Reina
la confusión en el independentismo político. Es algo tan indecible como la espantá
de Bigote Arrocet
a María Teresa Campos. (Bigote
desconsideradamente ha dejado a la presentadora vía guasap). En esa confusión reaparece un personaje que
echábamos en falta, Elsa
Artadi, activista de postín de can Waterloo, antigua casa Convergència.
El
escenario es el siguiente: las fuerzas políticas independentistas se han
reunido para analizar el pacto que suscribieron PSOE y ERC para la investidura
del Presidente del Gobierno. Los de Junqueras se quedan solos: Waterloo,
amasijo de post post post convergentes,
y la CUP se oponen a dicho pacto. El argumento de la Artadi es el siguiente: «Nos
preocupa que se dé la imagen de Pedro Sánchez como un presidente dialogante,
cuando no lo es». De traca. Pues resulta chocante este aprendiz de argumento
toda vez que lo que se está discutiendo en dicha reunión es precisamente el diálogo
y pacto entre el mencionado Sánchez y ERC. Un detalle en el que tal vez Artadi
no había caído. Digamos, pues, que esta es una de las consecuencias de tanto
chicoleo en las redes sociales donde lo mismo se plancha un huevo que se fríe
una corbata.
Postdata.--
¿Quién dijo que el minifundio de Inés Arrimadas y el Partido Popular se la tenían jurada a los independentistas? Calumnias.
Ciudadanos y los del PP han pactado con Waterloo.
Nada menos que el incremento de los sueldos de los diputados del Parlament de
Catalunya. Nuevo triángulo político: Casado, Arrimadas y Puigdemont. El argumento
es el siguiente: pecunia non olet. Con
lo que podemos proponer el siguiente aforismo político: yo estoy de acuerdo con
mis pactos y en contra de los tuyos.
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