La valoración de lo ocurrido hoy
1 de Octubre en Cataluña estará en función de los intereses de cada cual. O
sea, cada ascua se arrimará a la sardina de su conveniencia. No importan los
datos, sino el diapasón de la batalla mediática. Se seguirá, pues, con la
exhibición de músculo y cada cual mantendrá su particular prosopopeya mientras
haya rescoldo. ¿Vamos a estar así toda
la vida? ¿Van a seguir tapándose los problemas con las banderas? ¿Seguirán los
dirigentes políticos empeñados en exhibir que su meada es más larga que la del
adversario? Más todavía, ¿seguirán las cargas policiales que, en algunas
ocasiones, han sido desproporcionadas e inútiles, un recurso gubernamental contra
los manifestantes del día de hoy?
Mantengo lo dicho en el https://manifest21s.com/. Ahora, tras lo manifestado en dicho
documento, quiero añadir: es preciso dejar unos cuantos días para que cada cual
celebre, según su paladar, lo ocurrido el día de Octubre. Sólo unos cuantos
días. Y, a continuación, la política debe meterse en harina. O sea, hay que
pasar de la épica de los hunos y el
administrativismo de los hotros a procurar solucionar el problema. No hacerlo
significaría mantener vivas las brasas de lo que ya no es un problema catalán
sino de Estado.
La duda está en quiénes serían
los interlocutores de la necesaria negociación política. Pues todo indica que
quienes se han empecinado en no encontrar una solución seguirán con las espadas
en alto y la porra policial para justificar sus respectivas incompetencias. Son
los hábiles descomponedores a machamartillo.
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