Los
priostes de la economía global –por otro nombre, G 7-- han declarado, tras su reciente encuentro,
que en breve asistiremos a un crecimiento muy serio de la economía. De momento es, por así decirlo, una verdad
mediática hasta su demostración o lo contrario, que disgusta a los propagadores
del derrotismo. También, en el Cercle d´ Economia, conspicuos representantes
del mundo del parné orgánico han afirmado rotundamente que a finales de este
año la economía española crecerá como nunca nos habríamos imaginado. Ya
veremos.
Pero,
en todo caso, es un auténtico cogotazo a Pablo
Casado que, desde su llegada a presidir los establos de Augias, no da
pie con bola. En realidad, las derechas españolas han perdido su capacidad de
intimidación, quedándose todo en palabrería.
Para
mayor contrariedad, la Unión Europea ha apoyado el plan de recuperación de la
economía española y, en breve, llegará una parte substanciosa de los fondos
europeos. Pedro Sánchez, el oscuro objeto del
deseo de las derechas de secarral, tantas veces violentado, tantas veces
superando la situación: a) el PSOE, por fin,
llega a un acuerdo con Unidas Podemos en torno a
la congelación de los alquileres en las zonas de mayor subida de precios; y b)
la victoria de Espadas frente a Susana Díaz,
que puede ser el inicio de un socialismo meridional diferente. Ya veremos.
De
hecho, lo único que puede interferir –no quebrar ni impedir— el mejor
desarrollo de la economía son las interferencias políticas de las derechas
domésticas. Porque interferir sólo sería una mosca cojonera en el escroto de la
economía. Ni siquiera, a mi entender, el giro temerario de alguna fracción del Partido Popular elevando el tiro de su lengua
hacia –mejor dicho, contra-- el Jefe del
Estado con motivo de los indultos, con ser preocupante, tendría efectos
desestabilizadores a tener en cuenta, salvo los estropicios que haría en el
interior de las covachuelas de la calle Génova y sus franquicias territoriales.
A
Partido Popular solamente le queda la retórica de garito, que adquiere mayor
diapasón en función del acorralamiento de los tribunales de justicia a los
casos del ´viejo PP´ que es padre, hijo y espíritu santo del ´nuevo PP´.
Retórica
de ventorrillo que también usan los independentistas llamados pragmáticos: esta
retórica es el envoltorio de pexiglás que intenta tapar el envoltorio del incipiente
pragmatismo de Pere Aragonès. Cada vez que este caballero da un paso para
rebajar la tensión se ve obligado a utilizar la compensación del péndulo con una
gestualidad que contradice dicho pragmatismo. Son las inercias del pasado, los
titubeos de un dirigente bisoño y, sobre todo, el pánico escénico a perder el
control del mito y sus consecuencias. A ERC, le cuesta encontrar los planos de
la casa Cataluña.
Sobre
chispa más o menos, este es el parecer de un mirón que en francés llaman boyer. Un mirón que, en ningún caso, es imparcial o neutral.
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