Nuevamente
el gobierno catalán está dando la lata, especialmente su presidente, Aragonès García. No pocos analistas, descuidados
en su quehacer, se apresuraron a calificarlo de pragmático. Que este caballero no sea tan extrañamente
pintoresco como aquel Quim Torra no parece
que ello signifique, para los intereses concretos de Cataluña, un salto de
calidad.
El
próximo viernes se reúne en Salamanca la Conferencia de Presidentes con dos
asuntos de la mayor importancia: el reparto de los fondos europeos y poner la
primera piedra en la discusión sobre la financiación autonómica. Pocos
encuentros de este jaez han tenido tamaña importancia por las repercusiones de
sus posibles acuerdos. La conferencia empieza con mal pie. Aragonès García da
plantón porque exige que todos esos asuntos se traten en un encuentro bilateral
´Catalunya – Espanya´, es decir, de tú a tú. Si Pedro Sánchez aceptara tamaño
disparate provocaría el levantamiento de las comunidades autónomas de gobierno
socialista, la insurrección de las peperas
(que van a la conferencia arrastrando los pies) y creando artificiosamente unos
privilegios para Cataluña. Una Cataluña que lleva demasiado tiempo queriendo
transformar derechos en privilegios al tiempo que se erige en un repositorio de
inventados privilegios que quiere convertir en derechos.
En
el irresponsable planteamiento de Aragonès García influyen en mayor o menor
medida los siguientes aspectos: el incisivo vuelo del moscardón de Waterloo
que, a diario, habla ex cathedra corrigiendo las tímidas tendencias a la
negociación por parte de Aragonès; la falta de consistencia de ERC intentando
girar su acción de gobierno hacia la administración de «las cosas». En
resumidas cuentas, Waterloo no gobierna pero influye en el tronco, la cabeza y
las extremidades del independentismo catalán. Una influencia que no se orienta
hacia los gravísimos problemas de la pandemia, la situación económica y los
problemas de la juventud, sino a la quimera, a la escenografía de las canciones
de gesta que nunca fueron.
Mucho
le costará a los socialistas catalanes enderezar este desaguisado. Ciudadanos se está convirtiendo en un grupúsculo
irrelevante y el Partido Popular seguirá con
la consigna de Carlos Bilardo: «al enemigo
ni agua», y más concretamente aquello de «písalo, písalo». Así pues, esto es
complicadísimo, porque tiene una componente teologal desde el independentismo:
las extrañas relaciones entre el padre, el hijo y el espíritu santo. Por más
señas: Junqueras, Aragonès y Puigdemont.
Colofón:
esta es una situación que me recuerda desgraciadamente los versos del famoso florentino:
«Ahi serva Italia, di dolore ostello, |
(Purgatorio, canto VI, vv.
76-78) |
Que Juan de Dios Calero, de santaferina natío, traduciría de esta manera tan rotunda: ´ ´Desgraciada Cataluña, dolorosamente esclava, chinchorro sin timonel en medio del gran follón, no eres provinciana sino una casa de putas´. El maestro Calero nunca justificó las licencias que se tomó en esta ruda traducción.
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