miércoles, 29 de enero de 2020

Oriol Junqueras: «Lo volveremos a hacer»



Los independentistas catalanes tienen unos códigos conceptuales y simbólicos muy particulares. A un servidor le recuerdan el potente «Credo quia absurdum» que se sacó del tintero Quinto Septimio Tertuliano. Creo porque es absurdo. Ayer, durante la comparecencia de los presos en el Parlament de Catalunya, hubo una auténtica exhibición de simbolismo tradicional independentista. No podía ser de otra manera.

Vamos a detenernos en tres de ellos: «Lo volveremos a hacer», a cargo de Oriol Junqueras; «Yo no me sentí cesado cuando lo del 155», manifestó Josep Rull; «el 155 fue un error», en palabras de Raül Romeva. A los tres presento mis respetos desde la más rotunda discrepancia. Lo comentaremos en orden inverso por propia comodidad expositiva.

El ex consejero Josep Rull «no se sintió cesado» cuando lo desposeyeron de sus cargos. Sublime, tan sublime como el hecho de muchos catalanes que se sintieron vivir en la República catalana, tras el metisaca de Puigdemont que la declaró, pero que no la declaró. La misma confusión del hombre de Waterloo que se sigue sintiendo presidente de la Generalitat.

Raül Romeva viene a decir que «corrijan ellos». Sin eufemismos: justa o injusta la aplicación del 155 vino a demostrar a las almas de cántaro que el Estado no gobierna rezando padrenuestros. ¿Cómo es posible que algunos de los que llevan quinquenios en la vida política ignoraron tan elemental enseñanza que nos viene desde los tiempos de los Médicis?

Oriol Junqueras o la esperanza blanca del independentismo catalán. Lleva días repitiendo que «lo volveremos a hacer». Han sido unas declaraciones que han provocado reacciones estridentes desde el cabo de Gata hasta el de Finisterre. «Lo volveremos a hacer» forma parte ya del código de señales del independentismo. ¿Cómo debe descodificarse? Como sigue.

Una fase se ha cerrado, hemos dicho en otras ocasiones. Es la que denominaremos la fase del fracaso de una quimera. Ahora bien, dicho fracaso debe disfrazarse estéticamente para que la llama sagrada no se apague. Esa derrota debe ser interpretada como una chanson de geste. Es la épica que quiere contrarrestar las voces, algunas de ellas muy relevantes, que han afirmado que aquello  fue un disparate.

«Lo volveremos a hacer de nuevo» en esta fase que se abre tiene un significado de resistencia. Cuando la alternativa, coyuntural o definitivamente, se ha esfumado aparece el parapeto de la resistencia. Dispensen el ejemplo: cuando se vio en aquellos tiempos antiguos de los Apóstoles que Jesucristo no vendría, alguien se sacó una brillante idea: la parusía, a saber, el advenimiento glorioso de Jesucristo al final de los tiempos. Para entendernos, Jesucristo «lo volvería hacer de nuevo», pero muchísimo más adelante. Mientras tanto esa espera militantemente de resistencia es la manera de que la llama siga ardiendo.

¿Acaso esperaban ustedes que Oriol Junqueras dijera otra cosa? ¿Acaso esperaban que afirmara ser un profeta desarmado? De momento intenta hacer política en días alternos: unos, negociando; otros, simulando que tiene aire en el pecho. En cierta medida  es simultáneamente el doctor Jekyll y mister Hyde. Lástima que esté en prisión, sería –incluso en esas condiciones--  mucho más rentable estar en la calle  para una hipótesis de solución del conflicto.

No hay comentarios: