sábado, 10 de febrero de 2018

Desvelando la conducta de Puigdemont. Elsa Artadi en la rebotica




1.-- Hace siglos que alguien alertó sobre ello. Pongamos que hablo de Nicolás Maquiavelo que, en su obra cumbre, Los discursos de la primera década de Tito Livio, prevenía sobre ciertos disparates de la política. Le damos la palabra:

«Es un mal ejemplo no observar una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho; y renovar cada día nuevas injurias en la ciudad es peligrosísimo para el que la gobierna».

Maquiavelo, que lee atentamente a Tito Livio, propone esa consideración a propósito del golpe que dio el cónsul romano Apio Claudio (451 a. de C.) instaurando el decenvirato y los desórdenes que provocó.

2.--  Carles Puigdemont propone eliminar las disposiciones que rigen de qué modo se debe investir al presidente de la Generalitat y, de esa manera, ser elegido para tal cargo, que ejercería con plenos poderes desde Bruselas o donde el viento le llevara. Su cofradía le sigue a pies juntillas; Esquerra Republicana de Catalunya  deshoja la margarita. Se encuentra entre la espada del hombre de Bruselas y el sonoro chillerío de quienes se han perfeccionado en la técnica de la rabia (rauxa).

Ahora bien, ¿ha perdido Puigdemont algunos tornillos de su cabeza? Hay quien lo piensa así. Yo creo que la recurrente mandanga del hombre de Bruselas tiene dos objetivos. Pero séame permitido, para aclararlo, un breve inciso. Primero, fracasado y auto fracasado  el procés, es necesario –debe pensar nuestro hombre— que se debe alimentar el rescoldo. Se trata de organizar un ciclo de acumulación de nuevos agravios: España no nos permite ser libres; los españoles siguen siendo intratables; no nos permiten auto gobernarnos. En otras palabras, los nuevos agravios llueven a cántaros sobre los viejos, los de toda la vida. Este es el primer objetivo: la tempestad de nuevos agravios. A partir de ahí, toda las consecuencias de ello recaerán genéricamente contra España.

El segundo objetivo es el mantenimiento de la llama sagrada. Se trata de impedir el olvido. Porque, de entrar en una fase de normalización institucional en Cataluña, el hombre de Bruselas desaparecería de las portadas de los telediarios y de las páginas de los periódicos. No estar en el candelero tiene un coste que este caballero no podría soportar. La conducta seguirá siendo leña al mono hasta que hablé inglés.

3.--  Supongamos ahora que se entra en una fase de normalización. Los mentideros barceloneses insisten en que Elsa Artadi podría tener muchas papeletas para ser investida a la presidencia de la Generalitat. Brillante tecnócrata educada en los pechos de Harvard y otras universidades de ringorrango. Hay quien afirma que Esquerra e incluso la CUP estarían dispuestos a ello si la propone Junts per Puigdemont. Un sapo de difícil digestión.

Elsa Artadi, ex asesora del Foro de Davos y del Banco Mundial, arquitecta de las políticas de recortes en Cataluña, discípula de Serra Martín, es una figura emergente del neoliberalismo. En fin, una biografía que debería inquietar a los dirigentes de Esquerra y, provocar alferecía, en los anticapitalistas de la CUP. Sin embargo, tal vez Esquerra y los cuperos estén gritando ahora, como aquel Ricardo famoso: «Un caballo, un caballo. Mi reino por un caballo». 



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