La
CEOE parece estar
reñida con el pensamiento lógico. Ha razonado con este estilo: «Era de noche y,
sin embargo, llovía». Da la impresión que lo suyo es un almacén de anacolutos y
paralogismos al por mayor y al detall. Que sea de noche no impide ni favorece
que llueva, como bien sabía nuestro padre Noé –enólogo
y naviero-- en sus buenos tiempos. Lo traemos a colación por las primeras
ocurrencias que ha puesto Antonio
Garamendi, presidente de la CEOE para luchar contra la pandemia del
coronavirus.
Garamendi
plantea: que no se toque la reforma laboral, que se fomenten políticas de
aligeramiento de las plantillas, facilidades para los expedientes de regulación
de empleo y una bajada de tributos. Era de noche y, sin embargo, llovía. Sánchez Llibre, presidente
del empresariado catalán, se ha apuntado con entusiasmo.
Cualquier
estudiante de primero de Filosofía se llevaría las manos a la cabeza ante el
vínculo que Garamendi establece entre no tocar la reforma laboral y la lucha
contra el coronavirus; también cualquier cabo furriel de Infantería de Marina se
quedaría pasmado ante tan estrafalaria manera de razonar. Y, aprovechando que
el rio Genil pasa por Santa Fe, la ciudad
cuatriarcada, volver a los tiempos de la
motosierra. Aunque seguramente el estudiante y el furriel caerían en la cuenta
de que se lanzan estas ocurrencias a ver si cuelan.
A
ver si cuelan. Y es que hay gente que necesita creer lo que le echen. Los
terraplanistas son un ejemplo de ello. Lo son los hipotéticamente infectados
por el subjefe del partido tres veces ultra: la culpa del contagio no la tiene
el contagiador sino Pedro Sánchez que no impidió
el acto. Lo son también quienes creen a pies juntillas que Colón, Cervantes, Shakespeare y Leonardo da
Vinci son catalanes, tal como se dijo en un documental que subvencionó Tv3%
con 184.000 euros. Sin embargo, hasta los indios misquitos saben que esa
ocurrencia (los 184.000) euros era una comisión para cualquier entidad patriótica.
P/S.--- Créanse, sin embargo, que ayer compré el
libro “M. El hijo del siglo”, de Antonio Scurati (Alfaguara).
Me lo recomendaron los profesores Javier Aristu y
Javier Tébar.
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