Chocante
estética: Íñigo Errejón informa que no asistirá
a la reunión para que sus miembros «puedan expresar con libertad sus puntos de
vista». No es una reunión cualquiera, de trámite. Se va a discutir si su
partido, Más Madrid, presenta candidaturas para
las próximas elecciones generales. Más todavía, tampoco dichas elecciones son
de puro trámite.
Primeras
cuestiones un tanto quisquillosas: si Errejón se abstiene de acudir a una
reunión en tales condiciones es de cajón que el grupo dirigente es un cuerpo
fofo. Veletas que cambian de opinión según los humores del líder. Cosa que no
creo.
Si,
por otra parte, tan extraña estética vale para el primer dirigente, en pura
lógica debería ser válida para el conjunto de las estructuras de la
organización. Y para todos y cada uno de los temarios en discusión. Si, por lo
demás, se exige al líder que dirija, lo que comporta hacer propuestas y
verificar lo anteriormente aprobado, ¿por qué renunciar a defenderlas en los
órganos competentes? Extraña concepción. Pero, por reducción al absurdo, habría
que defender que el dirigente nunca hablara en los medios de difusión. Con la
idea, por supuesto, de garantizar la libertad de la afiliación. Y, puestos ya
en esa lógica de baratillo, la conclusión es que tampoco el líder hablara nunca
en las reuniones del partido. O lo que es lo mismo: el líder convertido en
reina madre.
Ahora
bien, comoquiera que sabemos que el grupo dirigente de Más Madrid es
absolutamente libre para opinar lo que cada cual tenga a bien, la excusa de
Errejón no va por donde dice ir. Entonces, yo me malicio de lo siguiente: si la
decisión que se toma es la de acudir a las elecciones, Errejón podrá argüir que
no es responsable de que haya más división en la izquierda. Pura sofistería.
P/S. Si el Granada ganó ayer al Barça –y lo hizo
holgadamente-- en las próximas
elecciones generales puede pasar cualquier cosa. Felicidades a la Tierra del
Chavico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario