miércoles, 24 de marzo de 2021

Cataluña, espacio—tiempo: vacunas y gobierno


 Los independentistas de la cabaña de Waterloo tienen una especial relación con el tiempo. No con el atmosférico, sino con ese que estudiaron en su día los físicos de antaño (espacio dividido por la velocidad), que después matizó Einstein hasta hacerlo irreconocible o con esa   categoría, la durée, sobre la que filosofó muy francesamente Henri Bergson.

En las cosas del tiempo, los independentistas, de manera rutinaria, han puesto en marcha un extraño paradigma que sólo tiene vigencia para ellos mismos. Fijaron el tiempo que conduciría a la independencia, determinaron el tiempo que duraría el procés,  y –sobre todo— esculpieron en su estrambótico almanaque la hora, el día y el año en que España –o el Estado español--  estallaría por los aires. Suerte que en los muy viejos tiempos alguien acuñó la celebérrima expresión «cinc minuts de pagés» (cinco minutos de payés) como unidad de medida abstracta e interpretada siempre a gusto y discreción del que da largas al asunto. Cinco minutos de payés es el arbitrio del espacio—tiempo del independentista. Su objetivo no es otro que atemperar los nervios de la impaciencia gratuita.

No hablamos por hablar. Primer ejemplo, la Consejería de Salud dice que «la vacunación en masa será después de Semana Santa». Se ignora la relación entre vacunar y su realización física sea necesariamente «después de Semana Santa». Extraña situación: tomamos nota de que el domingo pasado se han puesto en Cataluña sólo 188 vacunas. ¿Han oído? De donde se infiere que el tiempo de vacunar en Cataluña, en manos del independentismo, tiene una extraña velocidad. Por ejemplo, a un servidor –setenta y ocho años--  todavía está sin vacunar. ´Pacencia´.

Extraña velocidad en ese elemental algoritmo espacio es igual a velocidad por tiempo (e = vt) cuando, también desde Waterloo, se afirma que «Cataluña puede tener gobierno en días o semanas». Una imprecisión que se formula a cosica hecha para significar que Aragonès Garcìa, como La Tarasca granadina del Corpus, sólo es útil para anunciar la moda de primavera—verano.  

Cuando el tiempo se confunde con la ratafía se abre la posibilidad de que Cataluña pueda ir todavía peor. Empezará a levantar cabeza cuando, siguiendo al filósofo—tornero de Chinchón, aprenda que «Lo primero es antes». 


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