lunes, 27 de diciembre de 2010

¿QUÉ TIENE ZAPATERO CONTRA LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA?


Zapatero practica una ilusión bovina sirviendo a los mercados. Ahora se dispone a meterle mano a la negociación colectiva, aunque todavía no conste en pergamino alguno que los mercados se lo hayan pedido. Es igual: nuestro hombre se anticipa tan diligente como chotunamente.


No es una broma lo que se trae entre manos. Intenta meterle el diente a toda una serie de instrumentos que han caracterizado nuestra arquitectura negocial. Y lo hace no precisamente para darle fuerza a las vigas de ese gran edificio sino para desmochar aquello que ha servido de (asimétrica) compensación al poder unidireccional del empresario. Por ejemplo, la ultraactividad. Que se encuentra prevista por el artículo 86.3 del Estatuto de los Trabajadores y, hasta la fecha, ha permitido que los trabajadores no sufran alteraciones en sus condiciones de trabajo por falta de convención colectiva aplicable. Si tamaña operación sigue adelante parece claro que el convenio colectivo sufrirá una profunda metamorfosis y el ejercicio del conflicto se verá permanentemente enrarecido.


Esta es una vieja reivindicación empresarial. Para ser más concretos: del empresariado más retardatario. A quienes se les ríe las gracias no sabiendo nosotros, a estas alturas, en base a qué servicios prestados. O tal vez porque la ceja, habiendo perdido visiblemente no pocos apoyos, está a la recherche du temps perdu.


De la negociación colectiva sabemos dos cosas: primero, que nada de ella motivó la parte alícuota que tiene la crisis española en este diluvio universal; segundo, que sin lugar a dudas ese modelo –con todas sus imperfecciones-- es responsable en buena medida del relevante progreso económico en nuestro país. Así pues, la ilusión bovina de Zapatero, en este caso hacia el paradigma empresarial más antañón, apunta en realidad no a ser una medida anti crisis, sino a la desforestación de instrumentos (auténticos bienes democrácticos) para que, en la salida de la crisis y la actividad posterior, el empresariado disponga de mayores poderes. Descárteses, pues, la hipótesis de que Zapatero ha perdido la chaveta; no es precisamente la camisa de fuerza lo que necesita este caballero.






martes, 14 de diciembre de 2010

FRENTE A LA LEY DE HUELGA



Entrar en el asunto de la ley de huelga sería para el sindicalismo confederal un mal negocio, porque perdería una de sus principales características de sujeto-conflicto. Ya sé, ya sé que más de uno podría contestar aquello de “depende”. Depende –se me diría paternalmente— de los contenidos de dicha ley. Vale, pero ¿con la actual correlación de fuerzas parlamentaria, alguien piensa que saldrá una ley aceptable? Pregunta retórica, desde luego, porque (casi) todos sabemos la respuesta.


El sindicalismo confederal tiene, en mi opinión, una forma de enfrentarse a la posibilidad de que alguien (en esta legislatura o en la próxima) quiera reabrir el melón agrio de la ley de huelga. Y debe hacerlo mucho antes de que empiecen las insinuaciones legeferendarias. Es más, estoy bastante perplejo de que no lo haya hecho hace ya muchos años. Y se me ponen los ojos como platos de que no lo haya planteado hace una semana. Estoy hablando de la autorregulación de la huelga.


La autorregulación de la huelga es, como he dicho cientos de veces en los lugares más apropiados (tabernas y cafetines, barberías y lavaderos), un código de cómo ejercer la huelga en aquellos servicios esenciales de la comunidad; un código elaborado y aprobado sólo y solamente por los sindicatos. Su objetivo no es impedir la huelga sino buscar la manera de hacerla para que, cumpliendo su objetivo central –esto es, orientada contra el sujeto oponente— no sólo no haga estragos en sectores ajenos al conflicto e, incluso, que éstos entiendan las razones y las compartan.


Me excuso por mis malas pulgas: si se llega a poner en funcionamiento una ley de huelga, los primeros responsables serán por activa quienes la patrocinen; pero, por pasiva, quienes no hayan hecho nada por impedirla. Máxime cuando todos sabemos que en los pletóricos archivos de los sindicatos hay varios documentos sobre la autorregulación de la huelga. Vale


Noticia a Gianni Bombaci. Te gustará, querido amigo, esta anécdota. En cierta ocasión se hizo un homenaje a Luigi Nono en Sevilla. Entre el público estaba el gran Enrique Morente, recientemente fallecido; en un momento dado, el cantaor se puso a hacer palmas como acompañamiento de la música de Nono. A la selecta concurrencia le pareció que era lo más adecuado.


Radio Parapanda. Enrique Morente : Granaína

lunes, 13 de diciembre de 2010

YA SE PIDE UNA LEY DE HUELGA


Se cumplió el pronóstico que hicimos en EL DESPOTISMO HIDRÁULICO DE LOS CONTROLADORES AÉREOS. Que, como se ha visto, fue: tras el motín carbonario de la noblesse d’ etat (en la acepción de Pierre Bourdieu), voces saldrán exigiendo una Ley de Huelga. De momento un opinador –de literatura frecuentemente avinagrada— como Enrique Gil Calvo lo exige taxativamente en El País de hoy, lunes.


Pues bien, a este Gil le puede seguir una leva de correligionarios que abarcarán las cabañas, los palacios y los claustros (según relata don Juan Tenorio) o, si se prefiere que no haya metáforas: de una parte de la izquierda, de la derecha y de aquellos que (astutamente) no se disfrazan de la una o la otra. Tales cofradías están esperando ese caramelo de la Ley de Huelga.


Pues bien, esta
noblesse d’ etat –además del estropicio que organizó aquel fin de semana a la gente-- le habría creado una complicación caballuna al sindicalismo confederal si éste no reacciona de manera conveniente.



sábado, 11 de diciembre de 2010

LA FARFOLLA DEL SISTEMA PRODUCTIVO ESPAÑOL


Por lo que se ve no hay manera de superar las dos antiguallas que obliteran el desarrollo en nuestro país y, ahora más concretamente, la salida de la crisis económica en aquellos aspectos que se refieren a España. De un lado, el modelo de crecimiento y, de otra parte, el marco de las relaciones laborales. El primero: la insensata postura de no abordar la cuestión tecnológica; el segundo: el mantenimiento de un modelo arcaico que, a mi juicio, entró en crisis definitiva hace ya algunos años. Ambos tapones se acompañan desprejuiciadamente en el chambao económico español. Pues bien, ¿no quieres sopa? Ahí van tres tazones: el Ministerio de Ciencia deja de gastar un tercio del presupuesto para I + D; sólo el 1,26 por ciento de la innovación que cataloga la Unión Europea es española; y el empleo científico bajará un 6,2 por ciento. Por otra parte, ninguna de las putativas reformas estructurales pendientes contempla la tecnológica. En resumidas cuentas, un fantasma recorre el modelo productivo español: la farfolla.

viernes, 3 de diciembre de 2010

MARLON BRANDO CON MARCELINO CAMACHO



Jaime Sartorius, Eduardo Saborido y un servidor hablamos ayer –ante numerosa concurrencia, todo hay que decirlo— sobre el Proceso 1001, para entendernos: el juicio contra Marcelino Camacho y sus compañeros, los llamados Diez de Carabanchel. El texto de mi intervención se encuentra en LA DETENCIÓN DE MARCELINO CAMACHO SÓLO FUE UN RASGUÑO.


En el caso de que Jaime y Eduardo me envíen sus charlas por escrito –cosa bastante improbable, por lo menos en el caso de Saborido-- serán publicadas sin más dilación en este cibercuaderno. Hoy les daré un anticipo bastante suculento.


Explicó Jaime Sartorius que se organizó –estamos hablando de 1973— un viaje a los Estados Unidos para recabar solidaridad con los detenidos y la amnistía. Jaime se entrevistó con personalidades y organizaciones a lo largo y ancho de aquel gran país. Alguien le organizó una entrevista nada menos que con Marlon Brando. Este artistazo dijo: “Mire usted, me avisan con un mes de antelación, me presento en Madrid y acudiré al juicio de Marcelino. Tiene que ser con ese tiempo porque estoy muy liado en este asunto de la defensa de los indios… “.


¿Por qué no pudo venir el gran Marlon Brando al juicio? Porque el Tribunal de Orden Público fijó fecha con sólo cinco días de antelación. En todo caso, hay queda el detalle.



Radio Parapanda. UNA JORNADA PARTICULAR Según relata don Lluis Casas.

Véase, además, INJERENCIA ANTISINDICAL DE LA SECRETARIA DE TRABAJO EN MÉXICO a cargo del afamado becario Simón Muntaner.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LOS MERCADOS HAN LEÍDO A MAO-TSE-TUNG



Todo parecía que, en el contexto de la globalización acelerada Europa entendería esa realidad y su mensaje. Sin embargo, lo chocante del caso es que se ha producido un comportamiento chocante: a medida que la globalización avanzaba, los gobernantes europeos se han ido retrayendo a sus propios campanarios y fomentan políticas de retraimiento a sus behetrías nacionales. Algo así como que el Estado-nación se defiende como gato panza arriba, siguiendo el maximario castizo de profundas resonancias frailunas: para lo que me queda dentro, me cago en el convento. Y en eso, desgraciada y estúpidamente, estamos para desgracia de los trabajadores y sus familias.

Lo que me arriesgo a decir, con el tartajeo propio de los escasamentes documentados, es lo siguiente: la explicación fundamental de lo que nos está ocurriendo es la consecuencia del déficit político europeo en todos los terrenos: los políticos e institucionales, los económicos y los sociales. Este déficit es el caldo de cultivo donde campan “los mercados”, que saben que no hay un carlomagno colectivo que les lea la cartilla adecuadamente. De manera que a un servidor le parece de lo más hipocritón que nuestros gobernantes lloren como plañideras pueblerinas ante el acoso de los mercados cuando aquellos no saben defender –como el rey Boabdil-- el reino de Granada, o sea, Europa. Naturalmente, esos sujetos globales que son los mercados les han tomado el número a la política cortijera. Ésta, a su vez, observa voluntariamente maniatada, que los mercados han hecho suyo el contenido del famoso libro de Mao Tse Tung, que tiene el expresivo título Una sola chispa puede encender la pradera. Una chispa que ya es un incendio de considerables proporciones mientras los bomberos están a servicios mínimos.


Radio Parapanda. MANIFESTACION DE LA CGIL EN ROMA