1.-- Hace siglos que alguien
alertó sobre ello. Pongamos que hablo de Nicolás
Maquiavelo que, en su obra cumbre, Los
discursos de la primera década de Tito Livio, prevenía sobre ciertos
disparates de la política. Le damos la palabra:
«Es un mal ejemplo no observar
una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho; y renovar cada día nuevas
injurias en la ciudad es peligrosísimo para el que la gobierna».
Maquiavelo, que lee atentamente
a Tito Livio, propone esa consideración a
propósito del golpe que dio el cónsul romano Apio Claudio (451 a. de C.)
instaurando el decenvirato y los desórdenes que provocó.
2.-- Carles Puigdemont propone eliminar las disposiciones que rigen
de qué modo se debe investir al presidente de la Generalitat y, de esa
manera, ser elegido para tal cargo, que ejercería con plenos poderes desde
Bruselas o donde el viento le llevara. Su cofradía le sigue a pies juntillas;
Esquerra Republicana de Catalunya deshoja la margarita. Se encuentra
entre la espada del hombre de Bruselas y el sonoro chillerío de quienes se han
perfeccionado en la técnica de la rabia (rauxa).
Ahora bien, ¿ha perdido
Puigdemont algunos tornillos de su cabeza? Hay quien lo piensa así. Yo creo que la
recurrente mandanga del hombre de Bruselas tiene dos objetivos. Pero séame
permitido, para aclararlo, un breve inciso. Primero, fracasado y auto
fracasado el procés, es necesario –debe pensar nuestro hombre— que se debe
alimentar el rescoldo. Se trata de organizar un ciclo de acumulación de nuevos
agravios: España no nos permite ser libres; los españoles siguen siendo
intratables; no nos permiten auto gobernarnos. En otras palabras, los nuevos
agravios llueven a cántaros sobre los viejos, los de toda la vida. Este es el
primer objetivo: la tempestad de nuevos agravios. A partir de ahí, toda las
consecuencias de ello recaerán genéricamente contra España.
El segundo objetivo es el
mantenimiento de la llama sagrada. Se trata de impedir el olvido. Porque, de
entrar en una fase de normalización institucional en Cataluña, el hombre de
Bruselas desaparecería de las portadas de los telediarios y de las páginas de
los periódicos. No estar en el candelero tiene un coste que este caballero no
podría soportar. La conducta seguirá siendo leña al mono hasta que hablé
inglés.
3.-- Supongamos ahora que se entra en una fase de
normalización. Los mentideros barceloneses insisten en que Elsa Artadi podría tener
muchas papeletas para ser investida a la presidencia de la Generalitat.
Brillante tecnócrata educada en los pechos de Harvard y otras universidades de
ringorrango. Hay quien afirma que Esquerra e incluso la CUP estarían dispuestos a ello si la
propone Junts per Puigdemont.
Un sapo de difícil digestión.
Elsa Artadi, ex asesora del Foro
de Davos y del Banco Mundial, arquitecta de las políticas de recortes en
Cataluña, discípula de Serra Martín, es una figura emergente del
neoliberalismo. En fin, una biografía que debería inquietar a los dirigentes de
Esquerra y, provocar alferecía, en los anticapitalistas de la CUP. Sin embargo, tal vez
Esquerra y los cuperos estén gritando ahora, como aquel Ricardo famoso: «Un
caballo, un caballo. Mi reino por un caballo».
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