Inés Arrimadas
va dando trompicones con relación a la convocatoria del 8 de Marzo, día
Internacional de la Mujer trabajadora. No se olvide: de la Mujer trabajadora.
Primero dijo que las reivindicaciones del llamamiento de las huelgas convocadas
(dos horas por turno) eran «anticapitalistas». En todo caso, reconoció que no
había leído el texto de la convocatoria. Pasados varios días y sin descomponer
su figura ha declarado que son «ideológicas».
Conviene recordar que Ciudadanos nunca tuvo claro
determinadas cuestiones que siempre fueron básicas para el movimiento feminista,
y Arrimadas seña y contraseña de dicho partido. Mucho ruido provocaron
determinadas formulaciones en torno al aborto, que figuraban en el programa
electoral de las primeras elecciones generales a las que se presentaron. Que
fueron acompañadas posteriormente de
desmentidos no menos confusos.
Es anticapitalista e ideológica
la reivindicación central de este 8 de Marzo, según Arrimadas: la ruptura de la
brecha y la equiparación de los salarios entre hombres y mujeres. Lo dice,
ciertamente, quien no la ha sufrido ahora. No recuerdo que ningún tratadista
del capitalismo, medianamente serio, haya formulado nunca semejante disparate.
Sin embargo, la joven Arrimadas no se corta, tal vez no queriendo dejar ningún
espacio abierto a Celia
Villalobos, que, cuando llevaba polisón, militaba en la Joven Guardia
Roja. De donde puedo sospechar que lo que huela a feminismo y, sobre todo, a
sindicato le provoca alferecía a la dirigente de Ciudadanos.
Las declaraciones son un
disparate caballuno. En realidad propias de un neoliberalismo de cartón piedra.
Que vienen a demostrar que, bajo el disfraz de modernidad y renovación,
encierran posturas viejunas que ni siquiera el alcanfor puede salvar.
Nota. En la foto tenemos a Nati Camacho, histórica dirigente de CC.OO. y alma de
la Federación textil. Son incontables las veces que juntos pasamos la frontera
clandestinamente.
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