sábado, 2 de junio de 2018

Tras la moción de censura: «No los agüeros, los hechos sigamos»


La Moción de Censura dejará una serie de secuelas: la durísima confrontación entre las derechas españolas (PP y Ciudadanos) y el tipo de relaciones entre el PP y los jueces.  Cierto, el tiempo parece que lo cura todo –o casi todo--, pero la enorme tensión de ambas situaciones dará mucho que hablar.

1.--   Hubo momentos, durante el debate, en que el compulsivo portavoz del PP situaba a los de Rivera como si fueran el enemigo principal, y viceversa. Los diez cañones por banda de ambos veleros bergantines disparaban a la línea de flotación del contrario con más estridencia que al candidato. Con lo que, por así decirlo, se institucionaliza un conflicto en tono mayor. Demoscópicamente tiene las de perder el hombre de Pontevedra. Pero en los cielos no hay nada escrito, que nosotros sepamos. Será una lucha –es una mera hipótesis--  no en búsqueda del centro perdido sino una rebatiña para hacerse con el rescoldo de la derecha más montaraz. Esencialmente la pugna podría ser por la cooptación de la derecha ultramontana, no por la derecha ilustrada.

2.--  La Moción de Censura ha consolidado en el PP su particular cultura de agitación contra aquellos sectores de la Justicia que cumplen con su obligación. Se ha hecho desde el mismo Gobierno de Rajoy y se ha llevado al infinito por el portavoz del PP en la moción. Es algo más que una ruptura de protocolos. Es la antidemocrática reacción contra la ruptura de la impunidad. Dejará secuelas probablemente, incluso en el sector moderado de la judicatura.


3.--  Ayer, a la hora del café mañanero, un especialista en malos agüeros me dijo en la barra de la taberna, cuando todo el pescado estaba vendido: «Verás cómo reacciona la Bolsa y la Deuda. Nos van a dejar espeluchaos».  Mi respuesta fue un préstamo de Juan de Mena, el poeta cordobés pre renacentista: «Non los agüeros, los fechos sigamos». Ha ocurrido justamente lo contrario.   Los fechos, los fechos sigamos. 

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