Finalizado el mandato de Luis Linde como Gobernador
del Banco de España, ha sido substituido por Pablo Hernández de Cos. Una
rapidez inusitada, que indica que el Gobierno es vertiginoso cuando le
conviene.
Digamos, en primer lugar, que el
Partido Popular ha
roto el compromiso que tenía con el PSOE de consensuar determinados
nombramientos, entre ellos el del Banco de España. No estamos solamente ante un
partido acorralado por la Justicia, también ante una organización que no
respeta –es más, vulnera-- los pactos
que establece con los demás. Se mire por donde se mire no es un partido de
fiar. Y lo que te rondaré, ahora que está en la parrilla de san Lorenzo
achicharrándose por los cuatro costados.
Lo sensato hubiera sido esperar
a que se clarificara la moción de censura, ya que el subgobernador del Banco
puede estar ejerciendo de gobernador durante un tiempo indeterminado. Y lo
coherente con lo mejor de la política haber consensuado un nombre. No se ha
hecho ni lo uno ni lo otro. Lo que me lleva a proponer esta hipótesis: el
Partido Popular ha entrado –tal vez definitivamente-- en el camino de lo irreformable. Por lo que,
parafraseando a Eduardo Marquina, se podría decir: «Rajoy y yo somos así,
señora». Con la música de fondo de «A mí la Legión».
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