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euros. Este es el sueldo del presidente de la Generalitat, Quim Torra. Una cantidad netamente superior a la de sus
predecesores, Carles Puigdemont y Artur Mas. Muy alejada de lo que cobra el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Aclaremos: no se trata de una
información de Radio Macuto, no
es una fake news de las pendencieras
redes sociales, ni es un infundio de un irascible unionista. Es El Periódico.
Tan notable salario –y sobre todo el incremento
del 5 por ciento-- no es el resultado de
una negociación. Es una decisión personalísima de la mano derecha del
presidente de la Generalitat, que mira por sus intereses mejor que por los de
sus representados. Fuera complejos, el caballero dispara con la pólvora del
pueblo. Una parte del incremento tiene que ver con la con
la recuperación por parte de Torra de la paga extra que los anteriores
'presidents' dejaron de percibir como medida de austeridad en un contexto
de recortes generalizados
a los salarios de los funcionarios y a prestaciones sociales en general. Oído
cocina: los funcionarios todavía no han recuperado aquella paga extra. La pasada semana, el 'conseller' de
Polítiques Digitals i Administració Pública, Jordi Puigneró, advirtió a los
representantes sindicales de los funcionarios que el Govern no retornará
este año el 10% de la paga extra del 2013 que fue cercenada a los trabajadores
públicos en un contexto de crisis. Sigue pendiente la recuperacón de la
extra del 2014 y la aplicación en Catalunya de
los incrementos salariales pactados a nivel estatal. Así pues, ante Dios el
superior es el superior y el inferior es el inferior.
Oído cocina: Torra ha decidido donar la parte
proporcional de esta paga extra a organizaciones benéficas: la Associació Catalana pels Drets Civils (que
trabaja en defensa de los políticos soberanistas presos y ´desplazados´ al
extranjero) y otras. Es decir, unas goticas de chanel número 5 en la botella de
zotal.
2.--
Seamos serios: estamos ante un patriotismo de billetera. Por un lado,
mientras el conjunto asalariado y los pensionistas se ven sometidos a una
constante merma de sus retribuciones, el «presidente provisional» decide
unilateralmente sus abundantes y desproporcionados emolumentos, incluso por
encima del 3 por ciento. Por otro lado,
contraviene la promesa de que los funcionarios recuperen sus pagas
extras. La ley del embudo.
Pero, además, hay algo que acumula mayor
obscenidad todavía: hacernos ver que una parte de la paga extra la dedica a
«fines benéficos». En realidad lo que ciertamente está clarísimo es que por la
vía de dicho sueldazo se está financiando determinadas actividades
independentistas. Más insufrible que estas calores caniculares que nos sofocan.
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