Hay que aclarar las cosas. Y
pronto. Porque podría estar en juego la
autonomía e independencia del sindicato con relación al ejercicio del
conflicto. El asunto, pues, no es irrelevante.
Tras la rechazable intervención
de las fuerzas de Orden Público durante el día 1 de Octubre, la Taula per la Democràcia
(sindicatos, organizaciones empresariales de las pymes y entidades
soberanistas) convocaron lo que se dio en llamar una aturada de país. O, para entendernos, paros y huelgas como
respuesta a aquella intervención policial. Algunos arrugamos la nariz al no
entender el extraño unitarismo de aquella convocatoria donde, juntos y
revueltos, andaban las organizaciones empresariales (pymes, hemos dicho) y los
sindicatos. Hubo quien la calificó de huelga subvencionada. Aunque habrá que
añadir que dicha subvención no afectaba al sector privado.
¿Por qué subvencionada? Porque
el Departament d´Economia, que rige Oriol Junqueras, dejó
sentado que no descontaría de la nóminas el día de huelga. Lo que no afectaba a
la empresa privada. Así las cosas, se producía una división de las
consecuencias del conflicto entre quienes no se verían afectados y quienes
verían que se les descontaba el día de huelga.
Ayer, sin embargo, desde el
mismísimo Departament d´Economia se informaba que el día de huelga sería
descontado a los funcionarios de la Generalitat. Oh, cielos: de la huelga
subvencionada se pasa, en menos que canta un gallo, a meterle la tijera a los huelguistas.
Eso sí, comoquiera que Junqueras ha reiterado ad nauseam que «som bona gent»,
el descuento será en cómodos plazos.
Naturalmente, tras ese gesto
caritativo de la escatología independentista, los sindicatos reaccionan
airadamente: la convocatoria se decidió en el Govern catalá sin consultarnos
previamente. Lo que provoca la respuesta de los masoveros de Junqueras: «No
todo lo que se aprueba en el govern se publica en el Diari Oficial de la
Generalitat». Que es cosa sabida por los mortales, aunque recientemente ha sido
descubierta por algunos.
Es lo que tiene ese extraño
constructo de «huelgas patrióticas» que, en esta ocasión, se ha caracterizado
porque alguien disfraza el lock out de noviembre para no infundir sospechas.
Que alguien desde la Torre del Homenaje convoca, pero el pueblo llano pone los
efectivos. Y finalmente se produce el castizo «si te he visto, no me acuerdo».
En resumidas cuentas, aquella huelga «de país» en su obscura confusión.
Post scriptum. El sábado pasado Helios López Roig me regaló un libro muy sugerente
según él: En pos del Milenio (Editorial Pepitas de Calabaza) de Norman Cohn. En su amable dedicatoria puede leerse
«aquí tienes algunas pistas de lo que nos está pasando ahora». Veremos, me digo
para mis adentros. HLR tiene buen olfato.
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