«Aixó s´ha acabat…» Le señala Puigdemont a Toni Comín, naturalmente a
través de twitter. Primera hipótesis: se trata de un mensaje robado, dicen los
dos hombres de Bruselas. Segunda hipótesis: se ha pactado, cualquiera de los
dos o ambos, con el reportero la difusión del mencionado mensaje; o sea, puede
haber gato encerrado. En todo caso,
estamos ante un texto catártico: una catarsis al baño María. Que surge de la
sofocación tras constatar que ya no controla al presidente del Parlament de
Catalunya que ha ajornat lo que, en
principio, iba a ser la sesión de investidura.
Pero ¿qué es exactamente lo que
se ha acabado?
No son pocos los que atribuyen
al texto la muerte del independentismo: ya hemos oído el repicar de las
campanas de dirigentes políticos y tertulianos de diversa laya. Hay que ser más
precavidos. De momento, lo más visible es el encontronazo público entre Esquerra Republicana de Catalunya
y los devotos de Puigdemont. Lo que insinúa –digo insinúa, de momento-- una nueva fase. Este encontronazo también
tiene su expresión en el twitter: «los nuestros nos han sacrificado, al menos a
mí». Fuego a discreción.
De momento podemos tener las
siguientes seguridades: que seguimos sin saber qué piensa hacer exactamente el
hombre de Bruselas; que las relaciones entre las diversas fuerzas políticas
independentistas se han deteriorado mucho; que dentro del PDeCAT están
surgiendo voces críticas contra del numantinismo de Puigdemont.
No está descartado que
Puigdemont se desdiga de sus palabras. Hasta es posible que las disfrace
dándonos otra interpretación. De hecho, algunos de sus devotos ya lo están
haciendo. Pero, en todo caso, ese «aixó s´ha acabat» encierra una verdad como
la catedral de Girona: el procés, tal
como se había concebido, está muerto. Derrotado y auto derrotado. A partir de
ahora –con o sin el hombre de Bruselas--
las cosas serán, están siendo ya en parte, diferentes.
Ya veremos de qué manera se va a
expresar el independentismo a partir de ahora. Si la crisis entre los partidos
que lo conforman se agudiza –de un lado, para salvar los muebles y, de otro
lado, para conseguir la hegemonía del cantar de gesta-- será muy dificultosa la dirección política de
ese neoprocés. Se pasará a una serie
de movimientos desordenados y a una proliferación de chiringuitos pugnando
entre sí por la dirección y control de todo lo que parece que se mueve. Y,
ciertamente, siguiendo las viejas tradiciones: la revolución, como Saturno,
devora a sus propios hijos.
Y de aquí a una situación
anómica. A una Brigada
Brancaleone, versión medieval del ejército de Pancho Villa, sin orden ni concierto. Con
lo que la capacidad de mediación e interlocución será casi imposible. Para eso
está Mariano que, siguiendo las tradiciones, se esforzará en volver a meter la pata. Forma parte de la
dramaturgia de lo que estamos viviendo desde hace años.
Radio Parapanda.— De nuevo en
los ciber quioscos Pasos a la Izquierda: http://pasosalaizquierda.com/?p=3497.
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