«Cuando
la política se convierte en religión, la discrepancia se convierte en
blasfemia». Es una frase de aquel Kissinger
de triste memoria, que ha recordado el letrado Melero, un defensor heterodoxo
de varios dirigentes independentistas en el juicio que se ha celebrado
recientemente. Kissinger sabía de qué
estaba hablando, pues convirtió el vino de la política exterior norteamericana
en el agua de una religión. Melero, a su vez, ha podido darse cuenta de los
contenidos teológicos del independentismo, como la única religión verdadera, a
pesar de las protestas de los Testigos de Jehová.
1.--
Ahora bien, como toda religión verdadera, el independentismo tiene sus
heterodoxias de mayor o menor enjundia. La cuestión es, con todo, que la
amplitud de tales heterodoxias ha llegado a un punto que: primero, los
conflictos entre clanes han llegado a tales extremos que amenazan la estabilidad de la
razón teologal antes compartida; segundo, el deshilachamiento de las relaciones
entre las diversas cofradías. Ahora, se ha trasladado a que la única religión
verdadera es la del independentismo particular del grupo A frente y contra al del
grupo B. Para entendernos: en un rincón de la sacristía está Esquerra Republicana de Catalunya y en el resto de los recovecos las diferentes
confesiones del gen post convergente. Cada grupo con su Sumo Pontífice, sus
ritos y sus costaleros. Más todavía, las terminales locales de cada cofradía se
pasan por la cruz de los leotardos las orientaciones que, en forma de bulas, se
envían para aplicar la política de alianzas municipales. El califato de
Waterloo no ha podido impedir la aparición de taifatos municipales.
2.-- Y comoquiera que se acerca el 11 de Setiembre,
significativos cardenales de las diversas creencias han diseñado que tan
significativa efemérides debe celebrarse bajo el signo de la «unitat
estratégica». Esto es, que todo el cuerpo místico tenga una sóla fe, una sola
espada frente y contra España. Unidad estratégica, pues, frente a los que
pactan heterodoxamente; unidad estratégica contra quienes, desde la cárcel, piden que se
facilite la investidura de Pedro Sánchez; unidad estratégica frente y contra
los que defienden que la hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los
cuadrados de los catetos en un triángulo rectángulo.
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