lunes, 29 de marzo de 2021

El calvario de Aragonès García



 

Semana de pasión para Esquerra Republicana de Catalunya, el partido más confuso de Europa. Aragonès García no pudo entrar en Jerusalén, montado en la borriquilla camino del martes de su no investidura. La casta sacerdotal del Sanedrín lo impidió. Waterloo no admite perder ni una  miaja de legitimismo que tiempo ha creó haber recibido. ERC por su parte entiende que, tras las elecciones autonómicas, se produce un «borrón y cuenta nueva», por lo que Puigdemont ya no es lo que fue. Puigdemont no es el ´presidente deseado´ ni  ´el presidente neto´. Sin capacidad para crear, pero con la suficiente fuerza (todavía) para impedir cualquier salida al colosal embrollo catalán.  La respuesta de los de Junqueras no es otra que la de aguantar el tipo. El catalán (aparentemente) impasible.

Semana de pasión, pues, para Aragonès García, si es que mañana no se produce un cambio en la orientación de voto de Waterloo. (Hasta el despistado de Fabrizio del Dongo está al tanto de ello).

Es, además, el momento más áspero en el interior del independentismo. Primero, ese movimiento ha perdido –quizás definitivamente-- su  sedicente característica unitaria; segundo, la densidad del conflicto inter secesionista es muy superior a la de todos ellos contra España.  Este plato se ha roto, y si alguna vez se juntaran los cachos, se verían las huellas de lo que aparentemente quiso disimular el pegamento Imedio.

Semana de pasión también para toda la sociedad catalana: se incrementa el jolgorio de la dolce vita ante la pandemia, lo que se traduce en su correlato de peores datos contra el virus; siguen cerrando bares humildes y restaurantes de Barcelona, algunos de postín.  

Y, sin embargo, como dice Salvador Illa, el vencedor de las elecciones, «los números dan para formar otro gobierno». Siempre y cuando los números dejen de ser entes abstractos y se conviertan en política.

Semana de pasión que tiene un problema: no sabemos cuándo cae el domingo de resurrección. Paradoja: corona de espinas para Aragonès; perfume de nardo para ungir los pies de Puigdemont.    

 

Post scriptum.---  

Venancio Sacristán: Lo primero es antes.

Coro: Flectamus genua. 

 

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