El
independentismo onírico tiene entre sus dirigentes políticos algunos personajes
que o bien están idos del colodrillo o son rematadamente ingenuos. Es el sector
liderado por el hombre de Waterloo
y, vicariamente, por su Enviado en la Tierra. Hace tiempo supimos que alguien,
convenientemente autorizado, se había dirigido a Israel en demanda de
financiación. Waterloo pensaba que sería coser y cantar. Y así se hizo constar en los corrillos del
independentismo onírico. De Tel Aviv no llegó ni un duro. De la comunidad judía
tampoco. Es como si hubieran recuperado el famoso cartel de las tabernas de
antaño, que diariamente anunciaba: “Hoy no se fía”.
El
independentismo onírico es, en cualquier caso, tozudo. Paralelamente a las
gestiones con Tel Aviv se hicieron otras tantas con China. En un documento
secreto –al final en manos de la Guardia Civil, que ya no es caminera-- el independentismo solicita 11.000 millones
de euros a los herederos de Mao para crear un banco central en Cataluña.
Sorprende que oníricamente hayan ignorado las relaciones de Pekin con los
nepalíes. Y, más todavía, ¿a santo de qué las autoridades chinas iban a echarle
un cable a los independentistas catalanes, ya sean del sector onírico o del
sector carne de membrillo? ¿Qué sacarían a cambio las autoridades chinas de
esta operación? Algo chocante, desde luego. Unos mentecatos intentando
convencer a una de las diplomacias más eficaces del mundo.
Waterloo
sigue esperando. Ni viene parné de Israel ni de China. Ni de los Macabeos, ni
de Fu Manchú. En todo caso, sí parece conveniente que preguntemos: “¿de dónde
saca Waterloo pa tanto como destaca?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario