jueves, 17 de junio de 2021

Lo que piensa un mirón de la coyuntura


 

Los priostes de la economía global –por otro nombre, G 7--  han declarado, tras su reciente encuentro, que en breve asistiremos a un crecimiento muy serio de la economía.  De momento es, por así decirlo, una verdad mediática hasta su demostración o lo contrario, que disgusta a los propagadores del derrotismo. También, en el Cercle d´ Economia, conspicuos representantes del mundo del parné orgánico han afirmado rotundamente que a finales de este año la economía española crecerá como nunca nos habríamos imaginado. Ya veremos.

Pero, en todo caso, es un auténtico cogotazo a Pablo Casado que, desde su llegada a presidir los establos de Augias, no da pie con bola. En realidad, las derechas españolas han perdido su capacidad de intimidación, quedándose todo en palabrería.

Para mayor contrariedad, la Unión Europea ha apoyado el plan de recuperación de la economía española y, en breve, llegará una parte substanciosa de los fondos europeos. Pedro Sánchez, el oscuro objeto del deseo de las derechas de secarral, tantas veces violentado, tantas veces superando la situación: a) el PSOE, por fin, llega a un acuerdo con Unidas Podemos en torno a la congelación de los alquileres en las zonas de mayor subida de precios; y b) la victoria de Espadas frente a Susana Díaz, que puede ser el inicio de un socialismo meridional diferente. Ya veremos.

De hecho, lo único que puede interferir –no quebrar ni impedir— el mejor desarrollo de la economía son las interferencias políticas de las derechas domésticas. Porque interferir sólo sería una mosca cojonera en el escroto de la economía. Ni siquiera, a mi entender, el giro temerario de alguna fracción del Partido Popular elevando el tiro de su lengua hacia –mejor dicho, contra--  el Jefe del Estado con motivo de los indultos, con ser preocupante, tendría efectos desestabilizadores a tener en cuenta, salvo los estropicios que haría en el interior de las covachuelas de la calle Génova y sus franquicias territoriales.

A Partido Popular solamente le queda la retórica de garito, que adquiere mayor diapasón en función del acorralamiento de los tribunales de justicia a los casos del ´viejo PP´ que es padre, hijo y espíritu santo del ´nuevo PP´.

Retórica de ventorrillo que también usan los independentistas llamados pragmáticos: esta retórica es el envoltorio de pexiglás que intenta tapar el envoltorio del incipiente pragmatismo de Pere Aragonès. Cada vez que este caballero da un paso para rebajar la tensión se ve obligado a utilizar la compensación del péndulo con una gestualidad que contradice dicho pragmatismo. Son las inercias del pasado, los titubeos de un dirigente bisoño y, sobre todo, el pánico escénico a perder el control del mito y sus consecuencias. A ERC, le cuesta encontrar los planos de la casa Cataluña.

Sobre chispa más o menos, este es el parecer de un mirón que en francés llaman boyer. Un mirón que, en ningún caso, es imparcial o neutral. 

 

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