Ya
saben ustedes que ayer se vieron las caras en la Moncloa Pedro Sánchez y Pere
Aragonès. La hipótesis de que se abre otro escenario no es descabellada. La
mayoría de los medios, exceptuando a los comentaristas del Cro Magnon, han
considerado positivo dicho encuentro. También un servidor. Iremos viendo,
andando el tiempo, las evoluciones de ese nuevo escenario.
Como
es natural –y como es cosa sabida y esperada--
tras el encuentro hubo quien sacó pecho: el president Aragonès García no podía
dejar pasar la ocasión para recordar todo el kyrie eleison pendiente. Normal,
forma parte de la panoplia de estos acontecimientos. Y, sobre todo, estaba
obligado a justificar la reunión y el posible itinerario que se abre recordando
a los suyos, a Waterloo
y a los perplejos que «sigo siendo de los nuestros». Que ERC sigue siendo lo que Junqueras y Aragonès dicen
que es. Hubo, por lo tanto, mucha cal y alguna palada de arena. Normal.
Pero
cuando a uno se le va calentando la boca –sea president de la Generalitat o
manijero diplomado— empieza a perder los estribos y acaba desbarrando. Es lo
que le pasó a Aragonès García en la rueda de prensa posterior a su encuentro
con Pedro Sánchez. «Brasas del engaño» titula Antoni Puigverd su artículo de hoy donde explica el
mendaz calentón de boca de Aragonès.
Más
o menos así: Aragonès exige la amnistía, la independencia y todos los atalajes
que ello comporta. Y lo hace exigiendo en nombre del Informe del Consejo de
Europa. Que, ni de lejos, ha aprobado lo de la amnistía y, además, rechaza la
independencia de Cataluña. Mentiras a destajo y a granel.
La
pregunta es: ¿Por qué miente el joven presidente a unos periodistas que, se les
supone, están al tanto de lo que dice y no dice el Consejo de Europa? ¿Es una
chiquillada? De momento no hay seriedad por parte de Aragonès. (Se recomienda
el uso de dodotis para la incontinencia urinaria de ese caballero).
Referencia.
Antoni Puigverd: https://www.lavanguardia.com/politica/20210630/7566694/brasas-engano.html
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