Primer tranco
Es de Hospitalet y se llama Celestino. Celestino Corbacho. Que lo fue casi todo en el socialismo patrio: alcalde de la segunda ciudad más poblada de Cataluña, presidente de la Diputación de Barcelona. Ministro de Trabajo. Un cursus honorum envidiable. Celestino: mitad vertical, mitad campechano. Que últimamente paseaba su soledad hasta que fue llamado por Manuel Valls para formar parte de la candidatura a las elecciones municipales de Barcelona, inspirada por Ciudadanos. Celestino se cobijó en ese rincón de chichinabo que la jerga política llama independientes. De donde se supone que, así las cosas, nuestro hombre había abandonado la fe en Pablo Iglesias el Viejo y abrazado la causa contraria. Celestino pasó desparpajadamente del caño al coro.
Es de Hospitalet y se llama Celestino. Celestino Corbacho. Que lo fue casi todo en el socialismo patrio: alcalde de la segunda ciudad más poblada de Cataluña, presidente de la Diputación de Barcelona. Ministro de Trabajo. Un cursus honorum envidiable. Celestino: mitad vertical, mitad campechano. Que últimamente paseaba su soledad hasta que fue llamado por Manuel Valls para formar parte de la candidatura a las elecciones municipales de Barcelona, inspirada por Ciudadanos. Celestino se cobijó en ese rincón de chichinabo que la jerga política llama independientes. De donde se supone que, así las cosas, nuestro hombre había abandonado la fe en Pablo Iglesias el Viejo y abrazado la causa contraria. Celestino pasó desparpajadamente del caño al coro.
Segundo tranco
Ya
conocen ustedes la historia. Manuel Valls, Corbacho y Parera –la mitad del
grupo municipal de Ciudadanos--
favorecen sin condiciones la investidura de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona. Es el «mal
menor», que según Valls, evita que el segundo Maragall se haga con el bastón de
mando. Al grupo dirigente de Ciudadanos le sienta peor que un cólico nefrítico.
El dedo acusador de Valls se ha hecho insoportable a la derecha, que ha perdido
ya el desodorante. O sea, Ciudadanos. Y se produce el desenlace: Los de Rivera
rompen con Valls. ¿Qué hará Celestino?
Tercer tranco
Celestino
es hombre de decisiones rápidas, especialmente en los asuntos de intendencia.
Él, que votó con Valls –posiblemente con regusto vengativo contra su antiguo conmilitón,
el segundo Maragall-- no es inquietado
por los de Rivera. Ciudadanos puede soportar a Celestino, pero no a Valls.
Celestino que se salió del coro vuelve grupas. Solo hay un Dios y Rivera es su
Profeta. Él es simplemente Corbacho.
Algo más que una hipótesis
Rivera
observa que, tal vez, se le haya ido la mano vaciando Cataluña de dirigentes
rumbo a Madrid. Entiende que el grupo dirigente catalán está en precario y sus
miembros sin reconocimiento de la sociedad catalana. … Y se avecinan elecciones
autonómicas. Rivera no hace ascos al palmarés de Celestino. Sabe, además, que
no le negará por segunda vez. Así pues, le propone encabezar la lista de
Ciudadanos a las autonómicas. Eso sí, hay que simular que quien tuvo, retuvo.
Lo hará como independiente. Con una vela a Pablo Iglesias el Viejo y la otra
vela a Ana Patricia Botín.
Simplemente
Corbacho.
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