«La principal responsabilidad del menor crecimiento de las
principales economías, el más bajo en tres años, y de la debilidad anticipada
para los próximos trimestres es la incertidumbre inversora global generada por
la amenaza de las guerras comerciales, tecnológicas y de divisas». Es lo que
afirma un grupo de destacados economistas españoles en el artículo (clica aquí)
Tiempos de dificultades, tiempos de
acción,
firmado entre otros por Emilio
Ontiveros,
Antón Costas y otros académicos en El País, 19 de Noviembre de 2011.
Es
sobradamente conocido el rigor científico y la prudente ponderación de los firmantes. De ahí que sus atinadas observaciones
interpelan a la llamada clase política, a los sujetos sociales y económicos,
empezando por quienes están, así las cosas, en la obligación de formar y
facilitar la puesta en marcha de gobierno en España. Porque –repetimos para los
que tienen la pija manía de leer en
diagonal-- estamos ante «una
incertidumbre inversora global». La desaceleración más pronunciada se da en
nuestro patio de vecinos europeo, que puede agravarse en España si no se
vislumbra una salida al conflicto político en Cataluña.
Nicolás Maquiavelo advertía «que los antiguos romanos
no se preocupaban solamente de los desórdenes del presente, sino también de los
del futuro, y evitarlos por todos los medios». (Capítulo III de El Príncipe). Pues
bien, estamos ante una aproximación a los desórdenes de un inmediato futuro con
una serie de propuestas realistas y factibles.
Bruno Estrada, economista y asesor de Unai Sordo, es otro de los firmantes de este artículo
que comentamos. La súbrica de Estrada tiene una significación especial, toda
vez que, en cierta medida, implica a Comisiones Obreras.
De donde puedo suponer que la responsabilidad de dicha firma se orienta a un
compromiso del sindicato con lo que se predica en el artículo. De ahí la
pregunta: ¿qué estrategia llevará a cabo CC.OO. en el nuevo cuadro de
incertidumbre y (posible) gobierno de coalición de izquierdas? Qué decir, pues,
ante temas tan relevantes como la política de rentas, el hecho tecnológico, el
welfare, el coste del trabajo y otros.
Punto
final. El artículo habla de la necesidad de reformas. Es previsible que, en ese
sentido, las derechas no atiendan a razones. La derecha una y trina irá a
degüello. Por lo que es presumible que se opongan en redondo a cualquier medida
por modesta que sea. Así las cosas, sería de desear que los sindicatos y las
organizaciones empresariales pongan en marcha, en aquello que les incumbe, un
buen paquete de negociaciones. No es una suplencia del papel de los partidos
que se opongan a las negociaciones, sino afrontar con coraje estos tiempos de coraje.
P/S.-- Coraje, el que tiene mi amiga Carme Xena para afrontar los problemas.
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