Se
puede decir que, aunque no siempre, por
sus declaraciones los conoceréis; es una frase bíblica un tantico
distorsionada. Habla Joaquim
Forn, uno de los políticos presos, que tiempo ha ocupó la Consejería de
Interior: «Se tiene que gobernar y hacerlo bien. Algunas personas de forma
despectiva que eso es autonomismo». La Vanguardia de hoy, lunes.
Lo
que ha dicho parece perogrullesco (´se tiene que gobernar y hacerlo bien´),
pero lo que sigue a continuación tiene mucha miga.
Es
de cajón que Forn polemiza con altas personalidades del independentismo, y más
concretamente con los suyos, Waterloo, porque no tendría sentido enzarzarse con
el militante 31416. Está afeando las praxis de gente influyente y muy cercana.
Son esos políticos que creen que gobernar bien es «autonomismo». Mira por donde
nos encontramos con la clave de la esperpéntica práctica de aquel tristemente célebre Quim Torra: poner una
pancarta y desobedecer a los tribunales era más importante que abordar los
problemas, viejos y nuevos, de la sociedad catalana. Ser un echao p´alante es la política
independentista; hacer unos presupuestos adecuados es mantener el corral
estatutario. Aunque, oído cocina, podemos constatar que esta u otro disparate
es consecuencia directa de no saber qué hacer y cómo gobernar.
Pues bien, esa incompetencia, disfrazada de excusa política, es la que ha llevado a Cataluña a la decadencia. Hora es decir que los políticos presos, que van a ser indultados, tienen una considerable responsabilidad en esa decadencia
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