Algo
tuvo que barruntar Salvador Espriu cuando dejó escrito
estos versos potentes que tradujo primorosamente al castellano José
Agustín Goytisolo:
A veces es necesario y forzoso
que un hombre muera por un pueblo,
pero jamás ha de morir todo un pueblo
por un hombre solo:
recuerda siempre esto, Sepharad.
que un hombre muera por un pueblo,
pero jamás ha de morir todo un pueblo
por un hombre solo:
recuerda siempre esto, Sepharad.
Ni
una duda socrática: el poeta va directamente al grano. Ni una duda hamletiana:
Espriu lo afirma con rotundidad. Algo, digo, se maliciaba uno de los catalanes
más grandes del siglo pasado. Espriu, sin embargo, nunca fue un hombre cómodo
para el nacionalismo.
No
hace falta añadir nada más. El poeta lo ha dicho. Ahora bien, me pregunto si Puigdemont leyó alguna vez estos versos. O si,
aprovechando su voluntaria estancia en Bruselas, ha abierto ese libro. Hazlo,
testarudo y recuérdalos:
A vegades és
necessari i forçós
que un home
mori per un poble,
però mai no ha
de morir tot un poble
per un home sol:
recorda sempre
això, Sepharad.
Fes que siguin
segurs els ponts del diàleg
i mira de
comprendre i estimar
les raons i les
parles diverses dels teus fills.
Que la pluja
caigui a poc a poc en els sembrats
i l'aire passi
com una estesa mà
suau i molt benigna damunt els amples camps.
Que Sepharad
visqui eternament
en l'ordre i en
la pau, en el treball,
en la difícil i
merescuda
llibertat.
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