Dos
novedades significativas han aparecido en el escenario político: el contenido
del comunicado conjunto de los negociadores de la investidura (PSOE y ERC) y
una decisión de los post post post convergentes, es decir, los mesnaderos de
Waterloo.
La
primera novedad. En el comunicado conjunto se dice: «Constatamos que hay
avances…». Presumimos que los principales destinatarios de ese mensaje son en primer
lugar, el cuartel de Puigdemont, al que se le
está diciendo que ellos (ERC) hacen política, mientras que Waterloo se dedica a
«montar pollastres»; y, en segundo
lugar, el mensaje se dirige a los francotiradores, disfrazados de barones
socialistas para no infundir sospechas. En consecuencia, algo se mueve. Vísteme
despacio que tengo prisa, una frase que don Benito
Pérez Galdós atribuye al Rey Felón, el séptimo Fernando.
La
segunda novedad. Los post post post
convergentes retiran una moción del Parlament de Catalunya en la que se volvía
a pedir la autodeterminación. No estamos
en condiciones de conocer cabalmente cuál es el motivo de ello, porque los
códigos de conducta de las virutas del viejo árbol pujolista han perdido el
esmalte de cartesianismo que antaño se le atribuía. Y, además, porque los datos
que se conocen hasta la presente tienen diferentes versiones. El enésimo Pujol (Eduard) afirma que
la retirada de dicha moción se debe a un sentido de responsabilidad con la idea de facilitar las negociaciones con
el PSOE. Ahora bien, hay voces,
generalmente bien informadas, que ofrecen otra versión.
A
saber, se trata de un trato entre ERC y los post post post: retira esa moción
que me pone en un aprieto y, a cambio, te presto el senador que te falta pata
formar grupo parlamentario. Tu reino por un jamelgo. Sea como fuere, a
trompicones y confusamente, algo se está moviendo. Sobre todo confusamente: en esta
novedad (la retirada de la moción) ha discrepado Torra de la bendición que le ha dado Puigdemont.
Torra ha quedado sólo, fané y descangayado.
Algo
se mueve. Cosa que percibe el fino olfato de los CDR cuya reacción ha sido
pintarrajear las sedes de ERC. Su lema: la autodeterminación no se negocia. Sin
embargo, ni se les pasó por el colodrillo ir a pintar la casa de los post post
post convergentes.
Hipótesis:
a medida que avancen las negociaciones se recrudecerá la presión fundamentalista
contra ERC y los partidarios del PdeCat que desean una salida pactada. De ahí
que plantee esta hipótesis: la descabellada movilización contra el partido de fútbol
entre el Barça y el Real Madrid es, en segunda derivada, una presión contra la
negociación. Cosa que el naïf de Bartomeu no se ha dado cuenta.
En
resumen, algo se mueve. Pero no se descarta que, mutatis mutandi, pueda ser
para atrás. Toquemos madera.
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