A
veces los asuntos de la llamada alta política sirven para alimentar la despreocupación
por los de a ras de suelo. Esa alta
política, así las cosas, es un tapalotodo.
Por
ejemplo, leemos en La Vanguardia de hoy, con la firma de Fide Cedó, lo siguiente: «La mitad de los municipios
incumple la prevención de emergencias». Por lo que sacamos esta primera
conclusión: esas autoridades municipales están en Babia y el gobierno de la
Generalitat en ninguna parte. Intolerable, pues, que el 50 por ciento de los
ayuntamientos catalanes no disponga de un pan de protección civil o esté
caducado.
No
sabemos las razones de tan disparato descuido de las autoridades municipales: ¿olvido,
incompetencia, falta de recursos o qué? Y todavía sabemos menos de la
indolencia administrativa del gobierno de la Generalitat. Con lo que nos
encontramos así: la llamada alta política catalana es una charca pantanosa y
algunas cosas de las administraciones locales son forúnculos que no se extirpan
por razones que ignoramos. Eso sí, mientras tanto hay municipios que se
preocupan más por la inconcreta independencia que por las condiciones de
protección civil de sus habitantes.
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes», afirmaba don Venancio
Sacristán; cuando la Muchacha del 78 lo
leía, se echaba a reír.
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