1.---
«Menos mal que tenemos a la Iglesia que nos defiende de los Evangelios»,
afirmaba satisfecha una señorona granadina. Recuerdo dicha frase que expresaba
la alianza del dinero con el funcionariado de la Iglesia católica: los Evangelios
son la expresión de la radical ortopraxis de los cristianos y, por tanto,
necesitarían de la domesticación de sus contenidos. La alianza de Rouco y Cañizares con el mundo del
Parné. Ahora, tomando con fuente de inspiración el dictum de aquella jefa del beaterio santaferino, podríamos decir:
«Menos mal que tenemos a frau Merkel que nos
defiende de los ´frugales´». Los frugales,
o sea, Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, que han proclamado en el Boletín de
la Unión Europea la superstición
oficializada de que los países del Sur –especialmente España e Italia-- son unos manirrotos. Supremacismo de
campanario calvinista.
¿Quién
lo iba a decir?: doña Ángela mirando por las cosas del sur de Europa, ella que
hizo de las suyas con la Grecia de Tsipras. Son
las vueltas que da la vida.
El
plan de Merkel – Macron para la reconstrucción de Europa ha pasado de ser visto
como una esperanza desbordante a un chasco decepcionante. Son los golpes de
péndulo de los comentaristas diplomados de las barras de tabernas. Ni tanto ni
tan calvo: son así las cosas europeas. Pero, por si las moscas, conviene estar
al tanto: los frugales no son solamente
los aparatos político-administrativos de cada país, son también una parte no
desdeñable de sus opiniones públicas dispuestas a creer tales supersticiones
oficializadas: la indolencia del Sur, de esos países «donde florece el
limonero».
Los frugales
han dicho alto y claro que no están de acuerdo en: a) el montante de los fondos
que estipula el plan de reconstrucción, b) el porcentaje de las transferencias,
c) los criterios de su reparto, y d) la rapidez del desembolso de lo que va
destinado a España e Italia. Como diría El Padrino: «Son negocios, no problemas personales». Menos mal
que tenemos a Merkel que nos defiende de los frugales.
2.--- Sin embargo, ha aparecido el Diablo con su eviterno afán
por destruir España, según explica el pío Fernández Díaz en conversación campechana con Benedicto, el Enviado de
Pedro en la Tierra. El Diablo, aliado con los frugales –calvinistas ellos-- para romper España. La paradoja es que el
Diablo es el mismísimo Partido
Apostólico, los de Casado
casaseno que han apoyado en Europa las medidas de estrangulamiento de los
frugales contra el Sur, vale decir, contra España. El católico, apostólico y
romano Casado junto a los lansquenetes protestantes perpetrando el Saco de
Roma. Y de Madrid. Un patriotismo de tejeringos con chocolate. Hay un antecedente de este patriotismo del Partido Apostólico: cuando el hombre de Marbella llamó ´pedigüeño´ a Felipe González, que estaba negociando en Bruselas un incremento de los fondos europeos.
En
conclusión: España hundida por los lansquenetes antes que seguir en las manos
de Pedro Sánchez.
Poca
broma, pues. Porque no sabemos hasta qué punto los frugales pueden salirse con
la suya o la decisión final acabe siendo ni chicha ni limoná. Por lo que me
parece conveniente que el sindicalismo confederal español y la CEOE, de manera
conjunta, se entrevisten con sus colegas europeos para contrarrestar el celo de
los frugales.
Addenda.--- Leemos hoy en La Vanguardia que las Comunidades
autónomas deben al Estado la friolera de 181.000 millones de euros. Al subdirector del
diario barcelonés, el economista Manel Pérez, le ha sobrevenido esta ocurrencia: que se condone
dicha deuda. Me pongo el chubasquero para resistir la saliva de los taifas:
disiento radicalmente y me cierro a piedra y barro a tan insensata propuesta.
De prosperar tan golosa idea nos encontraríamos con que se crea un precedente
muy peligroso, de premio a la zahúrda fiscal. Cuestión distinta sería, por ejemplo, alargar
los plazos de la deuda y sus condiciones de pago.
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