Cualquier
cosa que diga Pablo Casado –o
que le hagan decir— ya no nos sorprende ni poco ni mucho. Los escribas sentados
que redactan sus discursos y ocurrencias están preparados para rebozar con su
debido chilindrón los prontos del
presunto dirigente del Partido
Popular. Los escribas sentados y
no digamos de esas figuras todopoderosas del jefe de gabinete, asesor y similares,
dado el carácter institucional de los partidos, forman parte ya de esa noblesse d´Estat de la que tanto habló Pierre Bordieu. Se trata de una nueva categoría social
que ya tiene unas considerables dimensiones, a la que se accede mediante la
técnica del ´fichaje´.
Pues
bien, este Casado, sacando forraje informativo para esta Semana Santa, nos dice
–o le hacen decir sus escribidores-- que
«liga su futuro al de Ayuso para impulsar su carrera a la Moncloa». Son las cosas de Casado, dirían algunos matarifes
no diplomados. De ninguna de las maneras. Es toda una declaración solemne de
intenciones. Algo insólita, según los cánones al uso, porque da la impresión
que el comandante de la nave se pone a las órdenes del contramaestre. Chocante,
porque nuestro personaje se convierte en telonero del concierto que dé Covadonga
Ayuso. Casado, espolique de Ayuso.
Todo
podría estar calculado, incluso si Ayuso pierde las elecciones y no pueda formar
gobierno. Casado sería fiel a la vieja enseñanza que proclama que ´las promesas
sólo comprometen a quienes se las creen´. Si Ayuso se estrella, es un poner –y algo
que deseamos vivamente-- Casado desfiguraría la promesa, naturalmente siempre
al servicio de España.
Con
todo, Pablo Casado no parece darse cuenta de que, en su regazo, está consolidándose
una dirigente política que –tomada a chacota por unos y despreciada por los más—
le pondrá en apuros, sean cuales fuesen los resultados de las elecciones
madrileñas que están a la vuelta de la esquina. Pues, sí: Ayuso tiene toda la
pinta de ser más peligrosa que la corruptamente chulapona de Aguirre y más incisiva que
aquella aficionada a los cosméticos de baratillo, la Cifuentes.
Con Aguirre y los anteriores
presidentes madrileños estaba garantizado que funcionaría una potente corrupción
doméstica. Con Ayuso podría iniciarse un proceso (procés) similar al de las partículas de la física cuántica: Madrid
estaría simultáneamente dentro y fuera de España.
Situación
realmente nueva: Cataluña impide hacer la siesta al gobierno; Madrid provoca
que el gobierno no concilie el sueño por la noche.
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes»,
afirma don Venancio Sacristán.
Ya
les diré a ustedes cuándo me avisan para la vacuna: me acerco a los ochenta
años, he pasado dos operaciones de cáncer en los dos últimos años… ¡y sin noticias de Gurb! Ustedes dispensen,
si no miro por mí ¿quién lo hará?
No hay comentarios:
Publicar un comentario