Si
yo tuviera malafoyá le diría a En Comú—Podem que han hecho una oferta
electoralista. Pero ni tengo ese don excelso de la nación granadina ni creo que
la propuesta de los comunes sea
electoralista. Eso sí, se ha hecho en el contexto de la contienda electoral.
Pero en el caso de que fuera electoralista, lo es tanto como la que disgusta a Pablo Iglesias el Joven, a saber, que la
exhumación de la momia no se haya retrasado hasta después de las elecciones.
Estamos
hablando de la propuesta que ayer hicieron en Barcelona Pablo Iglesias, Ada
Colau y Jaume Asens en una rueda de prensa
que, como es sabido, es uno de los armatostes del electoralismo. Resumiendo
para no fatigar al lectorado: creación de sendas mesas de partidos (una en el
Parlamento español y otra en el autonómico) para dar una salida a la crisis
política. Alguien con furor electoralista podría acusar a los comunes de que están guisando con las
sobras de otros festines. Ahora bien, para desmentirlo está la novedad de la
propuesta comunero—podemita. El objetivo de esas mesas no sería la independencia sino el encaje de Cataluña en
España. Se trataría, por lo tanto, de cosas de tanta fisicidad como la
enseñanza y la sanidad, la financiación autonómica y otros alimentos contra la
anemia. Prudencia, pues, la que demuestra con esta oferta el árbol comunero—podemita.
«Los dioses aman a los prudentes y aborrecen a los malvados», que dijo Atenea en el Ayax sofocleo. Téngase en cuenta que los
tres (Iglesias, Colay y Asens) son de Letras.
Naturalmente
esta prudencia queda compensada por los efectos del péndulo. A continuación
añaden que no abandonan sus objetivos de la autodeterminación de Cataluña. O lo
que es lo mismo, para no despertar sospechas guiñan el ojo como quien dice que
«seguimos siendo de los nuestros». No sea que se sospeche que somos de la acera
de enfrente. Genio y figura. La botella siempre debe estar medio vacía. Con
todo, soy de este parecer: a) léase atentamente y en positivo la propuesta que
hemos comentado; b) es exigible que En Común—Podem rellene la propuesta. Esto es, debe darle contenido para saber a
qué atenernos.
Por
lo demás, reparen ustedes que esta propuesta comunero—podemita tiene ciertas
semejanzas con lo recientemente planteado por el vicepresidente de la
Generalitat y segundo espada de ERC, Pere Aragonès.
Más todavía, la propuesta de los comunes no desagradaría a los de Miquel Iceta. Ahora bien, concretar todo esto con un
itinerario a tres que fuera provechoso es más complicado que una ecuación diofántica. Pero no
imposible.
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