Don
Ramón de Campoamor, poeta
insufrible donde los haya, dejó dicho algo que, según parece, podría ser el
punto de relación entre determinados políticos: «nada es verdad ni mentira /
todo es según el color/ del cristal con que se mira». Don
Paco Lara, profesor de literatura, granadino hasta el colodrillo, nos
decía que era la ley Campoamor. Pues bien, todo es según el color del cristal
de Gerardo Pisarello, teniente de
Alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, y Alfonso Dastis, que fuera Ministro de Asuntos Exteriores con el
gobierno de Rajoy. Dos personalidades de biografías dispares e ideologías
contrapuestas. Dos líneas paralelas que, en un momento dado, han coincidido
extrañamente. Lo que me lleva a considerar que los geómetras deberían ser más
cuidadosos a la hora de establecer sus postulados.
Pisarello
ha organizado sus vacaciones de manera dastisiana: una parte oficial (costeada
con recursos públicos) y otra parte privada (a expensas de sus bolsillos).
Cuando hace tiempo el ministro hizo tres cuartos de lo mismo la oposición pidió
explicaciones. Más o menos le dijo: ¿qué es ese galimatías? ¿qué extraña manera
es eso de mezclar lo privado y lo institucional? El ministro dijo llamarse
Andana. Y nos quedamos sin saber qué color tenían los billetes privados, de
origen particular, y los públicos. Pisarello debe explicarse y, tal vez, nos
quite un peso de encima.
Más
todavía: ¿a santo de qué el teniente de Alcalde, hombre fuerte de Colau, se
entrevista con la señora Cristina
Fernández de Kirchner, ex presidenta de Argentina? Una señora de una
biografía –digámoslo con educación-- un
tanto chocante. Un encuentro que se realizó mientras la autoridad judicial
registraba la casa de la dama en busca de billetes, billetes verdes. Pisarello
debe explicarse: ¿esta visita era institucional? Oiga, caballero: desmienta a
Campoamor.
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