El discurso de Puigdemont en el Parlament
de Catalunya se podría calificar de política hermafrodita. De un lado, un
planteamiento claramente independentista; y, de otro lado, un desenlace de
demora del problema. Por una parte declara la independencia de Cataluña, de
otra la deja en suspenso durante un impreciso ´cierto tiempo´, unas semanas. Así pues, de
hecho, las cosas están más confusas que antes, aunque formalmente cabe una
posibilidad de que ese cierto tiempo se aproveche.
Puigdemont se ha visto obligado
a dejar en suspenso su declaración porque la presión que ha recibido desde ciertas
instancias internacionales ha sido enorme, por lo que necesitaba hacer ese
gesto estético y, también aunque en menor medida, por el agobio que le supone
la marcha de las sedes sociales de importantes empresas a otras comunidades
autónomas. Al mismo tiempo, Puigdemont podría estimar que, durante ese ´cierto
tiempo´, unas semanicas, el Gobierno español diera un mal paso que restara aliados, políticos y
mediáticos, al hombre de Pontevedra. Y credibilidad en la escena internacional,
no es casual que esta suspensión de lo declarado coincida al pie de la letra
con la propuesta torticera a la eslovena de su eurodiputado Tremosa.
Formalmente ese ´cierto tiempo´
--menos da una piedra-- abre alguna
posibilidad de una negociación. Ahora bien, conviene darle valor a los
conceptos. Una negociación ¿con qué contenidos y sobre qué? Puigdemont quiere negociar cómo se va Cataluña
de España, no en qué condiciones quedarse. La prueba más inmediata de ello está en que la
declaración de independencia la justifica en los resultados del “referéndum” del 1 de Octubre como fuente de legalidad y
legitimación. Como genoma del nuevo Estado catalán. Pero suspende la
declaración durante un tiempo, que ya ha indicado que no serán meses, sino tal
vez semanas, como un gesto de buena voluntad. En todo caso, para compensar al apostolado militante, los diputados de Junts pel Sí firman una declaración de principios manteniendo los objetivos de la declaración unilateral de independencia (1).
Las conclusiones de Puigdemont
cayeron con una jarra de agua helada en la CUP. Cara de pocos amigos, no
aplauden el discurso. Con lo que la CUP aprovechará, sin duda, ese ´cierto
tiempo´ para promover movilizaciones, que mezclarán –cosas veredes-- al hombre de Pontevedra con el calzonazos de
Puigdemont (Roma no paga traidores). En otras palabras, el alto voltaje seguirá instalado en Cataluña.
¿Negociación? Por supuesto.
Negociación para que Puigdemont retire de manera definitiva su declaración de independencia.
Y mientras se produce esa hipotética negociación el hombre de Pontevedra no
debería poner en marcha ninguna medida que lo dificultara. Oiga, caballero, no joda usted la marrana.
1) http://www.lavanguardia.com/politica/20171010/431970027817/declaracion-de-independencia-catalunya.html
1) http://www.lavanguardia.com/politica/20171010/431970027817/declaracion-de-independencia-catalunya.html
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