Primer tranco
Todo lo que no sea
hablar, ahora mismo, de las elecciones norteamericanas son pequeñeces. Así es
que vamos a esperarnos unos días para sacar conclusiones. Entre otras cosas
porque, contra lo que la mayoría de la gente cree, las votaciones que se han
dado no son exactamente para elegir presidente y vicepresidente sino para
designar a los ´grandes electores´, es decir, al Colegio electoral. Este
Colegio es quien decide quién es el presidente. Téngase en cuenta que el
miembro del Colegio no está obligado a seguir el resultado de las votaciones en
su propio Estado, aunque en muy pocas ocasiones se ha dado el tamayazo. De manera que vamos a hablar de, comparado con
lo anterior, de nuestras pequeñeces.
Segundo tranco
Observo
que una de las líneas de intervención mediática del caso que se ha dado en
llamar el Estado mayor del procés es
centrarse en la aparatosidad de ese pintoresco Victor Tarradellas, el responsable de Puigdemont para las relaciones
Waterloo -- Moscú y del prometido envío de los Diez Mil Hijos de Putín para, armados hasta
el cielo de la boca, liberar Cataluña de España. Comoquiera que tan caballuna
grotesquez tiene suficiente gancho mediático se desvía la atención de algo
realmente substantivo: las oscuras fuentes de financiación de Waterloo «y sus circunstancias».
Primera
conclusión provisional: la sombra de la corrupción convergente es alargada. Los
gestores del Tresporciento han sido
substituidos por ese ex diputado Xavier Vendrell, ex cachorrillo de la organización terrorista Terra Lliure y ex diputado
de ERC. Así pues, la mancha de la mora de la conexión
Waterloo – Moscú oculta la mancha de los trapicheos millonarios –en euros y
bitcoins— de esa trama intendente del procés
«y sus circunstancias». Se despejó, pues, la incógnita del de dónde saca pa tanto como destaca el hombre de
Waterloo.
No
habrá reprobación moral de estos manejos por parte de los capitostes del
gobierno catalán. Porque esos dineros iban dirigidos –dirán— a un fin tan noble
como la independencia de Cataluña. Lo hubo, ciertamente, contra el tres por
ciento de Artur Mas
«y sus circunstancias». Sin embargo –aclararán
sus post post post-- aquello fue para
financiar al partido, no a Cataluña. Así es que todo por Cataluña: la doble
moral, la doble verdad y la doble
contabilidad.
Tercer tranco
Lo
dicho: nuestras cosas son pequeñeces, comparadas con lo que se ventila en
América del Norte. Pero son nuestras pequeñeces. De momento sólo nos queda «esperar
y barajar», como aconsejó el lastimado Durandarte
en la famosa cueva de Montesinos.
Post
scriptum.--- Con Trump o
sin Trump, «lo primero es antes». Así lo enseñaba don Venancio
Sacristán.
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