miércoles, 4 de noviembre de 2020

Elecciones americanas y algunas de nuestras cosas


 

Primer tranco

 

Todo lo que no sea hablar, ahora mismo, de las elecciones norteamericanas son pequeñeces. Así es que vamos a esperarnos unos días para sacar conclusiones. Entre otras cosas porque, contra lo que la mayoría de la gente cree, las votaciones que se han dado no son exactamente para elegir presidente y vicepresidente sino para designar a los ´grandes electores´, es decir, al Colegio electoral. Este Colegio es quien decide quién es el presidente. Téngase en cuenta que el miembro del Colegio no está obligado a seguir el resultado de las votaciones en su propio Estado, aunque en muy pocas ocasiones se ha dado el tamayazo.  De manera que vamos a hablar de, comparado con lo anterior, de nuestras pequeñeces.

 

Segundo tranco

 

Observo que una de las líneas de intervención mediática del caso que se ha dado en llamar el Estado mayor del procés es centrarse en la aparatosidad de ese pintoresco Victor Tarradellas, el responsable de Puigdemont para las relaciones Waterloo --  Moscú y del prometido envío de los Diez Mil Hijos de Putín para, armados hasta el cielo de la boca, liberar Cataluña de España. Comoquiera que tan caballuna grotesquez tiene suficiente gancho mediático se desvía la atención de algo realmente substantivo: las oscuras fuentes de financiación de Waterloo «y sus circunstancias».

Primera conclusión provisional: la sombra de la corrupción convergente es alargada. Los gestores del Tresporciento han sido substituidos por ese ex diputado Xavier Vendrell, ex cachorrillo de la organización terrorista Terra Lliure y ex diputado de ERC.  Así pues, la mancha de la mora de la conexión Waterloo – Moscú oculta la mancha de los trapicheos millonarios –en euros y bitcoins— de esa trama intendente del procés «y sus circunstancias». Se despejó, pues, la incógnita del de dónde saca pa tanto como destaca el hombre de Waterloo.

No habrá reprobación moral de estos manejos por parte de los capitostes del gobierno catalán. Porque esos dineros iban dirigidos –dirán— a un fin tan noble como la independencia de Cataluña. Lo hubo, ciertamente, contra el tres por ciento de Artur Mas «y sus circunstancias».  Sin embargo –aclararán sus post post post--  aquello fue para financiar al partido, no a Cataluña. Así es que todo por Cataluña: la doble moral, la  doble verdad y la doble contabilidad.

 

Tercer tranco

 

Lo dicho: nuestras cosas son pequeñeces, comparadas con lo que se ventila en América del Norte. Pero son nuestras pequeñeces. De momento sólo nos queda «esperar y barajar», como aconsejó el lastimado Durandarte en la famosa cueva de Montesinos.

Post scriptum.--- Con Trump o sin Trump, «lo primero es antes». Así lo enseñaba don Venancio Sacristán.

 

 

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