Al
Partido Popular le
van las cosas rematadamente mal en Cataluña; no sólo no levantan cabeza sino
que se hunden sin remisión. La principal causa es la ineptitud de Pablo Casado que todo le viene demasiado ancho. A lo que
habría que añadir la fogosidad del asedio de Vox, que no le da cuartelillo. Por si fuera poco,
Bárcenas –perdido y hallado en el templo— ha empezado a darle a la sin hueso.
La novedad más estridente es que las salpicaduras mancharían la túnica sagrada
de José María Aznar. Este es el peor escenario para caminar por la
recta final de las elecciones autonómicas catalanas.
Así
las cosas, Casado ha optado por el peor de los elementos correctores: sacar del
sarcófago a Alex Vidal—Quadras
y quitarle el alcanfor a Cayetana
Álvarez de Toledo, dos personajes de verbosidad extremista que nunca disimularon
sus simpatías por Vox.
Vidal—Quadras, eminente físico de partículas, que, como tal puede estar
simultáneamente en el ala derechísima del PP y en Vox; Cayetana, relevante
trotaconventos, que transita sin dificultad del coro del PP al caño de Vox y
viceversa.
Al
chinchorro pepero parece que solo le
quedan estos remeros. Ni siquiera el gran capital catalán quiere hacerle una
obra de caridad a este partido que se negó a entender que la sociedad catalana
era gelatinosa. Quienes pudieron ser una solución fracasaron en el intento o
fueron fracasados desde la Meseta. Josep Piqué, entre otros, a pesar de que, en sus tiempos estudiantiles,
aprendió en el PSUC que «la síntesis es el
momento de integración de las dos realidades contradictorias, es decir, una
nueva tesis que da lugar a otra antítesis, y así sucesivamente», ya fuera por
boca de Manuel Sacristán o por cualquiera de sus
alumnos. De nada le sirvieron estos filosofeos para levantar al PP, pero menos
todavía los que abrazó más tarde. O no se lo permitieron.
El
angustioso recurso del PP haciendo reaparecer a Vidal—Quadras y Cayetana, sólo
augura que están dispuestos a hacer un blitzkrieg,
es decir, una guerra relámpago. Pero, ¿contra quién? Atacar a Salvador Illa no les provocará oficio ni beneficio. A
menos que tomen prestado el eructo del Padre Abad de ERC: el candidato socialista va a pactar con
Vox. Pero esta tapa variada de trumpismo en pepitoria daría más relevancia y
apoyo a los de Abascal.
En
resumen, Casado es una desgracia para su propio partido. Y, por ello, un
infortunio para la sociedad española.
Nota
al margen de lo dicho.--- Aprovechamos la ocasión para manifestar el apoyo de
este blog (del entrenador, los titulares, el banquillo y su junta directiva) al
Manifiesto que pide al Banco Central Europeo la condonación de la deuda, cuyo
primer firmante es Thomas Piketty.
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes»,
enseña don Venancio Sacristán.
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