La
comisión del Parlament de Catalunya que investiga los terribles atentados del
17 de agosto del año pasado se ha reunido sólo en tres ocasiones. Desde luego,
los diputados autonómicos no se ganan el pan con el sudor de su frente. Uno de
ellos ha justificado tan escasa actividad diciendo, sobre chispa más o menos,
que ello ha sido debido al año tan convulso que ha sido absorbido por otras
cosas. Sincera obscenidad. Lo que el caballero ha querido decir es que sólo se
han dedicado a la motosierra del procés.
El caballero es de la mayoría independentista. Ahora bien, no consta que la
oposición haya pugnado porque se hiciera tan importante trabajo. En resumidas
cuentas, el Parlament ha sido, durante este año, un perifollo a mayor gloria
del hombre de Waterloo. Con lo que siguen coleando algunas cosas que se hicieron
públicas en su día.
El
reputado director de El Periódico, Enric Hernández,
escribió en su día que el 25 de Mayo de 2017, tres meses antes del atentado, se
reunieron en los Estados Unidos altos mandos de la CIA y destacados mandos de
los Mossos d´Esquadra (1). En dicha reunión, la CIA alertó de que tenían
evidencias de que se preparaba un atentado en Barcelona. En reiteradas
ocasiones, el conseller de Governación, Joaquim Forn, el mayor Trapero y el mismísimo Puigdemont negaron vehementemente tal encuentro. Alguien miente. En lo que a
mí respecta ni quito ni pongo rey, pero me creo a Enric Hernández.
Pues
bien, pesar de la magnitud del atentado,
y a pesar de todos los pesares, la comisión investigadora sólo se ha reunido
tres veces. Me malicio de que no es un descuido. El Parlament de Catalunya
huele, y no a ámbar precisamente.
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