mañueco es, en el fondo, uno de los peores amanuenses del peor PP cuando acepta y aplaude las joyas de la corona de Vox: esa vergonzante ley de violencia intrafamiliar y la que substituye a la ley de Memoria histórica. De manera que esa partida de julepe la ha perdido Feijóo. Primera conclusión provisional: este caballero –de modales exquisitos, que no levanta la voz y que guarda la etiqueta, lo cual no lamentamos— está en las antípodas de aquella señora Merkel que no aceptó los votos, en un land, de los hijos de Putin.

Aviso: el Alcázar no se rinde.  

jueves, 7 de abril de 2022

Tu quoque, Feijóo?


 

No es oro todo lo que reluce; en todo caso puede que sea oro del que cagó el  moro. De momento lo que reluce de Alberto Núñez Feijóo es justamente lo contrario de lo que se nos había vendido. De hecho desde hace muchos años se procedió a una operación de cirugía estética para borrar aquella imagen inquietante navegando con amistades poco recomendables. Comoquiera que el tiempo lo cura todo –o eso se cree--  Feijóo fue creando, y le fueron creando, una imagen de moderado, tranquilo, no estridente. Una imagen un tanto balsámica si se la comparaba con la de sus colegas mesetarios. En definitiva, este Feijóo es el celebrado dirigente de este partido que en cada congreso se hace un lifting para ser y no ser el de antes.

Habrá que esperar un tanto para conocer el verdadero rostro de Feijóo. Sus palabras en la clausura del congreso indicaron que había una cesura entre él y el felizmente defenestrado Casado. Pero, si se me permite la expresión, Feijóo expuso un tratado de antropología política, de comportamientos. Lo que no es poco y entiendo que es  --o puede ser, si se mantiene--  mucho mejor que el griterío de las zahúrdas del joven Casado. Pero, el nuevo líder pepero no habló de política: ningún proyecto o programa, solo tapa variadas de antropología.

Y cuando habla de política se refugia en el vicio que dice erradicar: hace populismo, populismo con educación, con buenas maneras. Ha hablado insistentemente en la bajada de los impuestos. Justamente lo que ningún gobernante europeo de su propia vitola propone en estos momentos.

Más todavía, hace un populismo tan populista como la de los indocumentados. Propone: «Una bajada inmediata y temporal de los impuestos» como condición para apoyar las medidas del Gobierno. Y sorprendentemente lo justifica de este modo tan chusco: «Si todos los precios han subido un 10 %, nosotros tenemos que devolver a los ciudadanos una parte de esa subida a través de la bajada de los impuestos». Chusco y chusquero. Una gilipollescencia que me recuerda los viejos tiempos cuando argumentábamos que no hacer x miles de horas extras se correspondía con  tantos puestos de trabajo.

En suma populismo con buena educación y  totalmente indocumentado. Paciencia, pues.

martes, 5 de abril de 2022

Vigile esa lengua, Mister Biden


 

No es necesario, ni mucho menos es conveniente que Biden diga y reincida que Putin es un «criminal de guerra» y, como tal debe ser juzgado. Este ejercicio de redacción se dirige a reforzar la inconveniencia de tales declaraciones del presidente norteamaricano.

No es necesario porque quienes tienen las entendederas en forma saben que Putin es, en efecto, un criminal de guerra. No es conveniente porque dichas declaraciones en boca del primer mandatario americano entorpecen la posibilidad –digo la posibilidad--  de que haya un proceso serio de negociaciones de paz. Más todavía, porque el orgullo herido del ruso lo pagarán los países más cercanos, no los USA que están tan tranquilicos en la otra parte del mundo.

Hay quien dice que Biden empieza a chochear y quien manifiesta que es el poli bueno y su Secretario de Estado el poli malo. Yo tengo una sospecha –de momento es eso, una sospecha--  de que Biden habla así en clave interna. Su primer objetivo directo es Trump que tiene simpatizantes a porrillo de Putin. Pero esto no es una forma seria de derrotar a Trump, porque encrespa más los ánimos en Norteamérica.

En concreto, esa verdad –«Putin es un criminal de guerra»--  debería estarle vedada al presidente de los Estados Unidos. Con que la digan Obama y el resto de los presidentes vivos hay suficiente.  

 

P/S.--- Por cierto, se sugiere esta lectura: https://elblogdequim.wordpress.com/2022/04/05/amazon-nuestro-tiempo-ha-llegado-y-esta-vez-hemos-ganado-%ef%bf%bc/

lunes, 4 de abril de 2022

¿Con Feijóo, qué?


 

Alberto Núñez Feijóo ha sido elegido, casi a la búlgara, como presidente del Partido Popular. Con él cabe la posibilidad de una derecha distinta y no tan rancia como la que hemos tenido en España durante decenas de años. El tiempo dirá lo que vaya siendo esa derecha. Con todo, la celebración del Congreso de los populares merece un ejercicio de redacción que me han encargado unas amistades.

Pero, de momento, séame permitido algunas reflexiones preliminares. Entiendo que tanto los escribidores como los hablistas de los diversos medios se han precipitado calificando a Feijóo como el centrista perdido y hallado en el Templo. Que es diferente a aquel fifiriche de Casado, no hay duda. El problema está en que no sabemos, todavía, qué políticas –centristas o no— tiene en la cabeza el primer espada del PP. Porque un político centrista tiene que demostrar que lo es cuando propone políticas de ese jaez. El problema es que el congreso no ha definido ningún proyecto, programa o esbozo, ya que dadas las circunstancias, se había convocado sólo para escoger el nuevo grupo dirigente. Tal vez no podía ser de otra manera, sin embargo se ha de constatar que, así las cosas, Feijóo tiene manga ancha para hacer lo que crea oportuno. Entiéndase, un Feijóo encumbrado y quizá sobrevalorado en función de la inanidad del anterior dirigente del partido. En cualquier caso ese tipo de Congreso, centrado sólo en la dirección del partido, pasará factura andando el tiempo.  

Con todo, Feijóo tiene en su cuenta corriente algo asaz preocupante: permitió, siendo ya el premier in pectore, que Vox entrara en el gobierno de Castilla – León. No es peccata minuta. Con lo que ha abierto el precedente para que sus partidos regionales  negocien con Vox. Así, pues, en la olla de Feijóo hay garbanzos negros.

Ya se verá cómo pintan las cosas en el Partido Popular. Lo único que sabemos es lo que se le atribuye, con mayor o menor exageración, al hombre de Ourense. Un dirigente político que, de momento, ha preferido no dar, ni siquiera, un anticipo de su proyecto político en el discurso de clausura del congreso. Demasiadas precauciones.

El nuevo presidente del PP tiene un desafío: o hace como el asno de Buridán o se fija en personalidades como sir Winston, Alcide de Gasperi y otros por el estilo.  Para ello tiene que salir del bosque asilvestrado.