Ni
siquiera el cantante Raphael se lo hubiera
imaginado cuando estrenó su, en otros tiempos, famosa pieza musical. Pues bien,
hemos leído en La Vanguardia algo que nos ha hecho estremecer: «Nestlé admite
que tiene un 60 por ciento de productos no saludables». Repetimos: un sesenta
por ciento. Una de las multinacionales que durante no sabemos cuántos años ha
estado dando gato por liebre en productos alimenticios. Nescafé, Nespresso,
Starbucks y otros. Más todavía, el porcentaje de ´no saludables´ se dispara al 96 por ciento en las bebidas y
al 99 por ciento en los productos de confitería. El maestro confitero Ferino
Isla, de santaferina natío, siempre receló de esos productos desde su
visión gremial del oficio.
La
cosa se ha sabido porque alguien ha filtrado un informe que circulaba hace meses
entre los altos ejecutivos de la compañía. «Escándalo, es un escándalo», que
involucra en primer lugar a la multinacional y, a continuación, a las
autoridades europeas y nacionales por la ausencia de control de unos productos
de gran consumo infantil y en los hospitales.
Alguien
tendrá que meterle mano al problema, también aquí en España. Porque la cosa podría
ser más grave de lo que parece. Cuando la compañía afirma que es un «producto
no saludable» posiblemente está ejerciendo la distorsión del lenguaje y en
realidad debería decir otra cosa más contundente. Y es que la desnaturalización
–o corrupción del lenguaje-- es moneda
corriente en los tiempos que corren. Por ejemplo, hoy podemos leer en la prensa
que «Casado asistirá
a la Plaza de Colón, aunque vaya también Vox». Ese aunque
tiene el mismo valor que aquel «y sin
embargo», referido a que llovía por la noche.
¿Habrá
algún grupo parlamentario que lleve una moción al Parlamento en lo relativo a
Nestlé? Por lo que se ve están muy atareados en otras ocupaciones. Los
diputados, las diputadas y, al parecer, les diputades están en cosas
metafísicas. Poco interesan las cosas de comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario