domingo, 10 de junio de 2018

El póker y el famoso 21 de Octubre catalán




Confundir la velocidad con el tocino comporta graves consecuencias, sobre todo cuando en política se tiene mando en plaza. Clara Ponsati, ex Consejera de Enseñanza del Govern de Puigdemont, nos echa un cable sobre una de estas confusiones.

Ponsati es una académica prestigiosa. Economista y profesora en algunas instituciones universitarias norteamericanas y escocesas. Tiene un palmarés envidiable. Ahora bien, en política no brilla con tanta intensidad. Forma parte de ese batallón del talento que, cuando entran en política, resbalan a tumba abierta. Veamos lo que nos dice desde su residencia escocesa donde se encuentra tras ponerse a salvo de la Justicia. Lo hace en el digital L´ Unilateral, órgano de la (fantasmagórica) República catalana: «Jugamos al póker contra el Gobierno español, íbamos de farol» (1). Ponsati estaba en el puente de mando aquel famoso 21 de Octubre, por lo tanto sabe de qué habla. 

Un sucinto análisis del texto ponsatiano nos lleva, prima facie, a estas consideraciones: el desafío del 21 de Octubre fue una intentona a ver qué pasa. Ella lo dice: un farol. Ahora bien, se puede echar un farol al Gobierno, pero hacerlo al Estado, y en un asunto de esta envergadura, es aventurerismo puro y duro. Pensaron que el Estado iba a responder rezando padrenuestros. Hasta los tahúres del Mississipi son más precavidos. Por otra parte, sorprende que tan docta académica acompañe la primera parte del razonamiento de esta manera: «El partidismo ha llevado a la derrota al independentismo».

Que no, Ponsati, que no. Usted ha situado la premisa mayor en el farol. Y cualquier lego en el póker sabe las consecuencias de un farol. Usted razona como aquel garrulo que afirmaba que «era de noche y, sin embargo, llovía». A esa discordancia se le llama anacoluto. Por lo que la raíz del problema no está, en principio, en la división partidista sino en echarle un farol al Estado. O sea, en confundir el hecho de gobernar con una timba. A menos que se considere la timba como el arte de la política por otros medios.  Prueben, pues, con la brisca que es menos arriesgada.  


No hay comentarios: