Isabel Díaz Ayuso ha
puesto una pica en su Flandes particular. Su entrevista, ayer, con Pedro Sánchez ha sido, en mi opinión, sólo un retorcido
instrumento pro domo sua. Ha sido un
encuentro pintoresco, cuyas consecuencias son, grosso modo, las siguientes:
consolidar la figura de Ayuso en el teatrillo político, mantener la tensión por
el reparto de la túnica sagrada en el interior del Partido Popular y hacer visible su competencia
con Pablo Casado desde
el salón de conferencias del palacio de La Moncloa, todo un simbolismo. Casado sale debilitado tras esa reunión.
Esta
es una disputa sorda –más bien entre bastidores, pero con los suficientes
indicios para sacar unas conclusiones aproximadas— que, en el terreno político,
se concretan en: el marchamo ideológico está en manos de Ayuso frente a un
indeciso Casado que brinca entre la ´derechita cobarde´ y los exabruptos de Vox; de un Casado que no
acaba de abandonar el Aranzadi, leído con ojos pitañosos.
Ayuso,
sin embargo, es clara como el agua clara, infantilmente rotunda a la búsqueda
de las siete llaves del sepulcro del Cid Campeador. «España, una grande y libre» como lema; es la
voz genuina de esos brotes antidemocráticos, de esas zonas de anomia social, de
esas élites de la economía, sector farfolla, preocupadas por el nuevo ciclo de
derechos sociales y de ciudadanía que se ha abierto en nuestro país; de esa
alta mesocracia, de momento madrileña. Es esa no irrelevante cáfila enfrentada
´teológicamente´ a Pedro Sánchez como almirante
y Yolanda Díaz, con el timón en la mano, hija y
nieta de rojos, forjada en los sueños de gentes como Rafael
Pillado, Manolo Amor Deus, Suso Díaz y el inolvidable Geluco
Guerreiro. Todos ellos del
comunismo de los sueños, no del de las pesadillas.
Chocante
partido este de Ayuso y Casado. Es posible que tenga un ala moderada, pero como
Nicodemo actúa, embozada, durante la noche. Aquí la disputa entre Ayuso y
Casado versa sobre quién es más atolondrado. En suma, quién gana el escapulario
mayor de la Adoración
Nocturna. Habrá pelea: cada cual
dispondrá de los duendes de su camarilla.
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