A
la hora de repartir estopa los Mossos tampoco son mancos. Cuando sus porras
caen sobre los hombros o en las cabezas de los resistentes el remedio, por lo
general, no es ni la mercromina ni el agua del Carmen. Se recomienda ir a
Urgencias con premura. La leña que reparten estos agentes está a la altura de
la de sus primos hermanos, los agentes de la Policía Nacional. No obstante,
para unos (los sectores adictos a la ratafía) los Mossos están tocados por la
gracia de la Moreneta y sus porras solamente son meras apariencias; para otros
(el amplio club de la cazalla carpetovetónica) la Policía Nacional se limita a
cumplir, con proporción y mesura, la organización del trabajo que se le tiene
encomendada judicialmente. Ahora bien, el diputado Gabriel
Rufián, que está haciendo notables esfuerzos para alcanzar la
beatificación en vida, ha puesto los puntos encima de las íes con motivo de la
intervención de la policía autonómica en diversos desahucios en Barcelona.
Rufián, por lo que se ve, ha colgado los hábitos de frailecillo franciscano por los
de respetable padre dominico.
Habla
Rufián: «No hay nada que diferencie a un Mosso reventando la puerta de una
familia por un desahucio a un Policía Nacional reventando la puerta de un
colegio electoral por una urna. No hay patria que valga si trata así a su
gente». De la más pura escuela dominica, fracción heterodoxa de Fray Luis de Granada, que fue atosigado por los hijos
de Torquemada.
A
Rufián le ha salido pastueñamente una tal Miriam Nogueras, de la orden conventual de los
post post post convergentes. Esta señora le ha echado en cara a Rufián que sus
palabras son «puro cálculo electoral, que es inmoral e injusto». Otro motivo de
discordia entre los de Junqueras y los de Torra, abnegado correveidile de
Waterloo. De mantenerse ese litigio llegará el momento en que no coincidirán ni siquiera en
que los ángulos internos de un triángulo suman 180 grados. En todo caso, el
otrora tonante diputado Gabriel Rufián ha dejado esculpido algo que le seguirá
toda su vida: «No hay patria que valga si trata así a su gente». Que un
servidor descubrió cuando le salieron los primeros dientes de leche. Por lo
demás, Rufián ha destruido el concepto de mosso igual a bendito de Dios y
policía nacional como equivalente de mesnadero de Atila. (Perdón, me viene a la
memoria cuando en la izquierda rocosa se consideraba que los misiles soviéticos
era «de clase», mientras que los yanquis eran «imperialistas»).
Pues
bien, así como la cabra siempre tira al monte, el charnego sensato –sector
Tiffanys o sector Somorrostro-- siempre
tira a la concordia discorde.
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