El
Partido Popular dijo
en su día que la creación de la Unidad Militar de
Emergencias era «un capricho de Zapatero» y lo tildó de despilfarro. La
cuestión era –y sigue siendo— oponerse e intentar ridiculizar todo lo que venga
de la izquierda. Las pintorescas derechas que tenemos en España, tanto la
carpetovetónica como la independendista, son capaces de oponerse a Pitágoras negando que el
cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos (en un triángulo rectángulo, se entiende). El PP, asesorado por vete a ver
quién, se escandalizó por considerar que su intervención en las emergencias era
un desdoro para el ringorrango de las fuerzas armadas. Sin embargo, la razón
fundamental del Partido Popular oponiéndose a la creación de este cuerpo era
otra, de matriz ideológica: hay que preservar el aislamiento entre las fuerzas
armadas y el pueblo, muy en especial cuando el origen social de los militares
es más bien popular. El ejército –según las derechas-- debe estar encerrado en su particular torre
de marfil.
No
pocas han sido las intervenciones de este cuerpo militar especializado, siendo
las más recientes durante los temporales que asolaron hace meses media España.
Y ahora la labor que están haciendo en esta difícil y dramática crisis vírica.
Por las noches hemos salido a los balcones y terrazas a aplaudir a los
profesionales de la sanidad. En mi caso, yo mismo me he acordado de la UME.
Disculpen
que sea un desmemoriado: no recuerdo que ningún archimandrita del Partido
apostólico haya pedido disculpas por lo del caprichito.
P/S.--- Mientras escribía este ejercicio de redacción
me he acordado de Vicente Cazcarra, zaragozano,
miembro de la dirección del PCE que, en la clandestinidad, llevaba las ´relaciones´
con los militares. Vicente nos dejó en 1998. [En la foto Vicente Cazcarra]
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